El Comentario de Texto

ReymondeDesde hace mucho tiempo, el comentario de texto forma parte de las actividades de formación lingüística y de comunicación para estudiantes de Educación Secundaria. Pese a su aparente simplicidad, me parece una actividad muy completa, y muy creativa, como ejercicio de comprensión lectora y de expresión gramatical; pues en eso consiste, dicho en pocas palabras. El análisis que se deduce de una comprensión lectora correcta (cualquiera que sea el lenguaje empleado, semántico, gráfico, musical, etc.), me parece uno de los mejores ejercicios para el desarrollo de la capacidad intelectual.

La técnica del comentario de texto es relativamente sencilla – luego dependerá de lo que cada fase y cada circunstancia pueda requerir con mayor detalle – y básicamente consta de dos partes: leer y escribir. Para la preparación de un comentario académico de un texto, todos los especialistas recomiendan hacer dos lecturas del mismo. Una primera lectura completa, sin detenerse, que más o menos capte la idea general y provoque el primer impacto en el lector. Conviene pues que haya una segunda lectura, más sosegada, donde se puedan observar con más detalle los argumentos y contenidos que sustentan la idea principal que trata de exponer el escritor, y verificar que la apreciación inicial ha sido correcta. A veces puede haber en el texto párrafos aparentemente inconexos, incoherentes. En este caso, es importante comprobar si dichas ideas diferentes se complementan, para dar cohesión a una idea total, o por el contrario es la suma de ideas diferentes, o incluso si existen contradicciones en sus términos. La primera premisa del comentario de texto académico es, por tanto, la búsqueda y comprensión de la idea principal sobre el texto completo.

No obstante, en otros contextos, un comentario de texto puede ser deliberadamente incompleto, parcial, obviando algunos aspectos del texto original y dando pie para detenerse en otros aspectos que puedan suscitar mayor interés. Al fin y al cabo, la historia de la Filosofía, no es sino una interminable sucesión de comentarios de textos de este tipo. Pero esta forma de digresión, puede resultar peligrosa, si al hacerlo se distorsiona – en primera instancia – el sentido que el texto original transmite, si toma algo inexistente como premisa de referencia en lo que se pretende comentar. En el fondo, el comentario de texto es una actividad de comunicación, y es fácil que a medida que nos alejamos del mensaje original, el significado de éste pueda terminar transformándose hasta quedar irreconocible.

Puede suceder también que uno confíe en que su capacidad lectora no necesite una segunda lectura para hacer el comentario de un texto de poca complejidad. Esto es lo que generalmente hacemos cuando leemos algún texto (un periódico, un libro…). Sin embargo, si de lo que se trata es de crear un acto de comunicación, es decir, de redactar un comentario para ser leído, todos los especialistas están de acuerdo en que lo más prudente es comprobar de nuevo el contenido original, de modo que se eviten confusiones, malentendidos, etc. Cuando la comprensión lectora no sea correcta o efectiva, o es un problema de método, o lo es de la capacidad del lector.

En un artículo de análisis sobre un hecho determinado, además del contexto y de la definición del mismo, el autor debe indagar sobre las causas que – bajo su punto de vista – cree que genera una serie de consecuencias sobre el asunto principal del que trata el texto. Esa es la idea que el lector debe perseguir.

Pongamos un ejemplo. Imaginemos un artículo que trate… no sé… de la crispación política en la sociedad española. Supongamos un párrafo como el que sigue: “Las sociedades de larga tradición democrática se fundamentan en el respeto por el adversario político, lo que a la larga proporciona un marco de estabilidad política y económica al país. Ese ha sido el gran logro de la “Gran Coalición” alemana, la consecución de un gobierno estable en dicho país mediante el entendimiento entre fuerzas de distinto signo político. Algo que parece imposible en nuestro país” Este párrafo, de por sí, sería suficiente para ser extensamente comentado, porque contiene bastantes epígrafes que puedan ser observados con mayor amplitud, como la tradición democrática, el respeto por el adversario político, la estabilidad, la coalición, el entendimiento, las fuerzas de distinto signo político,imposible, nuestro país … Pero como decía, este ejemplo solo tiene tres oraciones. Su propósito, en un contexto más amplio (como hablar sobre la crispación política), sería el de ilustrar un escenario concreto de concordia, posible y real, en contraposición con el que tenemos.

La segunda parte del trabajo, la propia redacción del comentario, es mucho más complicada. Como no me considero especialista literario, prefiero que sean ellos quienes aporten consejos o lecciones sobre cómo hay que redactar un comentario de texto. En todo caso, las conclusiones son importantes: se puede reafirmar o contradecir la idea del texto. Pero un buen comentario de texto no consiste en extraer conclusiones sobre la bondad o la maldad del autor, sino que debe aportar argumentos, sin emplear prejuicios o juicios de valor sobre aspectos secundarios que desdigan (valga la redundancia) el valor de los argumentos principales.

Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde

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2 COMENTARIOS

  1. Y de qué sirven los argumentos si no hay contra-argumentos?

    En la Pos-modernidad ni se dialoga ni se debate.

    Todo es excesivamente emocional por eso predomina la injuria y la calumnia en el discurso.

    No idealice Alemania. La atmósfera política alemana está ya tan crispada como en el resto de Europa. En una cosa nos superan, en que su sistema educativo enseña a pensar y está mal visto perder los nervios en un debate, pero falla en lo mismo que el nuestro:

    Un diagnóstico de la realidad falso por progresista, progresista por falaz.

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