En «Tatuaje», la letra de Rafael de León nos llevaba hacia un mundo tabernario en donde alguien buscaba a su amante, «de mostrador en mostrador». Se trata de una atmósfera común en la literatura y en la música, desde las Rubayatas de Omar Keiam al repertorio de Chavela Vargas o de Joaquín Sabina.
La cantante Clara Montes y el escritor gaditano Juan José Téllez proponen un paseo por algunos de estos referentes de nuestra banda sonora sentimental cuya letra lleva una copa de más, y que podrán seguir el miércoles 8 de mayo a las 17 horas en el aula 2, presentado por Carmen Ciudad, directora de Marketing en Impronta Eventos.
Para el poeta Juan José Téllez, “durante mucho tiempo, la copla y el vino fueron nuestros paraísos artificiales. El vino, el aguardiente, lo que nos echaran. Bebíamos para olvidar y cantábamos para recordar. En las letras de la copla, hay un eco de mostradores, de tabancos y de bares cuando todavía no eran de aluminio. Hay mucha noche en las coplas y en el vino, también. Y mucha alegría compartida, en torno al vino peleón de las familias, de los gañanes o de las lavanderas. El vino y la copla, ya se sabe, lo mismo te hacen reír que te hacen llorar”.
Y apunta sobre el papel que puede tener la copla en este mundo de hoy, tan acelerado y loco como “la copla es el mundo, tan acelerada y loca como él, tan serena y lírica, tan desgarrada. La copla es la banda sonora sentimental de un pueblo que necesita la música para amansar a sus fieras cainitas. Sin la copla, la posguerra hubiera sido mucha más posguerra. La copla puede ser tan global como el jazz o la “chanson”, lo que ocurre es que no nos hemos tomado demasiado interés en ello, aunque su primo el flamenco le haya abierto puertas a escala mundial”.
Por su parte Clara Montes nos habla de la relación entre vino y copla, y asegura que “la copla como espectáculo nace en los cafés cantantes, así que el vino y la copla van unidos desde sus inicios. Son inseparables, muchas de las letras de coplas hacen referencia a una copa de vino
A la hora de desgranar sus impresiones personales sobre el vino, a Clara Montes le “encanta el vino, de niña, como no comía nada, mi abuela me daba un chupito de vino o de Quinta Santa Catalina para ver si así se me abría el apetito. Tal vez me venga de ahí la pasión por el vino”. Además “para empezar siempre tengo un vino en el camerino y brindamos antes y después del espectáculo”, añade.
Mientras que Téllez habla de sus primeros recuerdos vinculados a él: “Mis padres me daban de niño vino y cerveza. Quizá por eso no soy un alcohólico a tiempo completo, aunque supongo que no es políticamente correcto decirlo, como tampoco sería hoy políticamente correcto darle cerveza y vino a un niño, aunque fuera mezclado con casera. Cuando supe que no era conveniente mezclar el vino con nada, ya había superado la adolescencia. Hoy soy un orgulloso caballero de la orden de la manzanilla Solear”.
La mesa redonda en la que participan ambos va a analizar el vino desde un ángulo poético, pero también femenino, cuando preguntamos a Montes si cree que es un sector que necesite más presencia de mujeres, añade como “desgraciadamente es algo que en general es siempre minoría la presencia de la mujer en los puestos importantes empresariales, no creo que en este gremio sea diferente”.
Ninguno de los dos ha estado antes en FENAVIN, aunque Clara Montes estaba deseando participar, por la importancia de la feria, y el escritor gaditano recuerda “el día que el poeta y sacerdote Valentín Arteaga me dio a conocer en Tomelloso el coñac Peinado. Fue algo maravilloso, sensitivo, inolvidable. Espero una experiencia semejante cuando descubra en FENAVIN otras maneras de dialogar con sus vinos”.
Y añade el biógrafo de Paco de Lucía y María Zambrano, que le gustaría que quien acuda a la mesa redonda se quedaran con esta idea: “Que conviene más emborracharse de belleza que de odio, y que no conviene emborracharse de vino sino disfrutarlo, paladeando hasta la última gota, como la vida, que conviene sentirla minuto a minuto con todos los sentidos puestos en ella”.
Clara Montes (Madrid) es una cantante española de canción de autor y copla. Mujer de voz clara y diáfana, tiene orígenes gaditanos y reside en Cádiz. Huye de encasillamientos y etiquetas musicales, y tiene un gran respeto hacia el flamenco, en el que su padre la inició, antes de arrancarse como cantante. Entre sus álbumes destaca “Clara Montes canta a Antonio Gala”, con el que se dio a conocer al gran público, así como otros “El sur de la Pasión”, “Canalla pa’ bien”, “Desgarrada”, “A manos llenas” o “Los Amores oscuros”, entre otros.
El poeta y escritor Juan José Téllez (Algeciras, Cádiz), a quien la Universidad de Cádiz acaba de dedicar este 2019 su Semana Universitaria del Libro, es colaborador en distintos medios de comunicación (prensa, radio y televisión). Fue director del diario “Europa Sur” en Cádiz y en la actualidad ejerce como periodista independiente para varios medios: colaborador en diversas tertulias, mantiene una columna quincenal en www.eldiario.es y es director de los programas «Bienvenidos» y «A pulso», en Radio Andalucía Información, en torno a la interculturalidad y las prisiones.
Premio Nacional Unicaja de Poesía en 2010 por “Las grandes superficies”, ha publicado otros poemarios desde 1978 como “Historias del desarrollo”, “Crónicas urbanas (premio Bahía, 1979)”, “Bambú”, “Daiquiri”, “Trasatlántico”, etc. En narrativa destacar libros como “Amor negro”; “Territorio estrecho” o “Profundo Sur”. Ha escrito también varios ensayos sobre artistas y escritoras como Paco de Lucía, Carlos Cano, María Zambrano o Chano Lobato entre otras.