Los recuerdos perdidos se han lanzado al cielo de Puertollano en el Día Mundial del Alzheimer que este año ha tenido como simbólico espacio al puente de San Agustín que rememora a nuestro pasado minero con el monumento de José Noja.
La Asociación de Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas APEN ha realizado diversas actividades de dinamización, talleres, suelta de globos y la lectura de un manifiesto.
La concejal de discapacidad, Natalia Fernández, agradeció a este colectivo y a su equipo de profesionales la labor tan importante que realizan en la mejora de la calidad de vida de las personas que lo padecen.
Una jornada, dijo Fernández, que permiten visibilizar a esta enfermedad, que cada vez afecta a un número mayor de personas y resaltó el trabajo de asociaciones como Apen que desde hace una década centra su labor en una atención profesionalizada en ofrecer una cobertura a una treintena de personas y el apoyo a familiares.Natalia Fernández, concejal de discapacidad
De terapia a atención psicológica
Nuria Andújar, secretaria de la Asociación de Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas, explicó que a los vecinos de Puertollano y su comarca se ofrece servicios de terapia ocupacional, psicólogo, fisioterapia y logopedia.
Andújar afirmó que en el alzheimer lo que más necesita es terapia ocupacional a la hora de abrochar y desabrochar botones, relacionar que la cuchara es para la sopa, que el tenedor y el cuchillo sirve para cortar un filete, que en verano llevamos ropa de manga corta.
Además es fundamental el servicio de psicología, sobre todo en una primera fase en la que son conscientes que algo les está pasando, que atiende no solo a enfermos sino también a cuidadores, que son los granes olvidados y necesitan mucho apoyo.
Pérdidas de memoria
Un colectivo que atiende a una veintena de personas que sufren alzheimer, una enfermedad que empieza con pérdidas de memoria, como narra Nuria desde la experiencia familiar. “Al ser gente de cierta edad se achaca a un deterioro normal cognitivo, pero luego te das cuenta que son pérdidas muy concretas y repetitivas. Las llaves, de donde son, caras, personas, donde vives, cómo vestirte, si te tienes poner una y otra ropa, Tenemos la suerte que aún nuestro familiar nos recuerda casi a todos, pero es lo más duro, tener a una persona en tu casa, que dices no es mi madre, no es mi padre, no es mi hermano”.