Lo que creímos ser en el teatro/que nos tuvo soñando tan despiertos/ se desvanece en polvo de cordeles, y ya no importa a nadie/ quién se puso la máscara del reo/ y quién la del verdugo/ quién fuera el burlador/ que escribió esta tragedia/ con tinta que se borra/ con sangre que nos vuela. Me adelanté a mirarme/ ¿quién se atreve? (Vicente Gallego)
Pasen y cuéntenlo. Es el Teatro. Y su vitalidad siempre renovada se celebra hoy con la alegría de un bien necesario en todo el mundo. Su mayor atractivo, la fuerza irresistible que le hará superar todas las crisis es esa capacidad de convertirse en bálsamo con el que un ser humano puede hasta anticiparse a sus heridas.
{mosgoogle}El teatro nos representa tan a lo vivo que nos obliga a hacernos cargo de las dudas que acaso no eran nuestras, de daños y traiciones que –tan sólo por suerte de los hechos- nunca hemos cometido; y es en esa catarsis, la de vivir de forma emocional más vida en nuestra vida, en la que maduramos y, sin duda, crecemos.
Y por eso el teatro es siempre poderoso y ha presidido –en ritos y liturgias, en las celebraciones y en las crisis- las horas importantes en la historia del hombre.
Me cabe el privilegio de saludar hoy la celebración del día del Teatro como consejera de Cultura de Castilla-La Mancha. En un año en que nuestro teatro tiene a su vez muchas cosas que celebrar: la manera casi prodigiosa en que se ha instalado como hábito cotidiano en muchos pueblos y ciudades de nuestra región, donde los grupos de aficionados –algunos con más de 40 años de historia- han mantenido en vilo la curiosidad y el interés de la gente.
En los años más duros para la cultura de Castilla-la Mancha fueron los grupos de teatro aficionados e independientes (Pigmalión, La Troya, Lazarillo…) los que alimentaron la necesidad cultural y de libertad de nuestra gente. De aquella época, el arranque de algunos festivales que siguen programándose hoy con rigor y entusiasmo como patrimonio cultural de sus pueblos, de una Comunidad que valora el teatro como instrumento de libertad.
Castilla-La Mancha es una región rica en este tipo de muestras que abordan el teatro en sus amplísimas posibilidades: clásico, contemporáneo… Almagro, Segóbriga, Villacañas, Sonseca, Manzanares… son sedes inexcusables en el panorama teatral español.
Celebrar también que en Castilla-La Mancha vamos al teatro por encima de la media del país. Mucho tendrá que ver nuestra red de espacios escénicos (auditorios, casas de cultura), la más grande de España, con 240 municipios que programan a lo largo del año lo más significativo de la escena nacional e internacional. Ya no hay que moverse para estar al día y disfrutar con las mejores propuestas.
Pero, sobre todo, quiero celebrar el éxito continuado de nuestras compañías profesionales. Algunas cumplen justo ahora sus 25 años, como Fuegos Fatuos o los 24 de Algarabía… y participan con éxito en los mejores festivales del país. De hecho, cinco compañías de la región han recogido las mejores críticas en la Feria Europea de Teatro para Niños y Niñas (FETEN), han sido protagonistas en la Feria de Teatro de las Autonomías, en el Festival Madrid Sur, y son nominadas sistemáticamente a los premios MAX.
Y destacar –cómo no- la solidez de autoras y autores de teatro que indagan cada año con sus textos en nuestra realidad: Pedro Manuel Víllora, Marta Torres, Llanos Campos, Valle Hidalgo…. Nombres de director@s que van siendo emblemáticos; de actores, como Juan Manuel Chiapella, y de actrices que suman ya en su voz ese rumor de historia: el río del teatro.
Ellos son la conciencia valiente y necesaria del mundo que habitamos, tienen la claridad de iluminar sus rincones más duros y la voluntad de devolvernos en forma de preguntas necesarias unos cuantos desvelos. ¡Tienen también el don de la alegría! Y tienen hoy nuestro aplauso: esa manera convenida de expresarles admiración, agradecimiento y respeto. ¡Bravo!