Jesús Millán Muñoz.– Imaginemos que hoy levántase la cabeza, Cervantes y, leyese su libro construido hace cuatro siglos, y se pusiese a escribir otra obra, ¿creen ustedes acaso que volvería a realizar el Quijote de esa manera, o quizás un desarrollo de dicha obra?
No hay que decir, que no negamos la genialidad, ni del Quijote, ni de Cervantes, ni de Dante, ni de la Divina Comedia, ni de Shakespeare y su Teatro. Pero ninguno de vivir hoy, cosa imposible, de vivir y existir hoy, no harían, a mi modo de ver, una construcción que fuese “una evolución, digamos dos o tres pasos más allá de sus obras originales”, sino, si me permiten el lenguaje intentarían construir una obra “diez o veinte o treinta o cincuenta pasos más allá de la originalidad primigenia de su obra de hace cuatro siglos o siete”.
Diríamos que el Ulises de Joyce, sería una evolución justa y equilibrada del Quijote de Cervantes. Habían pasado tres siglos, y la nueva construcción mental y cultural, no podría ser las evoluciones de Balzac, Dickens, Flaubert, etc., sino que habría que dar otro paso. Y éste lo dio Joyce, sin negar las evoluciones del siglo veinte, la “nueva novela”, guste o disguste.
Ningún matemático, que investiga e intenta descubrir o crear, sin entrar en este eterno debate de los matemáticos si descubren o inventan, o ambas cosas a la vez. Pertinente este concepto en este tema, si los matemáticos no saben si inventan o descubren, qué tienen que hacer los autores o creadores o criadores o descubridores del arte, de las artes, ¿descubren o inventan o ambas cosas a la vez?
¿Posiblemente todos los años, se escriben y piensan y publican cientos de miles de relatos-novelas-narraciones, que son loables, incluso son admitidas por la crítica, obras de gran talento, pero al final, solo han ido un paso más del siglo diecinueve, si quieren dos o si quieren tres, quizás diez desde hace cuatro siglos, lo mismo en Oriente que en Occidente, en el Sur que en el Norte? ¡Sin negar que existan autores y obras desconocidas, quizás de otro modo, perdidas en los baúles de los ordenadores, y que posiblemente se perderán…!
De vivir hoy Cervantes, Shakespeare, Dante y todos los demás, nos dirían, ningún matemático se pone a investigar para descubrir otra vez el teorema de Pitágoras, a lo sumo, intentará otra demostración de otra manera, y esas grandes mentes o diríamos, grandes capacidades perceptivas, callados o calladas, en el silencio del mundanal ruido, posiblemente se pondrían a “descubrir o percibir o pensar o sentir, lo que sienten-piensan-observan, que puede ser diferente o distinto, y después lo plasmarían en otra forma de ser-estar una obra, una construcción cultural”.
Posiblemente, no lo harían por originalidad, innovación, por estar en la fama y la notoriedad, sino que de alguna manera, ven el mundo de otra manera, y posiblemente, por eso, tienen que describirlo de otra forma. No tienen otro remedio. Ciertamente, se esfuerzas, aceptando toda la tradición, todas las tradiciones, dar un paso más, más lejos de la nueva novela del siglo veinte, en todos sus ismos y estilos y tendencias.
¿Ahora qué sucede, hemos imaginado que ha vuelto a la vida otra vez, Cervantes o Dante o Shakespeare al siglo veinte y veintiuno, y nos producen un constructo cultural, da lo mismo el género que haya escogido, sea narrativa, poesía, teatro, aforismos, fragmentos o todo junto, que sería lo normal y lo evidente? ¿Ha asumido todas las tradiciones de estos cinco siglos últimos, y todo lo anterior, incluso Oriente y Occidente, Norte y Sur, en la medida de lo posible, y ha integrado y está influido, de muchas maneras por toda la tecnología y toda la ciencia, o lo que ha captado de ellas, y de otros saberes, otras artes, teologías-religiones, filosofía, etc.?
¿Decíamos ha vuelto Cervantes-Dante-Shakespeare y ha creado-criado-construido una nueva obra, que es muy diferente a la que simbolizaron hace cuatro o siete siglos…? ¿Posiblemente no es una evolución de ellas, no es una evolución cinco grados más de innovación y de contenido, sino que son diez o treinta o cincuenta pasos de progreso…?
¿La cuestión es la entenderíamos?
Dirán ustedes con razón, en su tiempo, las obra de Dante, Shakespeare, Cervantes cada uno, según sus circunstancias tuvieron éxito y fama y notoriedad, y en el caso del inglés, incluso ganó mucho dinero, al menos como empresario.
¿Pero esa absolutamente seguro, que hoy una nueva obra, realizadas por esos grandes genios, incluso una obra genial, sería reconocida, aunque dicen muchos intermediarios culturales, que hoy, una gran obra maestra jamás se perdería…? ¿Pero qué es o sería una obra maestra hoy, qué parámetros o patrones tendría, si es maestra o genial o de gran talento, quizás tendría, posiblemente otros valores-factores-patrones-medidas-construcciones, que quizás ni la gran crítica admitiría, ni quizás los entendidos…?
¿Pero hoy que se escriben y publican millones de obras literarias, cada año, en todo el planeta, y aún más se quedarán en los cajones…?
¿Está usted seguro, absolutamente seguro, que hoy Cervantes, si hiciese otra obra, que quizás, no se parecería en la forma, ni en el fondo al Quijote, sería reconocido, si mezclase docenas de estilos, de artes, de géneros, de temas, de personajes y de no-personajes, de verdad hoy la admitiríamos, primero la crítica y los intermediarios, después el público entendido en general…? ¿Admitiríamos hoy una obra narrativa, sin personajes, por poner un ejemplo?
Dicen que un grupo de diplomáticos vinieron a Madrid, y preguntaron por el genial autor que había escrito el Quijote, y le dijeron que era pobre, y se escandalizaron que una figura de ese calibre, el reino lo tuviese en esa situación. Y dicen, que un diplomático español les contestó, que quizás convenía que viviese pobremente, para que así, creara riquezas que nos servirían a todos. No sé si esa anécdota es totalmente cierta y verdadera, pero lo cierto es que hoy, posiblemente, con millones de obras creadas cada año, posiblemente, un nuevo Cervantes o Dante o Shakespeare, si de verdad, cambiasen muchos parámetros y valores y factores de la literatura, quizás hoy, quizás no serían reconocidos… ¡Por mucho que digan todos los intermediarios y gestores culturales y estudiosos y académicos…!
¿Aceptaríamos, hoy, como genial, un libro o un único libro-título u obra-título, realizado por Cervantes o Shakespeare formado por diez mil páginas, porque es lo que necesita para expresar la realidad, igual que una catedral gótica necesita una cantidad de metros, y no solo cien metros cuadrados…? ¿Aceptaríamos hoy un nuevo Balzac, que se saltase todas las convenciones literarias, aunque no las legales y las morales, o fuese diez paso más, de cada uno de los veinte o treinta parámetros de la literatura de Joyce…?