El jefe del Ejecutivo castellano-manchego, Emiliano García-Page, ha apostado hoy por aprovechar la inminente campaña electoral para abandonar el “permanente lamento” y los reproches, y convertirla en una oportunidad para alcanzar acuerdos, pues España “tiene que dejar de tener paréntesis para pasar a una etapa de estabilidad”, independientemente de que quien gobierne “tenga más o menos mayoría».
García-Page, que ha presentado este miércoles en Puertollano el proyecto del nuevo hospital de la ciudad industrial, se ha referido así a la posibilidad de que se convoquen unas nuevas elecciones generales, las cuartas en cuatro años y que se celebrarían el domingo 10 de noviembre, toda vez que el rey Felipe VI decidiese ayer no proponer a Pedro Sánchez como candidato a la investidura, tras la ronda de consultas con los líderes políticos de las formaciones con representación parlamentaria.
Asimismo, ha recordado la inestabilidad en política nacional con la que ha tenido que convivir durante su mandato desde la anterior legislatura. En este sentido, ha señalado que tuvo que poner en marcha el sistema «con los mismos mimbres y sin más dinero», y que la presente legislatura estaba planteada con un Ejecutivo central que no fuera “interino» con el que poder alcanzar acuerdos en asuntos como la financiación autonómica, algo que finalmente no podrá ser.
El presidente regional ha instado así a todos los partidos políticos a que hagan «de la necesidad virtud», y ha tenido un mensaje esperanzador respecto al independentismo, que al fin “está al margen de la refriega política». A su juicio, todo el mundo en el PSOE está de acuerdo ya en que el objetivo es que los independentistas “no se salgan con la suya».
En último lugar, ha incidido en la necesidad de contar con instituciones “solventes, fuertes y estables, que no piensen en mañana sino en pasado mañana y más lejos», y ha advertido que «no es positivo que la mitad de España esté contra la otra mitad».