En tan atemperada noche estival, este pasado sábado relumbraron en Almodóvar del Campo las candelarias que ponen luz y calor a los meses del largo invierno. Fue gracias a una de esas estampas de tradición local y comarcal con que la Asociación Cultural de Música y Danza ‘Grupo Balálita’ agrada en su Festival Folklórico de la Mancha Baja.
En su 41ª edición, nuevamente con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, el Jardín Municipal se llenó de amantes de esta cita en la que, además, participaron Los Trovadores de La Mancha, de Campo de Criptana y el Grupo de Coros y Danzas ‘Virgen de la Salceda’ – Peña L’Almazara, de Las Torres de Cotillas (Murcia).
Tras haber agasajado a la patrona, el evento se inició en torno a las diez de la noche, con la habitual ceremonia de las banderas de cada región hermanada y nuevamente fueron los más pequeños de ‘Balálita’ quienes deleitaron con su desparpajo interpretativo a los presentes, mostrando que la cantera del folclore local tiene amplio recorrido.
Se sucederían luego sobre el escenario los estilos de Campo de Criptana, más austero y de hondas raíces en su municipio y entorno y el enérgico y entregado de la población murciana, en una mezcolanza interpretativa que volvería a arrancar el aplauso de unos espectadores entregados.
Y de tal guisa se alcanzaría el momento álgido en La Mancha Baja, con esa puesta en escena de costumbres que, como es el caso, sí se mantienen hoy en día, aunque haya evolucionado. La fiesta de las candelarias, en la que cada barrio de la localidad, prende leña para quemar malos augurios y dar luz a las lúgubres noches de diciembre a marzo.
‘Balálita’ sacó al escenario el olivo a quemar, la limoná, rosquillas, estampas y un largo etcétera de referentes entre los que no faltaba detalle, ni tan siquiera las bombillas de colores o esas listas de números de las rifas con que los vecinos costean gastos para que esta tradición brille como siempre y el paso del tiempo no empolve tan ineludibles citas.
Y a continuación se ofrecieron unos bailes acordes a lo que se hacía en las candelarias, “porque los que tenemos unos añitos, sí que hemos visto en ellas de jugar al corro, a los chicos ir a ‘fastidiar’ a las chicas como una forma de lo que hoy llaman ligar, una manera de conocer a la chica, de hablar con ella y quizá un poco de entablar una relación”.
Lo apuntaba Manuel Hipólito, presidente de ‘Balálita’, quien rememora la época en que no existía alumbrado y “cuando se prendía [la leña de la candelaria] era un espectáculo maravilloso porque su luz daba la alegría y animaba a la gente joven a bailar, amén de que también había mucha hermandad” y los vecinos invitaban abriendo sus casas.
Virginia López, concejala de Cultura, se congratulaba por su parte de que la nueva edición del Festival de La Mancha Baja, «como todos los años, nunca defrauda”, agradeciendo a los grupos participantes su entrega y en particular a los anfitriones por “esa estampa que tanto nos gusta y que esta vez nos ha hecho revivir las candelarias”.
La munícipe señalaba que, en el interés del Ayuntamiento, que nuevamente colabora con este espectáculo folclórico, “vamos a seguir apostando por nuestra cultura, por nuestras tradiciones”, como es en este caso este “festival de ámbito nacional por lo que también intercambiamos y nos enriquecemos de lo que nos aportan otros grupos”. Precisamente de cara a próximas ediciones y para su uso en otros momentos del año, el Ayuntamiento está gestionando ya la adquisición de un escenario portátil de montaje modular, de manera que pueda ampliarse el espacio que requieren las parejas de baile y las rondallas, cobrando así una mayor vistosidad cada actuación del festival folclórico.