El arco temporal de 1968-1976 esta recorrido a nivel de local, y más allá de los grandes acontecimientos nacionales –estado de excepción en 1969, asesinato de Carrero Blanco en 1973 y, finalmente, muerte de Franco en 1975– por la polémica municipal del Nuevo Consistorio.
En diciembre de 1968, se inicia el expediente de ruina del Ayuntamiento, tomándose en marzo del 69 el acuerdo de construir un nuevo edificio en «estilo castellano». Resulta sintomático advertir, como 40 años después del concurso de 1929, se vuelve a introducir como factor estilístico diferencial «lo castellano», para desarrollar la formalización de la Plaza. Si la vaguedad del término, posibilitó ya en 1929 una solución más próxima al «revival» neo-historicista, de nuevo se va a producir una solución formal ajena al entorno y ajena a los propósitos declarados en las bases. Estas quedaron redactadas en noviembre de 1969, para finalmente adjudicar, sin mediar concurso, el encargo al trabajo presentado por Fernando Higueras con la colaboración del arquitecto municipal, Ildefonso Prieto. La memoria de dicha propuesta, ya sentaba las bases de la singularidad que se pretendía desarrollar. “ … El objetivo del presente proyecto, ha sido conseguir un edificio representativo y digno, bien encajado en el conjunto de la Plaza del Generalísimo….. En vez de utilizar el revoco color barquillo claro, se tratará con hormigón armado blanco”.
El 30 de junio de 1971, se celebra la rueda de prensa de presentación del proyecto, presidida por el alcalde Sr. Sancho, con la participación de Higueras (autor del Proyecto), López Villaseñor, Prieto (arquitecto municipal) y Rodríguez Arango (secretario de la Corporación). El tono general de la rueda de prensa, fue un tono eminentemente a la defensiva, como queda claro en la nota de prensa que se hace eco de la misma: “El nuevo edificio no es un barco, ni tiene estilo nórdico”.
La aprobación del proyecto, por la Dirección General de Arquitectura en Octubre de 1971, va cerrar en buena medida la primera fase de elaboración y discusión de la alternativa municipal. El fin de año supone por parte de la prensa local, los adioses al viejo edificio. Llegando al 28 de febrero, fecha en que se va producir la última sesión en el Consistorio centenario. Las palabras del Alcalde, Sr. Sancho, tratan de justificar la demolición del edificio y el levantamiento del nuevo Ayuntamiento. “ … Lo de menos ahora, es reparar en si la Nueva construcción es más o menos bonita que la actual, o más o menos a gusto de todos. Lo que debemos considerar es que esta renovación arquitectónica representa para todos un símbolo del nuevo espíritu que hoy nos anima, infundido por nuestro Movimiento y bajó la dirección firme de nuestro Caudillo… «.
Y de aquí la metáfora que algunos quisieron contemplar en el proyecto y la consecuente construcción. El cambio de edificio, en los amenes del franquismo, era visto –quiso ser así visto– como un balón de oxigeno para el postfranquismo evolucionado; y como un cambio de tercio para los reformistas que querían ver en esta oportunidad un lavado de cara de la larga dictadura.
Por ello, el adiós unánimemente expresado en la prensa, es un adiós menor que ocultaba otro adiós mayor a un régimen con síntomas de agotamiento senil. Todos o casi todos los que escriben en estos días, lo hacen para despedir la presencia del reloj de la torre; pura evidencia del cambio de tiempo y de la nueva cronología. La demolición del edificio decimonónico, va a levantar pocas críticas, iniciándose los trabajos el 2 de marzo de 1972. Era la conformidad de un cambio pactado como necesario, por todos los protagonistas del momento: unos como partidarios del rejuvenecimiento imposible del tardofranquismo; otros como apologetas del espíritu del 14 de febrero de Arias Navarro.
Las razones esgrimidas para justificar la demolición pasaban por la supuesta insuficiencia del antiguo Ayuntamiento, para dar cabida a las funciones actuales exigidas por la vida local; prolongable ese razonamiento a la vida nacional y a sus cambios demandados. A la postre la razón de la insuficiencia del antiguo Ayuntamiento se nos antoja incapaz de sostenerse por sí sola. Habría sido preferible respetar el edificio del XIX y en un nuevo edificio independiente, montar aquellos servicios municipales que demandasen más espacio. Pura metáfora.
El 7 de abril de 1972, el pintor local e hijo predilecto de la ciudad, López Villaseñor, aparece entrevistado en el diario Lanza, desde donde pontifica y bendice la opción municipal del cambio edilicio. En su afán de “quitar hierro” al tema, formula unas declaraciones hiperbólicas. “¿Vamos a perder la oportunidad de tener uno de los edificios mejores de Europa?”, para más adelante abrir la opción en “¿Aurea mediocridad o acrecentamiento del patrimonio?”. El acrecentamiento del patrimonio suponía por supuesto, el levantamiento del edificio proyectado por Higueras, que posibilitaría que Ciudad Real estuviera en las primeras páginas de las revistas de Arquitectura de todo el mundo.
En diciembre se produce la aprobación del Plan de Remodelación de la Plaza; aprobándose en marzo de 1973 la compensación económica a los propietarios que fueran a acometer obras de nueva planta. El contrato vigente con la empresa constructora TERMAC S.A., queda rescindido finalmente en el último Pleno del año 1973, tras el largo paréntesis en que las obras han estado detenidas. La nueva adjudicación a una empresa local, posibilita la reanudación de las obras, para las que se aprueba un nuevo presupuesto de 26 millones. De esta forma la construcción del edificio va progresando. El Boletín Municipal de la primavera de 1975, nos muestra una foto del edificio, ya en primera planta.“Que la nueva Casa Consistorial de Ciudad Real hade ser un edificio importante ya lo hemos dicho en más de una ocasión. Que ni es ni ha pretendido ser un edificio nórdico… es una obra bella e importante…, una obra atrevida y revolucionaria”.
En los primeros meses de 1976, con las obras casi terminadas se produce una propuesta del Ayuntamiento, consistente en la reordenación del entorno de la Plaza, al tiempo que se levantaba un monumento a Franco y otro conmemorativo de la coronación de Juan Carlos l. Para evidenciar, en esos momentos el carácter conmemorativo y simbólico que esconden los hormigones de Higueras, bendecidos reiteradamente por López Villaseñor y jaleados desde el Ayuntamiento. Se decide que se efectuaran dichas esculturas, por suscripción pública. En mayo se acuerda crear la comisión que redacte las bases del concurso escultórico, al tiempo que se lamentaba el escaso eco que había tenido el llamamiento efectuado por el Ayuntamiento para erigir los citados grupos escultóricos.
Cuarenta años más tarde del enfrentamiento de símbolos del tardofranquismo y de la llamada Guerra de las firmas, desplegada en 1972, vuelven a aparecer grietas en el barco nórdico que alberga la vida municipal y que ha tenido un envejecimiento acelerado. Y eso que ya se produjeron a finales de los ochenta actuaciones tendentes a reducir el impacto de las caperuzas de cristal. El envejecimiento del edificio no sólo ha sido fruto de la tecnología del hormigón dispuesta en su momento, con recubrimientos escasos y filigranas de difícil mantenimiento, como demuestran los desprendimientos de la balconada principal en 2015, que prosiguen con fisuraciones en proximidad de las jardineras en diferentes momentos temporales y que concluyen en 2018 con más desprendimientos. Sino que evidencia un mantenimiento tan reducido como el de la ciudad en su conjunto. Y por ello, el edificio acogotado es un reflejo, una metáfora de otros deterioros civiles y urbanos.
De igual forma que el cambio del consistorio de Cirilo Vara por el de Higueras fue visto, como la actualización política del siglo XX; ahora hay quien se interroga por la sintomatología, no sólo edilicia sino política, de tanto desprendimiento y de tanto deterioro formal y físico. De tanto abandono. ¿Un final de la Transición, en sus justos términos?, ¿el ocaso del bipartidismo?, ¿la crisis del Régimen de 1978? O ¿las dudas de la institución monárquica?
Periferia sentimental
José Rivero
Que se derrumbe ya, pero ya, y se haga el del siglo XXI en fibra de carbono con leds animados. Viva el Rey!!
O mejor, teniendo en cuenta para lo que vale, hagamos un parque para que caguen los perros. Viva el Rey!!
Perdonad la pesadez, pero solo hago caso a Pablo Casado. Viva el Rey!!
Por cierto, a la democracia española también le ha afectado eso del envejecimiento acelerado ¿Por qué será? Viva el Rey!! Joder qué pesadez…Casado.
Pero tú…dónde vives…
En la República de Marte??
Por supuesto, democrática y popular, como la alemana y la coreana.
Viva el Rey!!
Y que viva la demolición de la horterada esa de Hay-untamiento que se hizo en la Plaza Mayor.
También cuando se demuele un edificio, estamos diciendo: Viva el rey.
Que viva!! Jajaja.
Al igual que en las filas franquistas se abrieron amplias grietas al final de la dictadura, ahora asistimos a la apertura de la grieta insalvable de la monarquía. ¿Y el emérito?
Las grietas profundas no se reparan. Se demuele el elemento totalmente en la zona a reforzar…..
La monarquía ahora es representada de forma más que digna, por Felipe VI, que además de profesionalidad tiene gallardía para defender junto con los jueces, a la Nación española, mancillada por los partidos políticos con representación parlamentaria.
El golpe de Estado de Cataluña y la complicidad de la izquierda con el mismo (culpable por equidistancia o por directo compromiso) han hecho monarquicos a millones de españoles que dudaban de serlo.
Con los actuales republicanos deseamos larga vida al Rey!!! Viva la Monarquía Constitucional!! Y Viva España!!!