El pasado mes de febrero, el historiador Juan José García Ciudad con su libro “El Trenillo de la Calzá”, inició, en Calzada de Calatrava, el recorrido de localidades donde este ferrocarril de vía estrecha tuvo estación. El libro, editado por Ediciones C&G, tuvo una exitosa acogida por parte del pueblo calzadeño que llenó el Centro Cultural Rafael Serrano.
La siguiente “estación” en recibir “El Trenillo de la Calzá” será Aldea del Rey, el 22 de marzo. Días después, el 28 de marzo, el recibimiento lo realizará el Disco Bar La Luna de Puertollano y el 11 de abril llegará a Valdepeñas. Actualmente se está trabajando en cerrar fechas para su llegada a las localidades de Argamasilla de Calatrava, Granátula de Calatrava y Moral de Calatrava, también está previsto que “El Trenillo” viaje a la capital de la provincia.
El viernes, día 22 de marzo de 2019, a las 19.30 horas, en la Biblioteca Pública Municipal, situada en la calle Real 98, de Aldea del Rey, tendrá lugar la presentación del libro “El Trenillo de la Calzá. Ferrocarril de vía estrecha de Valdepeñas a Puertollano”, del historiador Juan José García Ciudad y editado por Ediciones C&G. Intervendrán en la presentación el alcalde de la localidad, Luis María Sánchez Ciudad; el Presidente de la Federación Castellano Manchega de Amigos del Ferrocarril y Presidente de la Asociación Manchega de Amigos del Ferrocarril de Ciudad Real, Juan Carlos López Peco, el prologuista de la obra, Santiago Francisco Ciudad Ruedas, el coordinador de deportes de “El Trenillo de la Calzá, deportivo cultural”, José María Morena Villanueva y el editor, Julio Criado. Está previsto proyectar un vídeo promocional de este libro y se podrá disfrutar de una exposición de fotografías relacionadas con “El Trenillo”. Al finalizar el acto se brindará con un vino español.
Estación de Aldea del Rey
Contaba la estación de Aldea del Rey, «El Cortijillo», con un edificio de viajeros, sin sala de espera. Disponía de un andén para viajeros de 30 metros y de un muelle descubierto de carga y descarga de mercancías de 210 m2.
El «Cortijo de Oliver», sería la estación de Aldea del Rey, en principio, se proyectaba establecerla en la propia localidad, bastante poblada y con abundante producción agrícola, como era lo racional, tanto por ser el terreno menos quebrado como por el previsible aporte al tráfico de viajeros y de mercancías, pero el caso es que se emplazó en la finca de don Gustavo Oliver Baulenas, de la burguesía catalana afincado en Madrid., no un apeadero sino una estación, la de Aldea del Rey, a unos cuatro kilómetros de la población por el camino de Mestanza, pasado el arroyo del Zurrero, junto a la misma casa, con las vías pegadas al jardín. Decisión que empresarialmente no se comprende pues en las inversiones prima la rentabilidad sobre cualquier otra circunstancia.
El Trenillo de la Calzá
Nos ofrece el autor, con singular modestia de hombre sabio, un trabajo acabado con el esmero del orífice y la paciencia meticulosa del amanuense medieval; un viaje al recuerdo y las entrañas de aquel «aprendiz» de tren -como el Manzanares lo fuera de río, según el poeta- que, transido y agobiado siempre por balances y cuentas de resultados, formó parte del paisaje de esta tierra y de la niñez de los que hoy peinan canas o han desaparecido ya.
El concienzudo trabajo del creador no da tregua al solaz ni a la ramplonería. Con mirada bondadosa, pero escrutadora e inquieta, va recorriendo minuciosamente un atlas de geografía mínima a través de 74 Kms. de recorrido desde Valdepeñas a Puertollano con escalas en Moral de Calatrava, Calzada de Calatrava, Granátula de Calatrava, Aldea del Rey y Argamasilla de Calatrava.
El Ferrocarril de vía estrecha de Valdepeñas a Puertollano, conocido popularmente como “El Trenillo de la Calzá”, inauguraba el tramo Valdepeñas-Calzada de Calatrava, el día 22 de diciembre de 1893. Desde esa fecha Calzada de Calatrava y Moral de Calatrava se incorporaban al mapa ferroviario de España, lo que suponía un extraordinario avance para los habitantes de esos pueblos y de los que están alrededor, ya que en dos horas podían ir a Valdepeñas y subir a cualquier tren de M.Z.A. Quizás ahora lo veamos muy lento o antiguo, pero en aquella época fue toda una «revolución».
El «caserío de Montanchuelos», en el término de Granátula de Calatrava, es el fundamento del ferrocarril, sin esa finca, el «Trenillo» no hubiera existido. La estación de Granátula de Calatrava, se situaba a más de tres kilómetros del pueblo, cerca del río Jabalón y de la ermita de Ntra. Sra. de Oreto y Zuqueca, con acceso por un camino.
Azarosa fue la vida de este «trenillo que encantó a propios y extraños». Tuvo carencias y limitaciones, sí, pero prestó un gran servicio, social y económico. Comunicó a los pueblos en los que paraba y a los próximos, enlazándolos con otras líneas, y dinamizó su economía originando una clara mejora tanto en la venta de la producción agraria y ganadera como en el transporte de viajeros. Y dio trabajo directo a más de cien personas e indirecto a otras muchas.