Pasarela electoral

Un diario nacional fijaba días pasados, algo así como la Cosmética electoral.

Que haberla, parece que la hay, aunque los Gabinetes de campaña lo desmientan.

Como es su obligación.

Y sepan que ya son casi solo Gabinetes de imagen.

Antes eran, propiamente, Gabinetes de imagen y sonido.

Pero hoy el sonido ha desaparecido, sin que lo hayan explicado.

¿Música para electores? ¿Música para camaleones?

Antes, ibas a un acto electoral y el himno rampante era el pasodoble y el paso previo de la comunión electoral.

Una Cosmética electoral como suerte de recetario y de consejos para presentar a los líderes en sociedad.

Y hacerlos más estilizados.

Y estetizados.

Y hacerlos más atractivos al elector, que de eso se trata.

Conscientes los citados Gabinetes de campaña de la importancia de la imágenes y de la imagen personal del Amado líder.

Y de su palmito y presencia.

Por ello denominaba el texto aludido Del voto al bótox.

Y donde se nos narraban las peculiaridades de cada uno de los líderes varones analizados y sus desvelos faciales y capilares.

Para que luego hablen de discriminación de género.

Peculiaridades consistentes en aparecer como más rejuvenecidos, casi políticos adolescentes y en bombachos.

Antes la madurez era un valor y por eso, se veneraba cierta edad como marco de la sabiduría y de la experiencia.

Ahora todo se ha invertido. Y Carmena es una excepción.

Por ello los retoques de campaña no son programáticos o de actos suspendidos y entrevistas aplazadas.

Ahora mandan los retoques cosméticos y de cirugía estética.

Para convencer al votante dudoso e indeciso. 

Desde la eficacia del bótox, desde el  trabajo silencioso del anti-aging, desde la rejuvenecida toxina botulínica que trabaja de noche, del implante capilar que oscurece el cráneo adulto, de la muestra correcta de la ortodoncia y del bien ponderado ácido hialurónico.

Y es que pesan más las comisuras, la calvicie incipiente, las patas de gallos y las arrugas que los programas y las propuestas.

Todo ello, señala a un imponderable banalización de la política y a su consecuente Estetización.

Que se nos muestra en Pasarela electoral, como si fueran modelos que pasean ternos de grandes marcas.

Y nosotros, público comprador del modelo exhibido.

Por ello y desde esas premisas comerciales, Casado, Sánchez, Iglesias, Ribera y Abascal, parecen modelos seleccionados para desfilar en la pasarela.

Y lucir su palmito.

José Rivero
Divagario