Carmen Quintanilla Barba. Presidenta nacional de AFAMMER.- La incultura, la falta de educación, la falta de valores, la intolerancia y el MACHISMO, nos MATAN. Matan sin piedad, sin remordimiento de conciencia, sin sensibilidad, aplicando una crueldad que es un lastre para nuestra sociedad actual y que costará mucho tiempo erradicar de ella.
Es duro que las mujeres no podamos caminar tranquilas por la calle, sin mirar atrás para ver si nos siguen, para ver si podemos continuar sin acelerar el paso con urgencia por llegar sanas y salvas a nuestros hogares.
Es incomprensible que no sintamos libertad para decidir si queremos o no continuar con una relación de amor; porque las historias se acaban, pero con ellas no podemos tolerar que lo haga también nuestra vida.
Las cifras de mujeres asesinadas siguen creciendo sin pausa. Este 2020 lleva consumido menos de dos meses y diez mujeres ya han sido asesinadas a manos de sus parejas. Las últimas este mismo fin de semana, que nos ha teñido de negro, de dolor, pero también de rabia porque no encontramos una solución viable para dar fin a este problema que nos afecta y nos destruye como sociedad.
Con estos dos crímenes producidos en menos de 24 horas, el número total de mujeres asesinadas desde 2003 son ya 1.043.
No podemos aceptarlo. No podemos tolerar ni una mujer asesinada más. Nuestra reivindicación no puede quedar en un simple día de luto, crespones morados y banderas a media asta. Hay que hacer mucho más. Tenemos que condenar por ley de forma más dura, dotar a nuestros municipios y ciudades de más servicios que velen por las mujeres, que brinden la seguridad que se necesita para denunciar, para asesorar y para protegerlas de los agresores.
De nada sirve que hace dos años se alcanzase un Pacto de
Estado contra la violencia de género y hoy, más de dos años después siga sin
ponerse en marcha. Basta ya de medias tintas y de verborrea. Tenemos que pasar
a la ejecución de medidas. Una mujer que se salve con ellas será suficiente
justificación para los esfuerzos empleados.