Los peritos forenses han determinado que el acusado de acabar con la vida de su mujer y su hijastra en Daimiel (Ciudad Real) en febrero de 2017 «quiso hacer mucho daño». Una afirmación que se desprende del análisis de las heridas que presentaban los cuerpos de las dos mujeres y que manifiesta la intención del agresor «no era herir», y que «hubo insistencia y reiteración» cuando se infligieron, según recoge Europa Press.
Así se han manifestado en el cuarto día del juicio con jurado popular que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Ciudad Real. Una sesión en el que se han desgranado los detalles de los informes y conclusiones de los expertos que han analizado los hechos y circunstancias, que acabaron con las muertes de A.B.L.S y A.M.P.L., madre e hija respectivamente.
Han explicado detalladamente cada una de las heridas que presentaban ambas víctimas, 15 la hijastra y nueve la madre, concluyendo que fueron realizadas con un arma con «filo y punta» que se puede corresponder con un cuchillo de cocina.
Respecto a la secuencia de los hechos, han determinado que murió primero la hijastra del acusado y después la esposa, que es imposible determinar cuánto tiempo tardaron en morir pero que no hubo intervalo temporal entre las puñaladas. «La secuencia de las lesiones es continuada», han determinado.
También han indicado que los cuerpos presentaban heridas defensivas y que cabe la posibilidad que la hijastra recibiera varias puñaladas una vez estuviera en el suelo. Pero no creen que hubiera un «excesivo forcejeo», por el detalle que el cuerpo de la más joven presentaba las gafas puestas.
SU ESTADO MENTAL
Por otro lado, han expuesto sus conclusiones los peritos encargados de analizar el estado mental del acusado. A este respecto han determinado que este no presentaba tras el análisis ningún deterioro cognitivo. «Estaba orientado en el tiempo y en el espacio y se expresaba correctamente, en consonancia a nivel educativo», han añadido.
Y es que para estos expertos que el acusado fuera «corto o tímido», como lo ha retratado su defensa, «no le merma el entendimiento para saber lo que está bien o mal».
No tienen ninguna prueba de que el acusado tuviera que tomar medicación alguna o tuviera que llevar seguimiento médico por algún problema mental. Solo se les facilitó una documentación que se le había diagnosticado una depresión del 2013 cuyo tratamiento abandona él.
Han confirmado que no pueden determinar que haya premeditación, pero sí una reflexión previa a su actuación. «Se reiteraba en la motivación económica, culpaba las víctima de su ruina».
«FUE ACCIÓN-REACCIÓN»
Finalmente, la defensa ha presentado el informe de una especialista que ha apoyado su versión sobre el estado mental del acusado. Para la experta, que ha tenido varias entrevistas con él en prisión, tiene mermadas las capacidades de comprensión y actuación y por tanto tiene mermadas sus capacidades cognitivas y volitivas. «Sólo actúa si se la da unas directrices muy concretas y sencillas».
Según ha podido deducir de su análisis, el acusado presenta un trastorno mental con rasgos esquizoides y de depresión que pueden tener su origen en su nacimiento prematuro.
Con este diagnóstico la posible explicación sobre lo sucedió de esta experta es que el acusado tenía un problema y no sabía cómo resolverlo, y en el momento se le pasó ir a la cocina y coger el cuchillo, «fue acción-reacción», ha concluido.
Sobre la premeditación, ha determinado, que por su carácter, era imposible que planificara la acción y sobre lo de tener la pretensión de hacer sufrir a las victimas ha determinado que por su «falta de sentimientos y emociones no es capaz de entender lo que es hacer sufrir a alguien». Además, ha recordado que había dejado la medicación.