17 jóvenes del Seminario Mayor peregrinaban este fin de semana hasta Almodóvar del Campo, donde, con motivo del año jubilar que la localidad acoge por el 450º aniversario de la muerte de san Juan de Ávila y el medio siglo desde su canonización, a conmemorar el 31 de mayo de 2020, afianzaron la experiencia vocacional que les encamina hacia el sacerdocio.
Tras haber sido acogidos en los días previos por las parroquias de La Asunción de Nuestra Señora, en Corral de Calatrava; Visitación de Nuestra Señora, de Argamasilla de Calatrava; y varias de Puertollano; durante el periplo a pie que les traía de Ciudad Real capital, este domingo alcanzaban Almodóvar del Campo junto a sus formadores, Vicente Díaz-Pintado Moraleda y Manuel Pérez Tendero.
Este último, rector del Seminario Diocesano ciudadrealeño, indicaba que “hemos querido hacer esta especie de ejercicio de vida, poniéndonos una meta y un camino; la meta es Juan de Ávila aquí en Almodóvar porque es la meta del Seminario, porque este santo es el modelo del sacerdocio y lo hemos hecho andando”, en ese caminar por las poblaciones referidas que daba inicio el pasado jueves.
Un itinerario que, como añadía Pérez Tendero, ha permitido aprender “escuchando en nuestras parroquias, a los feligreses y, en definitiva, escuchando al pueblo de Dios”, pues no en vano en cada una de sus escalas y también en la de Almodóvar del Campo, han sido acogidos por familias, en “una experiencia preciosa”, completada con reuniones “en las que nos han dicho qué esperan del sacerdote de mañana”.
“Nuestro primer objetivo es ser discípulos”
Una andadura física y, sobre todo, espiritual, “puesto que nuestro primer objetivo es formarnos, es aprender,… ser discípulos”, escuchando las palabras e impresiones de los cristianos que les han dado la bienvenida. Y también, indicaba el rector, de una manera paralela, para poder dar a conocer a las parroquias y familias en qué consiste el Seminario, “llevándoles nuestro rostro y presencia”.
Los expedicionarios alcanzaban la patria chica de san Juan de Ávila y también de san Juan Bautista de la Concepción por la mañana, donde ya participaban activamente en la misa de mediodía, tradicionalmente dedicada a niños que acuden a catequesis, pero con el templo completo de muchos otros paisanos. Allí, Manuel Pérez y Vicente Díaz-Pintado concelebraban la eucaristía junto al párroco anfitrión, Juan Carlos Torres.
Asimismo, dos de los seminaristas exponían la experiencia vital que les significó en su día asumir la vocación propuesta de ser sacerdotes, rememorando lo decisivo que les resultó el anterior año jubilar que acogió Almodóvar del Campo, durante el año 2013, apenas mesas después de la proclamación del maestro Ávila como Doctor de la Iglesia universal.
Uno de ellos, el manzanareño Martín Tébar, al término ya de esta nueva peregrinación, recomendaba “a todos los seminaristas y a los jóvenes en general, que se pasen por Almodóvar y hagan este recorrido, porque además de recorrer la historia de san Juan de Ávila y ver cómo descubre su vocación, también te facilita un encuentro con Jesús, donde el santo tanto tiempo estuvo rezando y verdaderamente vale la pena pasar por aquí”.
Y tras la acogida de sobremesa por diferentes familias de la localidad, los seminaristas iniciaron la tarde en la ermita de Santa Brígida, donde se inicia este periplo de sedes jubilares y que completaron en la Casa Natal de San Juan de Ávila, la capilla de San Juan Bautista de la Concepción y, por último, en el templo parroquial donde se completa este itinerario cuyo profundo lema reza ‘Un nombre para siempre’.
Fraternal encuentro de vísperas con Betania
El colofón, pasadas las siete y media de la tarde, supuso el feliz encuentro con los también jóvenes de Betania, un movimiento de la Pastoral Vocacional de la Delegación Diocesana de Ciudad Real que, en el inicio de su nuevo curso, se desplazaba también ayer a Almodóvar del Campo para, junto a estos seminaristas mayores, compartir en la iglesia de la Virgen del Carmen celebración y oración de vísperas ante el Santísimo.
El responsable de este otro grupo diocesano, el también sacerdote Óscar Casas, dirigía el momento y explicaba que “venir aquí a iniciar el itinerario Betania es venir al lugar donde una persona, hace ya muchos siglos, hizo un parón en su vida para pensar lo que Dios quería de él y aunque tenía sus proyectos y estudios en universidades, volvió a su hogar y se planteó eso mismo”.
“Y Betania es eso, una oportunidad para jóvenes de nuestra Diócesis para pararse en su vida diaria y vean qué es lo que Dios les tiene que decir, qué les puede pedir y la oportunidad de hacerlo en Betania es un regalo muy grande porque tenemos de fondo la figura del maestro Juan de Ávila, que les ayuda y les motiva a centrarse en lo más importante que es Jesús de Nazaret”, apostillaba Casas.