Muchos patriotas de antaño, generalmente de familias pudientes, “aman” tanto a España que cuando la cosa se pone mal y llega la guerra impiden a sus hijos defender a la patria. Sencillamente, no se incorporan al ejército. Otros muchos, incluso, hacen lo mismo aunque sin conflicto bélico. Para ello sólo tienen que pagar una cantidad de dinero que libra legalmente de hacer el servicio militar.
Es la denominada redención a metálico, importante desigualdad de clase que lleva a los hijos de los pobres a la guerra y mantiene en casa a los vástagos de los ricos. Efectivamente, en 1878 se instaura la posibilidad de la redención mediante el pago de 2.000 pesetas y en 1885 se establecen dos cuotas distintas, 1.500 si el mozo tiene que hacer el servicio en la Península y 2.000 si tiene que prestarlo en África o Ultramar, cantidades que permanecen invariables hasta 1912.
Recordemos uno de aquellos certificados, entregado a cambio de tal “sacrificio”, que reciben los mozos de las familias, normalmente lo más granado del nacionalismo español del momento, tras el pago de una importante cantidad. La certificación del Teniente Coronel de la Caja de Recluta de Ciudad Real muestra cómo una persona, tras el abono correspondiente, evita servir a la Patria. Comienza exactamente así: “Certifico: Que el recluta del reemplazo de 1904 (…) ha entregado en Caja el día veintisiete una carta de pago original, fecha 27 de septiembre de 1905, expedida por la Delegación de Hacienda de esta capital y señalada con el numero 44, en la cual consta haber consignado en la Caja de dicha dependencia la cantidad de mil quinientas pesetas, con destino a redimirse del servicio militar activo en el reemplazo actual…”.
Al mismo tiempo, los pobres, que no pueden pagar esa cantidad, engrosan las filas de un ejército defensor de la Patria, según se dice constantemente, aunque en realidad ampara intereses económicos de unos pocos. Las cifras que aparecen en la tabla adjunta puede dar idea de la situación. Los datos de AC (https://almirantecervera.com/, consulta el 3.11.2019) muestran que cerca de cinco mil mozos se libran de la mili en 1891, casi diez mil en 1894, con motivo de la campaña de Melilla. Durante el año siguiente el número de no incorporados al ejército aumenta considerablemente al comenzar las hostilidades en Cuba y la cifra llega a su punto culminante en 1898, cuando 23.284 hijos de grandes nacionalistas españoles no pueden defender a la Patria.
Los hijos de los ricos se libran de ir al ejército gracias a su dinero, aunque con frecuencia tienen la palabra España en la boca, pero los pobres también lo intentan. Sobre esa cuestión tengo la fortuna de leer hace tiempo una interesante novela. Recuerdo que un largo viaje en tren me permite “devorarla” de una vez, como se leen las obras que apasionan. El profesor Carmelo Romero Salvador, escribe un libro con raíces en nuestro pasado, una novela histórica titulada, significativamente, Calladas rebeldías, publicada en Soria por el autor en 1995 (Y después por Prames en ediciones de 1998, 1999, 2010 y 2015).
Se puede leer en ella las aventuras y desventuras del tío Cigüeño, hijo del Renegrido y la Centena, su vida en un pequeño pueblo castellano, su filosofía sobre la Iglesia y, entre otras cuestiones, como se las apaña “para librarse del matadero”. Y contando las peripecias del tío Cigüeño, el historiador –el oficio de Romero–, describe las diferentes formas que nuestros abuelos utilizan para librarse del servicio militar. Los que disponen de posibles pagan la cantidad estipulada, como se ha visto, y santas pascuas. El problema es, como siempre, para los humildes.
Y… ¿qué pueden hacer los pobres? Unos, sencillamente, no tienen que incorporarse legalmente pues son hijos de viudas, de sexagenarios o no dan la talla. Otros, desaparecen. Los residentes en poblaciones costeras lo tienen más fácil, pueden subir a un barco y viajar a América. Pero los que viven en el interior prácticamente sólo tienen la opción de “echarse al monte”. Las páginas de los boletines oficiales de nuestro belicoso siglo XIX y parte del XX están repletas de requisitorias para la búsqueda de prófugos.
Otros tratan de utilizar los resquicios de la ley para evitar el largo y peligroso servicio militar: se cortan el dedo índice, se sacan el ojo derecho, se arrancan algunos dientes… El tío Cigüeño se libra de la mili con un método más ingenioso: empequeñece para no dar la talla. Una vez en el monte, se puede leer en el libro, llena las alforjas de pedruscos, los carga sobre ambos hombros y a cuidar las ovejas. El día de la talla se apunta, tras varias mediciones, un metro cuarenta y nueve centímetros.
Esos patriotas del dinero se dedican históricamente a obtener beneficios, que en realidad es lo que les importa, con el vocablo España siempre en la boca. Manuel Azaña, como presidente del Ateneo de Madrid, en su discurso de la sesión de apertura de curso el 20 de noviembre de 1930, identifica a esa minoría en referencia a mediados del siglo XIX, pero se puede extender a otras épocas en lo que respecta al aprovechamiento del poder para beneficio propio y de los grandes capitales: “Bajo la férula del moderantismo, lo más granado de la sociedad española se aplica a vendimiar el poder, haciendo bueno el apóstrofe de Javier de Burgos: ¡Hay mucha gloria que conquistar; mucho dinero que ganar!” (Tres generaciones del Ateneo, Madrid, 1930).
Se trata de una oligarquía preocupada, según manifiesta con entonaciones diversas, por Dios, Patria, orden y propiedad y que huye como de la peste de cultura, reflexión y pensamiento. Pero lo que realmente le importa son sus negocios y la forma de aumentar los beneficios, a costa de lo que sea. Y si no hay otra forma de mantener sus privilegios, tampoco le hace ascos a la utilización de la fuerza militar.
Y también están los jefes patriotas presentes en el ejército, demasiadas veces preocupados en desarrollar la forma más eficaz de obtener ganancias, aunque sea a costa de sus inferiores. Arturo Barea Ogazón (1897-1957) describe en su obra, publicada en principio en Londres, la situación durante la guerra de África: “Y para escapar a mí mismo, comencé a hablar. Les conté lo que había visto con todos sus detalles; les hablé de los muertos de Melilla, de los moribundos del hospital de Tetuán, del hambre y los piojos, de las judías agusanadas cocidas con pimentón, de la vida miserable de los soldados españoles y de la desvergüenza y de la corrupción de sus jefes” (La forja de un rebelde, 1940-1945).
Barea habla de acabar con esa situación: “Los otros, los otros, los herederos de la casta que había regido España durante siglos, los que yo había conocido manejando la guerra en Marruecos, con su corrupción estupenda, con sus glorias retiradas, cebándose en latas de sardinas podridas, en sacos de judías llenos de gusanos: esto era lo que había que combatir”. Los españoles intentan luchar contra ese estado de cosas, pero los militares facciosos y africanistas protagonizan un golpe de fuerza en julio de 1936. Por cierto, que Alejandro Amenábar describe de forma magnífica en su película Mientras dure la guerra para el caso de Salamanca.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
LARGO CABALLERO PSOE , EL LENIN ESPAÑOL.
Discurso en el XIII Congreso del PSOE celebrado en 1932, siendo Largo Caballero Ministro de Trabajo y Previsión Social:
“El Partido socialista no es un partido reformista (…) cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo. El temperamento, la ideología, y la educación de nuestro partido no son para ir al reformismo”.
El 13 de noviembre de 1933, Largo Caballero se expresaba así:
“El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder”.
En febrero de 1933:
“Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”.
Verano de 1934 en Ginebra:
“No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad”.
En un mitin en Alicante, el Caudillo socialista había proclamado el 19 de enero de 1936:
“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”
(El Liberal, de Bilbao, 20 de enero de 1936).
Largo Caballero en Linares en otro mitin el 20 de enero de 1936:
“… la clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución”.
El 10 de febrero de 1936, en el Cinema Europa, Largo Caballero insistía:
“… la transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas… estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”.
El 24 de mayo de 1936, en Cádiz, tras la victoria del Frente Popular:
“Cuando el Frente Popular se derrumbe, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que…quiere decir la represión…de las clases capitalistas y burguesas”.
(“El Socialista”, 26-5-36).
Congreso de las Juventudes Socialistas:
“Hay que apoderarse del poder político; pero la revolución se hace violentamente: luchando, y no con discursos”.
Y esta fue la situación que se dió en España hasta el 18 de julio de 1936.
LA DICTADURA DEL PROLETARIADO…interrumpida por la dictadura de los militares.
TENEMOS UNA IZQUIERDA QUE SIGUE SIENDO
BOLCHEVIQUE.
Quieren la patria para robarla.
NO NOS PRETENDA DAR ÚNICAMENTE USTED…
LECCIONES DE HISTORIA.
No hay que irse tan atrás, aunque en tu magnífico artículo ya nos explicas lo maravilloso que es ser patriota en España desde los tiempos de Maricastaña. De hecho, hay algunos que no han evolucionada nada, nada, nada.
Estos días en los debates hemos visto al partido patriota español representado por un tipo, Abascal, que ha vivido toda su vida laboral de las mamandurrias del PP en una Fundaciòn con menos transparencia que un agujero negro espacial y una señora, Monasterio, a la que le están saliendo todos los pufos LOFTS que ha hecho a lo largo de su «carrera» laboral con el Espinosa de los Monteros. COÑO! Si es que ni siquiera tienen legalizada su casa!!!! Y ESOS VIENEN A SALVAR A ESPAÑA?
Es más, anoche, la maravillosa Ana Pastor, decía que a ella no le daba nadie lecciones de honradez, siendo la representante del único partido que había en el plató condenado en sentencia judicial por corrupto. Y tenía la caradura de decir que las sentencias son contra personas, no contra partidos.
En fin, que está claro que cada vez los españoles tenemos una idea más clara de lo que es un «patriota». El Trifachito se ha encargado de aclararlo.
La pena es que el partido que debería hablar de pensiones, sanidad, educación, políticas sociolaborales, hacienda, infraestructuras etc etc está tan lleno de mierda como los otros. y quien venía a poner negro sobre blanco las malas praxis de la vieja política, no ha hecho sino llenar de mierda aún más el panorama.
Por lo tanto, señor, libranos de los patriotas y haz el favor de mandarnos algún partido en el que dejen solo un poquito» de mirarse al ombligo.
En mi opinión, los únicos verdaderos patriotas son los que madrugan día a día para ir a trabajar o abrir su pequeño negocio, con fiebre, dolor de tripa, cansancio acumulado y agotamiento ante la desfachatez de los vagos. Los demás, incluyendo a los habituales comentaristas de este digital, los que nos venden al Psoe como unos salvadores, y a los de VOx como unos héroes. Cantamañas todos.
Unas reflexiones, no recuerdo de quien, leída hace unos días:
» La gente que vuelve a votar a los ladrones es igual de responsable de lo que está pasando».
» España es un pais que se pone delante de un toro, pero sale corriendo cuando ve un libro».
» El PP y el PSOE son como dos torres de un tablero de ajedrez: una es blanca y otra es negra. Pero las dos hacen los mismos movimientos».
Saludos, Isidro. Su lucidez es admirable y, si me permite un consejo , que no le hará falta, no pierda el tiempo leyendo comentarios estúpidos.
Está claro, que seleccionas bien lo que lees, porque tú también huyes de los libros.
Pues lo que decía sobre la izquierda en los años treinta…
No es ninguna estupidez.
LA IZQUIERDA en este país sigue pensando en esencia y actuando en consecuencia como lo que he trascrito de los discursos de Largo Caballero.
Y ESO ES PASADO…y presente.
El ex colaborador de PRISA y alto cargo en la Universidad ha escrito un buen artículo. Y ello es porque se ha contenido a la hora de hacer paralelismos con la situación actual y su demagogia habitual.
Ser o no más patriota no consiste en aferrarse al pasado, sino en mirar hacia el futuro, ningún símbolo nacional debe de ser intocable sino integrador de todas las ideas que caben en el seno de un país….
Que alguien le dé unas gafas, o una brújula, o argo a peterot. El Azaña ese del Ateneo, ¿no será el de la Quinta del Biberón? Se tiene que ir al XIX por combustible para el resentimiento. Luego, a Nerea Alzola la apalean por ser una patriota de esas que no van a la guerra. Patriotas auténticos son los que llevan veinte años queriendo matar a Santiago Abascal. Los antifranquistas de ETA y eso…