El fotógrafo Manuel Ruiz Toribio presentó anoche, en el salón de actos del IES Maestro Juan de Ávila, ‘Guadianas’, un fotolibro de “sentimientos encontrados”, que fluyen hilvanados por la gente del río más misterioso de la Península -barqueros de Daimiel, antiguos molineros o pescadores de Mértola (Portugal)-, elementos patrimoniales abandonos y objetos hallados a sus orillas.
Un proyecto de fotografía que Ruiz Toribio llevaba años intentando hacer. Una cuenta pendiente que asumió cuando navegaba por el Amazonas, que retrató en ‘El río de la vida’. “Pensaba que estaba haciendo aquello y me acordaba del río que pasa por mi pueblo, y que podía hacerlo también allí”, comentaba momentos antes del inicio de la presentación. Finalmente, con instantáneas de entre 2009 y 2018, el libro, del que el fotógrafo se siente muy satisfecho, “ha salido”. Lo conforman en torno a ochenta imágenes, seleccionadas “con gran esfuerzo”.
No es un paso por el Guadiana ni una obra de naturaleza o paisajes, ‘Guadianas’ son sensaciones, personas que ha conocido, “cosas que aparecen y desaparecen como el propio río -porque el agua se las traga y luego vuelven a surgir de entre ella, un patrimonio escondido que convendría recuperar-, los pueblos, los pocos ribereños, etc.” Apunta Ruiz Toribio que cuando el Guadiana se ensancha y se hace navegable quieren mucho más al río, “aquí le damos la espalda”.
El Guadiana, añadía, es el río más misterioso, existe controversia hasta para determinar el lugar de su nacimiento. Sus fotografías fueron tomadas desde Salinas de Pinilla (Albacete) hasta la desembocadura del río en Ayamonte.
Acerca el título del libro y la utilización del plural, explica que guadianas son los personajes, los lugares, el autor… un término que sirve para no confundir el trabajo con un libro sobre el río.
El fotógrafo Ramón Peco, el director del Centro del Agua de Daimiel, Alejandro del Moral, y el diseñador del libro, Jaime Narváez, han acompañado a Ruiz Toribio en la presentación del libro.
En cuanto al orden de aparición de las fotografías, el autor aclara que no sigue el curso del río. Le parecía que debía carecer de él, y el diseño del libro se ha ido conformando “según lo iba pidiendo” y, por supuesto, “haciendo caso al que sabe de estas cosas, que es el diseñador”.
No pude ir; enhorabuena!
Exquisito.
Una ocasión que pone en valor el ‘fotolibro’ en la cultura visual contemporánea.
Enhorabuena…..