En los próximos quince años se estima que la pirámide demográfica aumente un 24 por ciento en mayores de 65 años. Este incremento de población envejecida implica un abordaje integral y medidas concretas en los ámbitos social y sanitario.
Bajo esta perspectiva, el Gobierno de Castilla-La Mancha en coordinación con la Sociedad de Geriatría y Gerontología que aglutina a los especialistas del ramo en la región, está diseñando un Plan Estratégico de Geriatría que aborde las medidas de prevención, cuidados y atención socio sanitaria del paciente anciano.
Así lo ha explicado en Ciudad Real el director general de Asistencia Sanitaria, José Antonio Ballesteros, durante la inauguración del XIX Congreso anual de la Sociedad Castellano Manchega de Geriatría y Gerontología, donde ha subrayado que el “plan estratégico para los próximos años se encuentra ya en su última fase y nace con el objetivo de aumentar el grado de autonomía de la persona durante el mayor tiempo posible”.
Geriatras de toda la región han aportado sus conocimientos para definir un marco asistencial que responda a las necesidades demográficas y socio sanitarias. De esta forma, el Plan Estratégico de Geriatría define los recursos humanos, materiales y establece las bases para la reorganización del sistema sanitario de acuerdo a estos criterios.
Según Ballesteros, la Estrategia está vinculada de forma inherente a cuatro pilares, los profesionales, la formación especializada, la continuidad de los cuidados y la atención a la cronicidad. Actualmente en Castilla-La Mancha se están formando once médicos residentes en Geriatría, ha concretado el director general.
Como ejemplo de este modelo de atención del paciente crónico, el gerente de Atención Integrada de Ciudad Real, Alberto Jara, ha enumerado algunas de las medidas que se han puesto en marcha para responder “a una realidad demográfica determinante, que una de cada cinco personas de nuestra región es mayor de 65 años”.
En este contexto, ha explicado Jara, en el último año se ha aumentado un 40 por ciento el número de camas destinadas al paciente geriátrico y se ha conseguido una acreditación para formación MIR y EIR en Geriatría, de manera que contemos con más profesionales de Medicina y Enfermería expertos en este ámbito.
El paciente anciano con patología cardiaca
Por su parte, la presidenta de la Sociedad Castellano Manchega de Geriatría y Gerontología, Nuria Fernández, ha destacado el nivel científico de un encuentro que reúne este año entorno a ciento cincuenta profesionales venidos de distintas comunidades autónomas, para analizar una de las patologías más prevalentes en el paciente anciano, la enfermedad cardiaca.
Bajo el título del ‘paciente cardiópata’ se evalúan estos días en Ciudad Real los efectos del envejecimiento en el sistema cardiovascular con la evidencia existente para tomar las mejores decisiones, de manera coordinada con los valores de cada paciente anciano respecto a la salud.
Existen pocas investigaciones sobre el pronóstico del paciente anciano con enfermedad cardiovascular, y aquellas que existen se centran en la edad como un factor de riesgo. Sin embargo los últimos estudios parecen indicar que la edad podría ser un factor secundario respecto al estado de fragilidad del paciente.
Las enfermedades cardiacas son extremadamente frecuentes en los pacientes ancianos y constituyen su principal causa de muerte. A medida que aumente el número de ancianos en todo el mundo, este grupo pasará a ser el que incluya a la mayoría de los pacientes con enfermedad cardiovascular.