Jesús Millán Muñoz.- Instalado este museo en Brihuega, Guadalajara, en el antiguo convento franciscano de San José de la localidad. En mil metros cuadrados, consta esta colección de miniaturas en más de sesenta vitrinas y más de tres mil obras, entre otras una Última Cena pintada en un grano de arroz, una casita de muñecas en un dedal que es un Record Guinness. La colección completa consta de más de sesenta y cinco mil objetos.
Dicha colección acumula cuatro récords Guinness. Dicha colección abrió un primer museo sobre el mismo tema en Mijas, Málaga, después, un segundo en Guadalest, y por fin, un tercero en Brihuega que es la villa natal del profesor Max, cuyo nombre era Juan Elegido Millán, fallecido en 1975, después su hermana junto con su marido siguieron con la colección, aumentándola y cuidándola.
Entre otras muchas reflexiones, podríamos indicar:
– Se cumple el axioma antiguo, “todo lo pequeño es grande, todo lo grande es pequeño”. En definitiva es encerrar algo de la vida humana, de la existencialidad humana, miniaturizándolo, haciéndolo pequeño e insertándolo en distintos materiales o realidades.
Lo pequeño, en este caso la miniatura, representa un cosmos, representa la existencialidad humana, en diversos aspectos, cosas reales en miniatura, obras de la cultura humana en miniatura. Es real, es liliputiense, pero al mismo tiempo es grande. Lo pequeño y lo grande, de alguna manera lo hacemos los seres humanos.
– Se indica que esta colección es la más grande en miniaturas del mundo. Por lo cual, existen multitud de referencias a muchos aspectos de la realidad humana cultural. Diríamos que en muchos sentidos este museo es un museo surrealista o hiperrealista en pequeño o en miniatura. Es diríamos, representar algo, algo o mejor muchos algos, muchos entes, en pequeño, algo o ente que en la realidad es mucho mayor que nosotros, una casa, por poner un ejemplo, la representamos en pequeño.
Se produce entonces una especie de combinación de lo pequeño, miniatura, con lo grande lo hiperrealista, pero representado de forma pequeña, creándose una atmósfera, que podríamos indicar del surrealismo, no solo surrealista. Es decir, de ese arte o vanguardia que en el siglo veinte, entre otras, cambió o transformó la forma de ver y de percibir. Es decir, se manifiesta de alguna manera, el inconsciente de la mente humana, el inconsciente o perspectivas o dimensiones de cosas escondidas del yo y del no-yo. Lo evidente del objeto, al hacerlo pequeño, captamos lo no evidente, por indicarlo de alguna manera-forma.
– El ser humano siempre se marca límites, para intentarlos atravesarlos, se marca fronteras para horadarlas. Es, o quizás forma parte de nuestra genética, que hemos ido recorriendo desde África en distintas oleadas, en distintas especies humanas, surgiendo y naciendo desde este continente y yendo por todos los lugares del mundo. Quizás, este museo, nos representa metafórica y simbólicamente, esa necesidad del viaje, de atravesar fronteras, pero no solo físicas, sino de todo tipo, diríamos que ahora estamos preparándonos para otro viaje, el viaje al sistema solar, pero no solo viajar, sino viajar para establecernos, cosa que harán posiblemente las próximas generaciones, pero ya, ya nosotros estamos viendo el principio de ese instinto-viaje.
En este museo, al pintar un paisaje en una cabeza de un alfiler, que solo se puede ver por microscopio, queramos o no, está dentro de esa esencialidad, esa tesitura, esa necesidad humana de ir más allá, siempre más allá. Somos ese viaje interior, ese viaje exterior, ese viaje-interior-exterior, ese viaje cultural y ese viaje extracultural. Somos los que abrimos límites. Y este museo es una muestra clara y evidente de ello. Este museo en muchos sentidos nos representa lo que somos, o parte de lo que somos, porque somos en lo que estamos, y estamos en lo que somos.
Unamuno del que se contiene una pequeña papiroflexia en este museo, nos podría decir, de vivir y de existir, abrir nuevas interpretaciones a esta realidad, de la miniatura y del ser humano, de la papiroflexia y de la miniatura, de este museo y del ser humano…
Para terminar en tantos viajes que los humanos realizamos por la costra de la tierra, por las geografías de la Península Ibérica, para trasladarnos de un lugar a otro, siempre de un punto A, a un punto B, no nos damos cuenta que en la geografía cercana a nosotros, dejamos de ver-percibir-pensar-sentir realidades-entidades culturales o naturales, que merecen la visita. Una de éstas, es este museo en miniatura. Uno, uno de los más grandes del mundo, si no el más grande, en colecciones de su especialidad. Pero en el fondo todo museo, solo nos habla de nosotros, es un espejo de lo que somos nosotros, es un espejo de lo que hemos sido, de lo que deseamos ser, de lo que podríamos ser. Es una forma de estar. Este museo está esperando tu visita, quizás, cuándo salgas, habrás conocido alguna faceta de ti mismo. Que es el fin, el final de toda obra humana.