Pilar Maeso Jareño, Secretaría de comunicación UCIN Manzanares.- La palabra “ligirofobia” se compone del griego “ligir” que quiere decir “agudo” y puede aplicarse a los sonidos de este tipo; y la palabra “fobos”, que significa “miedo”. En este sentido, la ligirofobia es literalmente el miedo a los sonidos agudos. Otro nombre con el que se conoce a este miedo es “fonofobia”, que se deriva de “fono” (sonido). Podría no tratarse de un miedo de origen psicológico, sino de un síntoma de hiperacusia. Existen miles de personas con ligirofobia que no pueden soportar ruidos como la pirotecnia explosiva, explosión de globos o petardos.
Las personas con hipersensibilidad, como pueden ser las que padecen Autismo y Síndrome de Asperger se llenan de un profundo miedo al escuchar los ruidos estridentes, ya que es como estar en un campo de batalla. Además, como no logran gestionar lo que sienten o comunicar su malestar de manera correcta, este miedo puede convertirse en: gritos desesperados, llanto inconsolable o reacciones agresivas hacia sí mismo o hacia los demás.
También los animales sufren por el exceso de ruido, que puede ocasionarles incluso la muerte. Su sensibilidad auditiva es mucho mayor y por tanto, también las molestias que le causa este estruendo.
Los efectos en los animales son diversos y de diferente intensidad y gravedad.
Los perros suelen sentir temor y al huir pueden ser víctimas de accidentes o perderse.
Las aves reaccionan frente a los estruendos con taquicardias que pueden provocarles la muerte; Los gatos suelen correr detrás de los explosivos por simple curiosidad pudiendo ingerirlos, perder la vista o lesionarse; los insectos y otros animales pequeños poco pueden hacer para no ser dañados, la pirotecnia lo que parece divertido es para ellos un explosivo de gran tamaño.
Últimamente está emergiendo muchos movimientos cívicos en contra de la pirotecnia que afecta a las personas más sensibles y animales. Las redes sociales e incluso la plataforma de firmas Change.org reflejan el interés que este tema despierta en la sociedad.
«Los petardos y otros instrumentos crean directamente lesiones en nuestras mascotas que en ocasiones acaban en fallecimiento por paro cardíaco y situaciones de escape», asegura Victoria Lacalle, que ha comenzado la recogida de firmas en Change.org. Según sus datos, «se calcula que la noche de San Juan hay entre 3 y 4 veces más avisos que una noche normal, pero es importante mencionar que el grupo con más bajas, aunque menos contabilizado es el de las aves, que caen de los nidos, huyen desorientadas falleciendo por paros cardíacos o golpeadas».
Al igual que hemos avanzado en las iniciativas para facilitar que muchas personas con autismo, que tienden a evitar por su hipersensibilidad las ferias debido al elevado nivel de ruido, luces, o las multitudes que saturan su capacidad sensorial, puedan disfrutar de las fiestas y las atracciones de ferias. La sociedad también se debe de sensibilizar sobre el daño que la pirotecnia produce en estas personas