La ventana aquella, la de la oportunidad de entre 2014 y 2016, nunca se abrió del todo, no fue poco que se abriera y no es poco que nadie haya podido volver a cerrarla del todo. Pero apenas queda algo más que una rendija. El brusco impulso inicial no era suficiente y a sus ‘héroes’, a sus ‘mártires’ y a los meros acompañantes y las comparsas (que de todo había), les faltó luego perseverancia sostenida, confianza mutua y decisión a la hora de creer en su propia fuerza interna, mientras sus oídos se llenaban del griterío artero de los enemigos y de las frágiles voces de lealtad que habían proferido sus aliados más zascandiles y oportunistas. Hoy se habla de expectativas que rondarían los 50 escaños: voto arriba, encuesta abajo, la cima del monte Olimpo quedaría tan alejada y agreste que definitiva y fatalmente la gobernanza del Estado parecería una meta inalcanzable. Por eso decidieron aprovechar lo que pudo entrar por aquella ventana con los vientos del primer golpe certero y unirse a otros aires que, por cierto, también ellos ayudaron a mover un poco, aires fuertes y también, tristemente, vendavales que volverán a soplar en contra. Aunque el discurso se revista de ideología de Estado, sus enemigos nunca darán credibilidad a quienes querían llegar hasta arriba desde abajo y con los de abajo. Y quienes hoy se coaligan y matrimonian con ellos siempre los juzgarán como adversarios de poco fiar que quisieron superarlos (conyugicidas tal vez de un matrimonio de conveniencia). La «obsesión por gobernar» y por el buen gobierno puede presentarse como una virtud, pero en boca de quienes querían transformar el sistema de representación y Gobierno, más bien parece un castigo, un castigo divino, un castigo desesperante, como el que los dioses dictaron contra las hermanas Danaides, las 50 hijas del rey Danao, halladas culpables de matar a sus maridos y condenadas por ello a penar en el inframundo acarreando eternamente el agua que debían llenar en ánforas agujereadas.
Pedro Oliver Olmo
Sobre el muro
Se dice que quien se asoma a la ventana cada rato, quiere vender barato. Y es que ventana abierta, pájaro que vuela.
Tal vez, por eso, el sueño se convirtió en pesadilla…..