La estación estival se presenta cada día con mayores nubarrones en el campo de la economía y, lo que es peor, las consecuencias tan negativas para amplias capas de la población que verán reducidas sus expectativas de bienestar e incluso, lo más dramático, el desempleo, que se ha disparado hasta cerca del 11 por ciento, ocupando nuestro país el liderazgo en la Unión Europea.
{mosgoogle}Mal se nos presenta también en el sector de la Sanidad, tan necesitado de nuevos recursos económicos y también de plantillas ante el aumento de la población atendida en el Sistema Nacional de Salud (SNS) y el gasto que representa la introducción de las últimas tecnologías en el sector sanitario. El Gobierno central ya ha dado un aviso para navegantes reduciendo considerablemente la creación de empleo en la Administración, lo que tendrá su efecto en las comunidades autónomas y en los diferentes sectores controlados por el aparato estatal. Una mala noticia, que muestra la gravedad de una crisis que viene para quedarse durante un tiempo, si no se toman con seriedad y visión de futuro alternativas viables de desarrollo y crecimiento.
Sin embargo, en los próximos meses la Sanidad estará en el centro del debate cuando se abra la espita de la financiación de las autonomías.
Nunca es bueno, para ninguno, que esta se dé en un escenario de crisis económica. El Estado tiene menos recursos disponibles, y éstos se dirigirán no sólo para dinamizar los distintos sectores económicos sino también para auxiliar a las capas más débiles de la sociedad, castigadas por el desempleo. La Sanidad es uno de los pilares del bienestar, y necesita más recursos, como muy bien se viene poniendo de manifiesto en las Conferencias de los Presidentes Autonómicos con José Luis Zapatero –incluso se ha aportado más de mil millones de euros a su financiación ante los graves problemas de endeudamiento que tienen los servicios autonómicos de salud– para atender con mayor eficacia y calidad a una población de más de 46 millones de españoles.
Es verdad que el camino, cuando las cosas van mal, se recorre mejor y con mayor dinamismo a través de un Pacto de Estado sobre la Sanidad. Hoy, es más necesario que nunca. Fuimos de los primeros en pedirlo. Se necesita un Pacto de Estado que adapte la Ley de Sanidad a las necesidades de la sociedad de las próximas décadas y al marco competencial de las autonomías. Los recursos se tienen que gestionar mejor, impulsando el modelo sanitario hacia la equidad y universalizar las prestaciones sanitarias, cohesionando el sistema y su solidaridad. A través, de este Pacto de Estado salvaremos, entre todos, el SNS tan necesario para todos, especialmente para los más débiles.