Juan José Rubio Guerrero, catedrático de Hacienda Pública y decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UCLM.- España ha experimentado una recuperación económica equilibrada durante los últimos cuatro años.
En 2018, la economía creció a una tasa del 2,4%, principalmente debido a un sector de construcción activo y al aumento del gasto público. Sin embargo, un menor consumo de los hogares y una caída en las inversiones comerciales, junto con problemas estructurales como un presupuesto nacional desequilibrado y un alto déficit fiscal y deuda pública, comienzan a ralentizar la tasa de crecimiento en 2019. Al cierre del 2019, se prevé una nueva desaceleración para la economía española en 2019 y 2020 (2,1% y 1,7%, respectivamente), en medio de la incertidumbre política nacional e internacional , un posible aumento de la presión fiscal, un crecimiento mundial débil y el nuevo aumento del proteccionismo.
Tras el ilegal referéndum catalán de 2017 para lograr la independencia de España y la posterior medida reacción del gobierno central, el año 2018 también se caracterizó por la incertidumbre política en España. De hecho, en junio de 2017, el ex primer ministro Mariano Rajoy perdió un voto de confianza y fue reemplazado por el líder opositor Pedro Sánchez del Partido Socialista, funcionando desde entonces con gobiernos provisionales. Al mismo tiempo, los movimientos nacionalistas y populistas han ido ganando impulso, como lo demuestra la victoria en las elecciones regionales en Andalucía del partido de derecha, Vox. Dinámica que se ha visto confirmada en las dos elecciones generales con la consolidación de estos partidos radicales y que abre una incognita tras la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y sobre la conformación de un nuevo gobierno en los albores del 2020.
El debate sobre la combinación más adecuada de políticas económicas está virando hacia un papel más activo de la política fiscal. La resistencia de las tasas de inflación a converger hacia los objetivos de medio plazo de la política monetaria y el debilitamiento de la actividad y del comercio globales desde comienzos de 2018 han impulsado el debate acerca de la contribución más apropiada que la política monetaria y la política fiscal pueden realizar para la superación de esta situación. Hasta la fecha, la política monetaria ha hecho una aportación decisiva para ayudar a revertir esta dinámica. Sin embargo, el estrechamiento del margen de actuación de esta herramienta de política económica ha dado pie a que se abogue por un uso más activo de la política fiscal, especialmente dada la evidencia de que la capacidad de una expansión presupuestaria para afectar positivamente a la actividad y a los precios es precisamente mayor cuando los tipos de interés se encuentran en las proximidades de su cota inferior. En el caso concreto del área del euro, esto aconseja que los países en una posición fiscal más favorable utilicen el margen disponible para impulsar políticas presupuestarias expansivas, centradas particularmente en proyectos de inversión con un impacto positivo elevado sobre el crecimiento de largo plazo. Sin embargo, existe un amplio consenso en que la prioridad para aquellas otras economías con niveles de deuda elevados, como es el caso de España, debe continuar siendo alcanzar una posición presupuestaria más saneada, de modo que se genere un margen de maniobra mayor para combatir una eventual desaceleración más acusada de la actividad. Por ello, aunque la deuda de las AA.PP española se ha reducido en el 3T19 hasta el 97,8% del PIB, dicha cifra supera en dos décimas la del cierre de 2018 y ampliamente el objetivo fijado para el conjunto del presente ejercicio en el Plan Presupuestario 2020 (95,9%). Por Administraciones, destaca la corrección en las CC.AA., cuya deuda en términos de PIB está en mínimos de cuatro años, si bien existe una elevada divergencia por regiones: mientras que, en Madrid, País Vasco y Canarias, se sitúa en torno al 14% de sus respectivos PIB, en la Comunidad Valenciana supera el 40%.
Por lo que se refiere al mercado de trabajo, la tasa de desempleo en España ha disminuido, pero sigue siendo muy alta con previsiones de una nueva reducción en 2019 y 2020, un 14,7% y un 14,3%. Otro problema que enfrenta el mercado laboral español es el bajo nivel de población activa en comparación con la fuerza laboral potencial, lo que denota que muchas personas abandonaron la búsqueda de un empleo. Además, España sigue siendo un país con fuertes desigualdades: según los datos de la Oficina de Estadística de España, el 21,6% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza (establecido en 8.500 euros por año), y los gastos sociales en el presupuesto público solo representan aproximadamente 17% del PIB, comparado con un promedio de la UE del 20% (Eurostat).
La prolongación de la fase expansiva se vería reforzada con la constitución de un gobierno estable que pusiera en práctica políticas orientadas a retomar la consolidación fiscal, favoreciendo así la ampliación del margen de maniobra presupuestaria frente a eventuales situaciones adversas, y que impulsara medidas dirigidas a aumentar el crecimiento a largo plazo. Por un lado, en el ámbito fiscal, la reducción del déficit se ha apoyado, a lo largo de la recuperación, sobre todo en los efectos favorables del ciclo económico y en la disminución de los gastos por intereses, como consecuencia de la disminución de los costes de financiación. Sin embargo, apenas se han producido avances en la corrección del déficit estructural, lo que limita la capacidad de la política fiscal para afrontar un eventual cambio en el ciclo económico. Por otro lado, es preciso retomar la agenda pospuesta en los últimos años de adopción de las reformas necesarias para aumentar la productividad de la economía y su capacidad de creación de empleo. Reformas estructurales que pasan por dar a las regiones autónomas una mayor estabilidad presupuestaria y financiera a través de un modelo de financiación estable. Otras reformas pendientes incluyen la innovación tecnológica para diversificar la economía española, fomentar mejores condiciones de empleo, un ecosistema mejorado de I+D+i y programas sociales basados en el Pilar Europeo de Derechos Sociales. Pero especialmente es necesario centrarse en una adecuada atención a la política manufacturera que permita invertir la dinamica actual del sector que se caracteriza por un fuerte debilitamiento concretado en los siguientes datos : la afiliación crece al menor ritmo desde finales de 2014; la entrada de pedidos cae en el 3T19 un 0,8%, el primer retroceso en tres años; el grado de utilización de la capacidad productiva está en mínimos del último año (79% en el 4T19); el PMI (índice de gestores de compras) de la industria manufacturera se encuentra en niveles contractivos desde junio; la confianza en el sector se sitúa en mínimos de cinco años, y el consumo de energía eléctrica de las grandes empresas industriales viene reduciéndose, de forma ininterrumpida, desde hace casi dos años.
Las diferentes sensibilidades que van a cohabitar en el nuevo gobierno con intereses y opciones presupuestarias, en muchos casos antagónicas, van a hacer muy dificil, aunque no imposible, una equilibrada política presupuestaria que conjugue todos los intereses en juego de los diferentes soportes de la coalición gubernamental. El primer reto respecto a la estabilidad del nuevo gobierno será la presentación de los presupuestos generales del Estado para 2020 y entonces podremos calibrar hasta que punto los intereses de España se alinean con las propuestas económicas del nuevo gobierno.
Intereses para España, no solo son los deberes económicos, tambien son y no menos importantes, los deberes sociales. No lo olvidemos.
No lo olvidamos, pero para ello me tienes que cuadrar las cuentas. Este país no es Alemania. Aquí no tenemos superávit.
Bien. Entiendo que el presupuesto que pueda presentarse tiene más claro el gasto, sobre todo el gasto social, que los ingresos, cuyas estimaciones son muy cuestionadas por los expertos. Como especialista que es, le quiero preguntar sobre el margen disponible para las inversiones que mejoren la productividad a largo plazo. Usted señala como reformas pendientes la innovación tecnológica para diversificar la economía y lo que llama un ecosistema mejorado de I+D+i, entre otras. Esto último siempre se menciona en todos los discursos, sean políticos o técnicos, pero parece que en términos reales siempre estamos muy retrasados respecto a economías más dinámicas (con mayor flexibilidad, o capacidad de adaptación). Qué medidas concretas, en su opinión se podrían facilitar o impulsar desde el Gobierno, para hacerlo posible. ¿No se podrían contemplar bonificaciones o deducciones fiscales? ¿No cree que la discusión sobre tipos efectivos en el I/Sociedades debería aclararse en interés de la economía y no solo desde el punto de vista de la capacidad recaudatoria? A veces, pueden divergir ambas cuestiones. Por último, en relación con la Ley de incentivos fiscales al mecenazgo, ¿no se podría utilizar para que las empresas invirtieran en proyectos científicos, además de los habituales culturales, allí donde no llega la raquítica inversión pública?
El artículo es muy interesante porque describe la estrecha relación entre el contexto político y el económico españoles.
Sin estabilidad política no hay que ser muy lince para saber que la habrá económica.
Se ha perdido un tiempo y recursos preciosos por falta de un liderazgo claro que impulse las reformas que usted apunta, entre ellas a destacar la reforma del sistema de financiación económica…o digámoslo más claro…limitar su capacidad de gasto.
El Impuesto sobre Sociedades ha llegado a un grado de complejidad tal que dificulta su gestión y recaudación. Habría que fijar unos ajustes mínimos al resultado contable (la tendencia) pero también a la cuota tributaria (suprimir deducciones y bonificaciones). La razón es la escasa eficacia económica y las dificultades de comprobación de las medidas para incentivar la actividad económica.
Sería mucho más eficaz como política fiscal incentivadora, reducir el tipo aún más y sobre todo reducir los tributos que gravan el trabajo (cotizaciones), la productividad (las rentas)o el ahorro (el no consumo). ESTO SIEMPRE FUNCIONA.
La Agencia Tributaria ya tiene verdaderos problemas para alcanzar sus objetivos porque se nota y mucho la ralentización de la economía y el escaso juego de las comprobaciones de las rentas trabajadoras (IRPF).
Lo que se ha de REFORMAR no es el sistema de ingresos (que empieza a tener en un contexto de crisis un carácter próximo a la confiscación) SINO EL DE GASTO PÚBLICO, y aquí nadie quiere entrar porque hay mucho gasto superfluo y duplicidades que tienen fácil explicación, el gasto político, que es el más corrupto y erosivo.
Nuestra Economía estará siempre gripada por la excesiva intervención política de la vida económica.
Un día si puede, como investigador, describanos cómo torea la economía italiana su caos político.
Aunque por terceros sé como la Administración italiana sortea su caos político…
Tienen una fuerte tecnocracia y ante los cambios políticos, los rectores de la Administración italiana se mantienen en sus puestos.
Sin estabilidad política no hay que ser muy lince para saber que NO la habrá económica.
Bueno, el futuro Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos presentará pronto el anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2020 para plasmar cuanto antes el programa económico que revierte la reforma laboral y sube los impuestos a las rentas más altas. Llevamos mucho tiempo con los del Sr. Montoro prorrogados y ya urge……
Tú no puedes ser real, nadie puede ser tan…
Eso pienso yo. Viene de otra galaxia.
Pues mire, Sr Rubio, a mi los presupuestos de 2020 me importan «un comino».
Y, por qué? Pues porque son de un gobierno débil, que tiene que hacer caso a la derecha económica (PNV y JXC) o se va al carajo. Y porque tiene que hacer caso a las instrucciones emanadas de la UE en las que no se permite ni un solo desliz con el déficit.
Por lo tanto, usted y yo sabemos que no va a pasar nada, que el Gobierno de coalición no se va a salir de la vía, y que no van a ser los presupuestos de Montoro, pero si de Montero, que como ve cambia poco el apellido…(disculpe la bromeja).
Es más, con Nadia Calviño al frente (la hija del primer emisor socialista de porno en TVE, creo que lo recuerdan), no se cantea ni dios.
Así es que, los ciudadanos hemos decidido con nuestros votos -o la ausencia de ellos- que la Banca, los empresarios y la Iglesia sigan siendo los que manejan el volante, mientras nosotros creemos que tenemos las manos puestas sobre él. Asín que semos.
Si no, miren el Ibex, lo nerviosísimo que está…jejeje.