El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, y al día siguiente, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza; dos fechas claves que deben llevarnos a reflexionar sobre la injusticia y la privación de derechos que viven los 821 millones de personas que siguen pasando hambre en el mundo.
Considera Manos Unidas, “que la humanidad tiene hoy capacidad de producir alimentos más que de sobra para los casi 7.500 millones de habitantes del planeta. Por eso, es más inaceptable que nunca que, en un mundo que ha alcanzado asombrosos niveles de crecimiento económico, tecnológico y recursos financieros, haya cientos de millones de personas que viven en la extrema pobreza y padezcan su peor expresión: el hambre”.
Según el último informe de la FAO, por tercer año consecutivo, ha subido el número de personas que padecen hambre en el mundo, habiendo pasado de 805 millones a 821. Esta cifra equivale al 11% de los habitantes del planeta o a la suma de todos los habitantes de Europa y Estados Unidos.
Este incremento de personas que pasan hambre en el mundo, unos 16 millones más que en el año anterior, suponen un acicate para el trabajo de organizaciones como Manos Unidas ya que la mayoría de esas personas viven en los países en desarrollo de Asia, África y América Latina, en los que está presente la Organización.
Con el objetivo de luchar contra el hambre, la pobreza y sus causas, Manos Unidas en 2017 destinó 39.524.002 € a la realización de 570 proyectos de cooperación al desarrollo y 2.324.818 € a actividades de sensibilización en España.
Para Manos Unidas, el hambre es una realidad compleja que no tiene una única causa, sino múltiples. Entre ellas cabe destacar las de orden macroeconómico y político, pero también otras que aluden a comportamientos particulares en los países desarrollados. La mercantilización de los alimentos, la insostenibilidad social y medioambiental de la producción a gran escala y la pérdida y el desperdicio de alimentos tienen mucho que ver con el hambre en el mundo.
Por tanto, “el hambre en el mundo no se debe sólo a la escasez ni a causas de tipo natural, sino, fundamentalmente, al comportamiento humano”.
La conclusión es cierta. ¿Como es posible que con tanta ONG, con tanto buen samaritano que manejan muchisimo dinero, con organizaciones internacionales como es posible que a día de hoy no se hayan solucionado los problemas de la humanidad?
Decía Luis de Góngora: «Que poderoso caballero, Don Dinero». Y es que el 98% de las ONGs son negocios que se lucran con los pobres, con los no tan pobres, negreros con los negritos que traen a Europa en pateritas del chino que ponen ellos mismos a cambio de media vida de esclavitud moderna, …
Son tan lucrativas y tan malas éticamente hablando como un banco (o peor)