El 9-M, la fila, era larga. Queríamos marchar a casa de los abuelos a comer, pero mi suegro tiene sus horas (se rige por el sol), con lo cual por lo general, nosotros comemos, a la hora que él merienda.
Le gusta que le paseen por el pequeño pueblo y sus hijos no son “bareros” de domingo.
Hoy, cafeteando, antes del partidillo con mi pequeño (al que últimamente se apunta el abuelo, con 78 primaveras a su espalda y toneladas de carbón extraído, que dia a dia, grabaron a fuego en su frente la palabra “silicoso de por vida”) le conté lo que nos pasó, cuando fuimos a votar.
{mosgoogle}Sobreactuando y gesticulando en exceso, por tanto, le dije:
Coño abuelo, no te puedes imaginar con quien votamos hoy. Por mucho que pienses, no acertarás.
Coincidiríais con algún “politicu”. Ahora… ¡hay tantos!
No, no, nada de eso y bajando la voz lo suficiente, como para que él , no lo escuchara le dije: con Lucifer.
¿Quién dices oh? Habla mas fuerte, nenu.
LUCIFER, abuelo, LUCIFER… girando el resto de clientes sus cabezas, al escuchar el nombre del maligno.
Carcajeándose, sacó la mano (tamaño raqueta de Nadal) y me dio un cogotazo “amistoso” que me lanzó contra la barra y a punto estuvo de pasarme al “otro lado” (de la barra, digo).
¿No me crees?…Pues escucha…
Cuando llegamos a la mesa, donde se encontraba la urna, había un personaje con gorra de cazador y gafas oscuras. Se situó frente a ella y entregó la documentación. Un señor calvo sentado a la diestra de la presidenta, exclamó: Fulanito de tal y tal, poniendo una equis en el margen izquierdo, junto a su nombre y desde el otro extremo se escuchó: ¡vota!, pero la secretaria exclamó, cuando nadie esperaba su intervención: ¡numero 666!
Coño, coño…¿no había otro numero? –exclamó el personaje. Bueno ¿qué mas da?, no es que no renuncie a él, sino que además, os pido que me lo reservéis “ de por vida” en el censo de esta mesa. Hala, adiós… ¿pero que digo? ¡Al infierno todos vosotros! He de recordar, buscar mejor disfraz para dentro de cuatro años. Me fastidia que me reconozcan.
El abuelo, boquiabierto, se estaba tragando todo el sermón de principio a fin y quedando unos segundos extremadamente reflexivo exclamó: ¿Lucifer también vota? ¡Que jodio!
Cuando me disponía a acabar el café y ya estaba animando al crío, para ir a la “pista” a meter unos golazos, con su izquierda de oro… veo que mi suegro gira lentamente la cabeza y me espeta:
¿Pero tu, cuando llegasteis por la mañana…¿no traías gafas de sol y gorra de cazador?
Entre carcajadas le dije: ¿A que nunca jugaste al fútbol con Lucifer? Hoy es tu día y recuerda 666.
El segundo cogotazo logré esquivarlo y menos mal, porque este me hubiera decapitado.
¡No me gustan estas bromas!…¿me oyes? Yo pensaba que me estabas hablando en serio. Hala, ¡hoy invitas tu, por mamon!
Coño abuelo ¿qué van a pensar en tu bar de diario, si me ven pagar a mi? Dirán que no me tratas como buen anfitrión.
El tercer cogotazo, silbó a unos centímetros de mi nariz sin lastimarme.
¡Esa esquiva no es de este mundo! No. si al final tendré que llamarte diablo.
Chsssssst, un respeto, diablo es un súbdito… Lucifer es único.
¡Gol de Lucifer!!!!!. Anda que no hay números… manda carayo.
¡Que digo yo, sin animo de ofender, que el Madrid, podría haber fichado al mismísimo diablo y así, continuar estando en competiciones europeas. ¿no?
Joer con el abuelo, las tira al pecho. “Oye , que era una broma, no empecemos…eh”.
Carcajadas domingueras de tres generaciones, se escuchaban en el valle, al que altas montañas, roban el sol a las 5 en punto, sobre una pista deportiva, mientras la luz de domingo –que dice Garci- lo inunda todo.-
La vida tiene estas cosas tan… normales.