El Museo Municipal de Puertollano ha acogido la presentación del poemario de José Amarillo, `El Emigrante y otros romances´, el último libro del autor de 72 años, y tercera de sus obras editada por Ediciones C&G.
Y precisamente, era el editor, Julio Criado, el encargado de comenzar la presentación del libro, no sin antes reconocer que si Amarillo hubiera caído en otro momento de la historia, en otro contexto cultural, social e incluso familiar, “les estaríamos hablando de un gran poeta, comparable a cualquiera de la Generación del 27 y no estoy exagerando”.
Emotivas palabras, cargadas de cariño hacia el poeta, el cual como se recordaba en el acto, había dedicado toda su vida al trabajo como celador de hospital, y a su familia, no pudiéndose centrar en la faceta de escritor hasta su jubilación. Mérito mayor aún el que tiene su obra, por este motivo, explicaba el editor, y por el que algún día “se le reconocerá la poesía que está haciendo y yo seré feliz si sigue confiando en mi para editarla”.
Junto a Julio Criado, en la mesa, un párroco, Don Mariano de Mondéjar. El sacerdote, icono de la minería de Puertollano, comparte amistad desde hace años con José Amarillo, además de su afición por la escritura, y por ello, en la presentación de `El Emigrante y otros poemas´, no podía perder la oportunidad de hablar de la inspiración que rodea al poeta.
“De la grandísima facultad de inspiración que tiene este Amarillo”, decía el sacerdote, “de esa que te invade, que llega como la presencia del Absoluto y que hace que, a veces, te salgan palabras de la cabeza. Amarillo tiene esa habilidad y es una gracia”.
Precisamente de esa amistad entre escritores, y de las peticiones de Mondéjar a su amigo, han salido cuatro poemas de temática religiosa de la cabeza de José Amarillo, de los cuales han sido publicados dos; uno acerca de la Purísima Concepción en su primera obra editada y un poema para Santa Teresa, que forma parte de este último libro.
Explicaba el escritor ante el auditorio que los `otros poemas´ que dan título a la obra son `El Emigrante´, inspirado en lo que un día fue él, aunque la vida solo le llevara hasta Valdepeñas para trabajar en el Hospital de esta ciudad, y en otros emigrantes que conoció en su trayectoria profesional, como “ese hombre que vino al Hospital junto a su mujer y sus hijos, perdió a su mujer, y cuando llegó el final de las vacaciones, sus hijos regresaron a Alemania, y se quedó solo por el paseo, encogido y triste”.
El resto, son Romances a la belleza de la mujer, a los enamorados que gracias a una margarita se pusieron en común, y los dos principales que rememoran su infancia y sus recuerdos de juventud en El Hoyo “donde había vida a pesar de lo pequeño que era, y donde había muchos animales”, y de ahí salió `El Cabrerillo´, un homenaje a una figura emblemática dentro de la humildad, sin horarios ni días en el calendario, en condiciones más que precarias, y bajo una soledad atroz, que el propio Amarillo experimentó en sus carnes.
`La Montería´ es el otro tema que el autor ha trasladado a los lectores en este libro. No podía ser de otra manera cuando el que escribe proviene de un pueblo rodeado de cotos, algunos reservas del Estado y al que acudía casi toda la nobleza española, entre los años 50 y 60, lo que daba vida al lugar y entretenimiento “yo lo vivía como un espectáculo, para los niños era una cosa inaudita, coches de marcas que no estaban ni en Puertollano, esos señores…”.
Y para terminar, `Amores Raíces´, una parte de lo que José Amarillo sentía en referencia al agua del Jándula de su pueblo, cuyo entorno –dice- “nos cautivaba como personas y envolvía la vida del lugar”.
Así presentaba este escritor su obra ante el público que acudía a la presentación, de forma clara, entendible y escueta, como él mismo define sus poemas; por cierto acompañados de una portada, hecha por un amigo de manera altruista, Fermín Ortiz, y es que no hace falta nada más para atrapar al lector “con una poesía que me sale muy profunda”, decía el escritor.
Junto a la presentación de la obra tuvo lugar el magnífico recital musical de la mano de los jóvenes Sergio Muñoz González y José María Amarillo del Barrio, ambos alumnos del Conservatorio de Música de Puertollano ‘Pablo Sorozábal’.
