La madrugada del próximo domingo, 31 de marzo, a las 2.00 horas serán las 3.00 horas y dará comienzo el horario de verano, que se extenderá hasta el último fin de semana de octubre, cuando el reloj volverá al horario de invierno.
Precisamente, en el Consejo de Ministros de este 22 de marzo, la portavoz del Gobierno y ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, ha adelantado que España mantendrá su actual huso horario y el cambio de hora estacional y que, en línea con la UE, se ha abierto un periodo de «reflexión» hasta el 2021.
La ministra se ha expresado de este modo después de que el Gobierno haya estudiado el informe encargado a la comisión de expertos en el que se ha revisado el huso horario, sobre el que no se plantea «cambio alguno», mientras que sobre el cambio de hora estacional, que se produce en España desde hace 45 años, no se ha alcanzado ninguna conclusión concluyente ni vinculante.
El cambio horario forma parte de la Directiva Europea 2000/84CE que afecta a todos los Estados miembro de la Unión Europea con el objetivo de aprovechar mejor la luz solar por la tarde. Por tanto, el cambio es obligatorio y siempre se produce en las mismas fechas y horas en el conjunto de la UE, de modo que no existe la posibilidad de que un Estado miembro no aplique este cambio de hora.
En España, esta directiva se incorporó al ordenamiento jurídico nacional mediante el Real Decreto 236/2002 de 1 de marzo.
A lo largo de los años se han ido presentado informes y estudios por parte de la Comisión Europea y la Dirección General Europea de movilidad y transportes (DG MOVE) en 2014 que apuntan a ahorros en el consumo de energía.
Si bien, la Comisión Europea asegura que el consumo de energía no es el único aspecto positivo sino también subraya otros impactos sobre sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo, los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
El cambio de hora se remonta a la década de los 70, con la primera crisis del petróleo, cuando algunos países decidieron adelantar el reloj para aprovechar mejor la luz natural del sol y consumir menos electricidad en iluminación.
Desde 1981 se aplica como directiva que se renovaba cada cuatro años hasta la aprobación de la Novena Directiva, del Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, que establece el cambio con carácter indefinido.
LA POSIBILIDAD DE CAMBIO, A DEBATE DESDE 2018
Tradicionalmente, el último domingo de marzo es cuando se realiza el cambio de hora para adaptarse al horario de verano por lo que a las 2.00 de la madrugada, hora peninsular, se adelantan los relojes hasta las 3.00 (la 1.00 de la madrugada en Canarias pasará a ser las 2.00). El cambio se produce de nuevo el último domingo de octubre, para adaptarse al horario de invierno por lo que a las 3.00 de la madrugada los relojes se retrasan a las 2.00.
La Comisión Europea presentó una propuesta el pasado verano de 2018 para poner fin a los cambios de hora durante este año. En un principio, este 31 de marzo iba a ser el último cambio de hora que se realizaría en la Unión Europea, pero el Parlamento Europeo ha pedido retrasar hasta 2021 la eliminación de los cambios de hora propuesto por la Comisión Europea.
Los Estados miembros deben comunicar como muy tarde en abril de 2020 si se quedarán con el horario de verano o con el de invierno. Si optan por la primera opción, el último cambio de hora tendrá lugar en marzo de 2021, mientras que el reloj se cambiará por última vez en octubre de 2021 en aquellos países que decidan permanecer en el horario de invierno. Pese a la petición del Parlamento Europeo, los Veintiocho volverán a debatir sobre esta cuestión en junio.
En su último Consejo de Ministros, el Gobierno ha decidido que España mantendrá su huso horario actual y cambio de hora estacional aunque, en este último caso, la cuestión se volverá a estudiar en 2021.
DIFERENTES POSTURAS
En declaraciones a Europa Press, el presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), José Luis Casero –que forma parte de la comisión de expertos puesta en marcha en España para estudiar esta cuestión así como la del huso horario– ha reconocido que la decisión de retrasar la medida «era previsible» aunque ha lamentado que sea «una lástima ir tan lento».
En cualquier caso, Casero ha señalado que los trabajos del grupo de expertos están de acuerdo en que «hay que tomar ya una decisión» y que el otro debate pasa por «cuál será el mejor horario para España» que, como ha indicado, sería el de invierno.
Por su parte, el físico de la Universidad de Sevilla, José María Martín Olalla, ha indicado, al ser preguntado por la demora a 2021 tanto a nivel nacional como europeo, que «da la impresión de que la Comisión Europea se tomó el asunto demasiado a la ligera, como si hubiera un problema y hubiera que resolverlo inmediatamente».
«No veo que el cambio sea necesario. El problema depende de la latitud y la de España no es la de Finlandia. Espero que la UE aproveche la demora para tomar medidas con más rigor», ha asegurado.