Manuel García-Muñoz: “Hablar de Daimiel es algo grande”

La Medalla de Honor Ciudad de Daimiel 2018, Manuel García-Muñoz, más conocido como Berlanga, hacía un repaso por su trayectoria a lo largo de sus 89 años donde ha tenido un papel relevante en la cultura local, tanto en el folclore popular como en el ámbito de la Semana Santa.

El pasado martes se conoció el nombre del galardonado con la Medalla de Honor Ciudad de Daimiel 2018. Manuel García-Muñoz, más conocido como Berlanga, un apelativo que le otorgaron por el parecido con un jugador de fútbol. Él confiesa que, al recibir la noticia a través de la visita del alcalde, Leopoldo Sierra, y varios concejales, se extrañó, ya que nunca pensó que recibiría tal reconocimiento. Por delante, le esperan unos días en los que preparar el pregón de la Feria y Fiestas, que podrán escuchar todos los daimieleños la noche del viernes 24 de agosto.

Haciendo balance de su dedicación a la música, recordó sus comienzos. A los 6 años, García-Muñoz comenzó a tocar una “guitarrilla” en la escuela de Don Manuel Carrillo, donde conoció a Juan Antonio Martín de Almagro e Isidro Cejudo, quienes le inculcaron ese gusanillo por la música. Con la Guerra Civil todos ellos dejaron a un lado esta afición, que Berlanga retomó en 1940, según afirma, de la mano “del mejor jotero que ha tenido Daimiel, Gabrielillo”. Él fue quien le enseñó ‘Las Torrás’, ‘Las Meloneras’ y los fandangos locales, “en concreto el rasgueaó y no rajeaó, que no es lo mismo -matizó- piezas musicales que hay que sumar a otros valores tan importantes de Daimiel como lo son su Parque Nacional de Las Tablas o La Motilla”, aseguró.

Pronto Manolo formaría un pequeño grupo con cuatro amigos que lo acompañaban con laúd y bandurria, para después integrar una de las muchas rondallas que tocaban los sábados por el pueblo y que salían a rondar a las chicas. En 1945 fue cuando su vida musical quedó más ligada al folclore local, perteneciendo al grupo folclórico de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Daimiel. Un grupo numeroso y heterogéneo de músicos y bailarinas, y es que en el plano de la danza sólo había mujeres, dirigidas por ‘La Currilla’, que como explica Berlanga fue la que enseñó a todas las chicas a bailar, “siendo el barrio de La Fuente Juanillo en el que empezó todo este movimiento de recuperación y difusión del folclore”. La Sección Femenina estaría en activo bajo la presidencia de María Simal unos cinco años, y después en la década de los 50 el folclore daimieleño tendría un pequeño parón, aunque varios de los músicos locales continuarían tocando en diferentes casas o camarones como recuerda Manolo.

Durante este tiempo Berlanga continuó tocando y enseñando diferentes piezas del folclore a otras personas destacadas en este ámbito como Miguelillo o participando con la tuna femenina del colegio Divina Pastora. En los 70 participó varias veces como jurado en el Festival Folk Tablas de Daimiel, es así como le propusieron formar una agrupación folclórica animado por la concejala de Cultura del momento, María del Carmen Martín de Bernardo. Tras una junta celebrada en el Ayuntamiento, en 1979, Berlanga fue elegido presidente de la recién nacida Asociación Cultural ‘Bolote’. Una agrupación en la que participó durante casi 20 años, para después entrar a formar parte, otros 10 años más, de la asociación folclórica Virgen de las Cruces.

Después de años embarcado en el ámbito de la música, Berlanga hizo una pausa para dedicarse a la Semana Santa, siendo uno de los fundadores de la Junta de Hermandades junto a Ramón Díaz-Salazar y Juan Casillas. Sucedió en los 80 y estuvo una década involucrado en ella.

Su vida siempre ha estado unida a la música folclórica de la localidad, y le ha llevado a múltiples escenarios y puntos de la geografía española. Hoy en día, sigue muy ligado a ella, y es que, a sus 89 años, Manolo continúa tocando el laúd y la bandurria con un grupo de 17 amigos, siendo el precursor de la rondalla del Centro de Mayores ‘Genio y Figura’. Como contaba a Radio Daimiel, la idea surgió cuando se jubiló hace 22 años.

“Si miro hacia atrás, sobre todo, me quedo con los muchos y buenos amigos que he hecho gracias a la música en general, y al folclore en particular”, rememora este músico daimieleño. La Medalla de Honor Ciudad de Daimiel 2018 ha recaído en una “persona sencilla” como él mismo se define, y que profesa una gran admiración por su pueblo, ya que como dice, “hablar de Daimiel es algo grande”.

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