La central sindical CSIF recuerda que el Gobierno aprobó el pasado 20 de julio de 2018, tras la publicación en el BOE del 4 de julio de los Presupuestos Generales del Estado, una subida porcentual y gradual del 8% en las pensiones de viudedad. Un 4% se hizo efectiva a partir del pasado uno de agosto, pasando de un 52% de la base reguladora inicial, a un 56 %. Con posterioridad, el próximo 1 de enero de 2019, aumentará otro 4%, hasta quedar en un tipo final del 60% de dicha base, desarrollándose así la disposición adicional trigésima de la reforma de pensiones del año 2011, aplazada año tras año su aplicación.
Tal medida, así comunicada, implicaría una ligera mejora en las pensiones de viudedad para mayores de 65 años sin cónyuge a cargo, cuya pensión mínima está establecida en 656,90 €. Pero desde CSIF ponemos de relieve la frustración que se ha producido cuando, tras publicitarse ampliamente, llegado el uno de agosto, más de un 55% de los perceptores se ha encontrado con que la cantidad ingresada por el INSS ha sido la misma, es decir, NO han tenido ninguna subida real. Ese porcentaje de NO beneficiados con la subida, corresponde a la media nacional, cifra que será muy superior en comunidades autónomas como Castilla La Mancha, Extremadura, Andalucía, … es decir, las que tienen las pensiones más bajas con diferencia.
Para CSIF la explicación para tal hecho es muy simple: una gran parte de los pensionistas de viudedad tienen pensiones tan bajas que, si no perciben otra pensión pública, ni disponen de otras ganancias patrimoniales debidamente cuantificadas, el INSS les incrementa su pensión mediante “complementos por mínimos”, hasta llegar a la cifra mínima mencionada (656,90 €). La realidad es que el INSS, ante tal incremento del tipo, lo que hace es reducir la cantidad que abona cada mes por “complemento por mínimos”, con lo que la pensión resultante percibida por el beneficiario es exactamente la misma. Se da la contradicción de que los beneficiarios que sí habrán visto incrementada su pensión serán aquellos que perciban cifras superiores a la mínima y que, por tanto, no perciban complementos por mínimos, es decir, las pensiones más altas. Entendemos que este es un efecto perverso añadido.
Cobrar lo mismo
CSIF denuncia que, para colmo, el Gobierno, en un más que notable error técnico (o tal vez con una clara intención de no reflejar y comunicar la auténtica realidad), NO ha enviado comunicación alguna a los perceptores, que se han encontrado con la “sorpresa” de ver que perciben la misma cuantía que venían percibiendo. Para CSIF resulta inexplicable esta omisión informativa, pues el organismo viene haciendo una comunicación masiva a principios de año.
Por parte de la central sindical CSIF se ha constatado que se ha generado un aumento considerable de la carga de gestión, y el consiguiente aluvión de llamadas telefónicas solicitando las debidas explicaciones ante el funcionariado del INSS encargado de tales tareas, ya de por sí muy sobresaturado por la lamentable situación de plantilla desde hace tiempo, y acentuado por el momento elegido, en pleno mes de agosto, para aplicar dicha medida.
Desde CSIF entendemos que, dadas las depauperadas pensiones que cobran estos perceptores, de auténtica subsistencia en gran parte de los casos, hubiera debido evitarse la frustración generada, optimizando la medida, comunicándola debidamente, y eligiendo un momento mucho más adecuado a nivel de gestión.