Hola, “borregos”

Sobre cómo recibimos información de lo que sucede en el mundo (sea el más próximo o el más lejano), en realidad hay tres categorías: Primero, los que se preocupan poco y se informan más o menos por accidente, de forma acrítica. Después, los que tienen voluntad de informarse y buscan sus medios habituales. Por último, los que se enteran de lo que ocurre de verdad, especialmente con las cosas verdaderamente importantes. Cabría pensar que las dos últimas categorías responden a un mismo perfil, pero seguramente sean muy pocos los que pertenezcan a este último grupo: la mayoría, pertenecemos al primero o al segundo; somos los “borregos”, una inmensa manada confundida que dirige sus pasos al dictado de un pastor, el que nos cuenta lo que tenga a bien contarnos… o no contarnos.Porque los de la última categoría utilizan fuentes poco convencionales.

La necesidad social de la presencia de los medios es obvia: a todos nos gusta darle la máxima difusión a las cosas que hacemos, y dejar algún modo de huella de lo acontecido. A las redacciones de los medios de comunicación,les llega bastante información de las cosas que van a suceder,por los propios organizadores de los actos. En otros casos, se procura la discreción máxima, que no total. Los medios filtran y desechan de los informativos las noticias que “no les interesa a la gente”, tanto por causas técnicas (debido al volumen de noticias que puedan difundir, o al formato – en el caso de la radio o la televisión, por la duración), como por el poder que otorga la difusión o la reserva de determinadas informaciones.

Los medios de comunicación están delimitados por su formato y por sus recursos, y éstos guardan una estrecha relación con la independencia de la información del medio. Por ejemplo, el medio periodístico que publica este artículo –miciudadreal.es –, es un medio de “provincias”, modesto pero independiente; sus redactores se esfuerzan por cubrir al máximo la ingente actividad que existe en Puertollano y Ciudad Real (¡que para ser una “ciudad muerta”, es un muerto muy vivo, una “ciudad zombie” en todo caso!). También estamos los de las secciones temáticas o el club de la opinión, quienes con mejor o peor fortuna comentamos asuntos de fondo o de actualidad, con plena libertad, contribuyendo así a ampliar la reflexión más allá de lo inmediato. Éste es el valor que aportan los medios independientes.

¿Quién busca a quién, quién precisa más de quién? ¿Los medios, o los que disponen de recursos económicos? Quien algo quiere, algo le cuesta. Si has de disponer de recursos, has de contentar (o al menos no ser excesivamente crítico) a quien te sufraga económicamente. La crisis del periodismo tiene mucho que ver con la crisis de confianza en la independencia real de los medios y la información que suministran. Si se trata de contribuir al mantenimiento del Statu Quo, es impagable la contribución de losGMPP (Grandes Medios de Persuasión y Propaganda– como diría mi buen amigo Isidro Sánchez) a través del tratamiento de las noticias, en su redacción, duración, encaje… recursos sutiles y sibilinos que se emplean continuamente. Por ejemplo, la jefatura del Estado. Mientras vivía Franco, los noticiarios siempre abrían con la agenda del Caudillo. Durante el reinado de Juan Carlos I, dependía del momento: cuanto más interesaba potenciar su figura ejemplar, más presencia tenía su agenda en los medios (aunque no fuese noticia de cabecera) … y viceversa. Con Felipe VI, la estrategia informativa es similar: su escasa aparición quizás tenga que ver con la creciente desafección por la actual Casa Real.O si no, por ejemplo, contribuyendo a crear corrientes de opinión política, en favor de Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Albert Rivera, Susana Díaz, Mariano Rajoy o Pablo Casado, según vengan dadas las circunstancias. Cuando no, intoxicando a la población con coberturas insaciables sobre temas como el conflicto catalán, los inmigrantes u otros temas sensacionalistas o escabrosos.

Durante el verano, me resulta llamativa la ausencia de noticias de verdadero interés en los noticiarios de los medios de comunicación – especialmente en televisión. El informativo medio televisivo suele incluir algún suceso de moda o de gran impacto (incendios, inmigrantes, etc.), un poquito de agenda del gobierno (algún acto o acción del presidente o algún ministro – visitas, por lo general), un poquito de repaso internacional (la última de Trump…), fútbol (aunque no haya competición), noticias de algún campeonato en otros deportes, algún que otro repaso a la evolución del termómetro y la afluencia a las playas… y sucesos ¡muchos sucesos! ¿Es que no hay nada interesante que contar? Cabría pensar que agosto es especial; aunque en realidad, solo se diferencia del resto del año en que se paraliza la agenda de los políticos (siempre tan bien cubierta por los medios), no hay actividad parlamentaria, ni rastro de los habituales rostros de los portavoces de los distintos partidos. Pero el mundo no se para.

¿Y qué le interesa a la gente? Es una lástima desaprovechar la ausencia del habitual e interesado ruido político-mediático, pudiendo dedicar más tiempo a informar con datos sobre otros temas – aunque sean más propios de formatos tipo “revista” – como en qué se gasta el sueldo un español o un europeo, el efecto de la evasión de impuestos, la contaminación, las pensiones, las coberturas sanitarias, la Unión Europea, vivienda, cambio climático, energía, deuda externa, etc., temas que nos afectan mucho a todos en nuestra vida diaria. Serviría, por otra parte, para elevar un poco más el nivel cultural de la población, cuya manera de responder en las encuestas resultan a menudo bochornosas.

Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde