José Alberto Martín-Toledano. Abogado. Miembro del Comité Ejecutivo Autonómico del Partido Popular de Castilla-La Mancha. «La economía, estúpido» fue la frase clave en el equipo de campaña electoral de Bill Clinton en 1992 en su enfrentamiento contra George H. W. Bush (padre), para centrar su campaña en los problemas económicos de los votantes y así lograr dar la vuelta a las encuestas y convertirse en presidente de los Estados Unidos.
La frase se ha popularizado como «es la economía, estúpido» y la estructura de la misma ha sido utilizada para destacar las claves que se consideran esenciales en la resolución de cualquier problema, sea la materia que sea.
No es ningún insulto, es una fórmula ampliamente utilizada internacionalmente para reclamar la máxima atención sobre la cuestión que se considera como la clave esencial de la resolución de una crisis.
Así es como empleo la frase, “es el colapso, estúpido”, en este artículo de opinión, para determinar cuál es para mí la clave en la lucha contra la pandemia del COVID-19.
Estamos ante una situación de enorme gravedad, una pandemia mundial ocasionada por la extensión sin freno de este nuevo coronavirus.
Una vez recuperados del choque emocional de la noticia debemos buscar con urgencia la clave esencial para superar esta crisis.
No tengo ninguna duda después de escuchar y analizar lo dicho por los expertos. La clave es EVITAR EL COLAPSO de los servicios sanitarios y de aquellos otros imprescindibles para mantener el orden mínimo de funcionamiento cotidiano de nuestra sociedad.
Los ciudadanos sienten vértigo ante la avalancha de información de todo tipo y esperan respuestas claras y recomendaciones precisas. Sin embargo, su angustia aumenta, les desorienta y les producen perplejidad los argumentos cambiantes de las autoridades gubernamentales que han pasado de pedir tranquilidad y prudencia ante “un virus parecido a la gripe y de escasa mortalidad” a anunciar “una emergencia sanitaria sin precedentes que será difícil y duro de superar.”
¿Cual es la realidad? ¿Qué debemos hacer los ciudadanos? ¿Es tan grave la situación?
Las preguntas tienen una respuesta única. Sí, la situación es muy grave y los ciudadanos somos esenciales para superar la crisis sanitaria, evitar más muertes y lograr la recuperación económica lo antes posible.
El objetivo esencial que cada ciudadano debemos tener presente, con un cartel pegado en nuestra frente, es tomar todas las decisiones tendentes a prevenir la extensión de este virus altamente contagioso. EVITAR A TODA COSTA EL COLAPSO DE LOS SERVICIOS SANITARIOS Y OTROS SERVICIOS PÚBLICOS IMPRESCINDIBLES.
Para ello debemos seguir los consejos médicos de prevención, no viajar salvo que sea imprescindible, salir de casa lo mínimo posible y NO IR AL CENTRO DE SALUD O AL HOSPITAL SI TENEMOS SÍNTOMAS, en ese caso llamar a los teléfonos de información y permanecer en nuestro domicilio.
Los casos de muerte pueden ser relativamente moderados. Se habla ahora de alrededor del 3% , que no es poco, y de efectos leves entre el 80% de los afectados. Pueden ser ciertas y cumplirse estas previsiones. Pero lo que es plenamente seguro es que, si no logramos limitar los contagios de manera drástica y evitar con ello la progresión exponencial de los enfermos, la sanidad llegará al colapso, no habrá recursos suficientes para curar y nuestros profesionales sanitarios estarán también afectados por el virus.
Lo dramático es que no sólo no se podrá atender a los enfermos del COVID-19 que necesiten atención médica, sino que el resto de pacientes aquejados de enfermedades graves y necesitados de tratamientos u operaciones inaplazables también se verán afectados por el colapso sanitario. Situación que provocará suspensiones en cadena de dichos tratamientos y operaciones y muertes que deberían haberse evitado.
Por eso es de vital importancia el liderazgo de las autoridades públicas, actuando siempre conforme a criterios técnicos y perfectamente coordinadas entre ellas. Tomando decisiones que tienen que lograr frenar la expansión de los contagios para situarlos a unos niveles que puedan ser asumidos por nuestro sistema sanitario.
La pregunta es ¿existe liderazgo en el Gobierno? ¿Están coordinadas las administraciones públicas? La respuesta es triste, de momento no. Decisiones políticas como las de promover las manifestaciones del domingo 8 de marzo o como los enfrentamientos sobre el cierre de colegios hacen perder credibilidad. Pero no perdamos la esperanza de que se rectifique y se aplique el sentido común, es extremadamente urgente e imprescindible. La declaración del estado de alarma es una oportunidad para ello.
Los servicios sanitarios son los que están y estarán más tensionados, al límite de sus posibilidades. Pero no olvidemos que también necesitaremos para evitar el tan temido colapso, los servicios de seguridad ciudadana que prestan la Guardia Civil y el resto de policías, los penitenciarios, los de emergencias, tales como los bomberos o Protección Civil, la asistencia a los mayores y discapacitados, los de limpieza en edificios e infraestructuras, en las calles, los de recogida y tratamiento de residuos de todo tipo, etc, sin olvidar que posiblemente será necesario utilizar los del ejército.
No caigamos ni en el pasotismo, ni el pánico. En esta situación los españoles en conjunto e individualmente tenemos una enorme responsabilidad. En nuestras manos está depositada un arma formidable: poder frenar la expansión del virus y poder vencerle. Conocemos las recomendaciones, apliquémoslas con rigor.