El semáforo

postales-desde-itacaPerfecta y Modesto tenían que arreglar el «asunto» ese día. No podía ser otro. Sentados en un banco de un parque, tomaban la decisión. Habían dado ya tres vueltas a la manzana y nada… todos los semáforos estaban igual: dos muñequitos en verde. En unos, se veía claramente que eran un hombre y una mujer; en otros, dos mujeres; en otros, dos hombres… Ellos no sabían qué hacer. Siempre les habían dicho que hay que cruzar solo cuando hay un muñeco en verde. Y, además, ellos habían oído las historias de lo que se cocía al otro lado: hombres desnudos con niños en sus hombros, mujeres besándose entre ellas, orgías en la calle, jóvenes mancillando a «personas de bien». No, Perfecta y Modesto no querían cruzar, porque tenían miedo, mucho. Pero necesitaban hacerlo para poder arreglar el «asunto».

Perfecta, mientras pensaba, observaba a la gente que estaba en el parque. Una pareja joven daba un potito de fruta a su bebé. Él decía: «¿Ves como conmigo sí se toma la fruta?». Y ella le espetaba un beso. A su lado, un grupo de jóvenes cantaba el Despacito mientras una pareja de ancianos bailaba al compás y, al finalizar, él le sujetó la cara con las dos manos y la besó. Los jóvenes aplaudieron. Un poco más cerca, al lado de su banco, una pareja le comunicaba a la madre de él que quería que fuera la madrina de su boda. Y ella le abrazó, mientras le decía que le hacía muy feliz esa noticia.

Modesto le interrumpió tan bonitas estampas para decirle que tenían que cruzar. «No hay opción, Perfecta». Ella se levantó y comenzó a dirigirse al paso de peatones. «No me sueltes, Modesto. No dejes que nada nos separe».

Esperaron nerviosos, llenos de miedo y pavor, a que los muñecos se pusieran en verde. Y cruzaron. Muy lentamente. Tan despacio que los muñecos empezaron a impacientarse también y aparecían y desaparecían intermitentemente, avisándoles de que ya no había vuelta atrás.

Perfecta agarraba fuertemente el brazo de su marido. Lo primero que vio fue a un niño, sonriendo y con cara de felicidad, subido a los hombros de su padre, y este de la mano de otro hombre… Vestidos, eso sí, los dos. Un poco más adelante, un grupo de jóvenes cantaba el I will survive mientras dos ancianos bailaban al compás y, al finalizar, uno de ellos, el más canoso, sujetó la cara del otro y le besó, mientras los jóvenes les aplaudían. Perfecta oyó cómo el del pelo moreno le decía al canoso: «Hace 40 años no podías besarme en esta calle». Perfecta relajó un poco la presión en el brazo de Modesto, cosa que este agradeció.

En un jardín, sentadas sobre una sábana de la Patrulla Canina, dos mujeres daban un potito de frutas a su bebé. La rubia le dijo a la pelirroja: «¿Ves como conmigo sí se toma la fruta?». Y la pelirroja se rio y la besó.

Cuando llegaron al portal del abogado, delante de ellos, dos jóvenes, de la mano, caminaban junto una señora mayor. El más alto le dijo: «Mamá, quiero que seas la madrina en nuestra boda». Y la madre, requetecontenta, abrazó a los dos, expresándoles emocionada la ilusión que le hacía.

En ese momento, Perfecta y Modesto ya solo se acariciaban la punta de los dedos de la mano mientras caminaban, relajados, tranquilos, disfrutando de la música, el colorido, las risas, que poblaban el ambiente.
«Pues cuando salgamos del abogado, podríamos ir a tomar a esa terracita un granizado, que hace calor». Señaló hacia donde había un grupo de transexuales, que estaban escuchando atentamente cómo podían hacer para cambiar el DNI, los pasos a seguir en el registro, dónde podían acudir en caso de encontrar trabas… «Pues muy buena idea, Modesto. Pero, antes, deberíamos volver de nuevo para decirles a los otros que crucen… que lo hagan sin miedo».
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P. D.: Las tardes de verano y los grupos de Facebook es lo que tienen… 😉

Esto es un #cuento porque… en el Registro Civil preguntan a las parejas de lesbianas cómo han quedado embarazadas y les piden papeles. A mí, no. Es más, ha podido ir solo el padre.
Esto es un #cuento porque… hay muchos Modestos y muchas Perfectas en el trabajo, en las familias y no tienen ninguna intención de cruzar. Es más, se ríen y hacen chistes de mal gusto, insultan y procuran no acercarse.
Esto es un #cuento porque… sigue habiendo países donde es delito ser homosexual, trans… o cualquier etiqueta que no sea hetero.
Esto es un #cuento porque… Podéis añadir lo que queráis, seguro que la lista es interminable, de momento…


Postales desde Ítaca
Beatriz Abeleira

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2 COMENTARIOS

  1. Delicado y real.
    Es la hipocresía de la sociedad actual. Aún es mucho el camino por recorrer y por consolidar lo adquirido. Y es que cuando el semáforo está verde, la prioridad de paso es de las personas sin distinción…..

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