¡Vaya! El momento dichoso ha llegado. Todos los que sois padres seguro que me entendéis. Piensas que está lejos, que tu niña es aún pequeña, pero un día (hoy me ha tocado a mí), se sienta a tu lado y te hace la pregunta: «¿Cómo se hace?». Tú, ojiplática, empiezas a balbucear y vas respondiendo según se te ocurre. Que vale, que te lo habías preparado mentalmente para tener todas las respuestas a todas las posibles preguntas, pero que te ha pillado desprevenida y sales del paso como puedes. Porque es tu niña y no la ves preparada, bueno, la que no lo estás eres tú, en eso se resume.
A ti, como madre, te gustaría decirle que no ponga las expectativas muy altas para las primeras veces, que se olvide de lo que ha visto en películas y series, porque la realidad es mucho más prosaica y frustrante. Pero, claro, si le miras a los ojos, tan vivos, tan curiosos, te da hasta pena decirle que las primeras experiencias a veces te hacen llorar del fiasco que llegan a ser: el lío de babas, la boca que no la abres bien, la lengua que se te escapa… Por no hablar de lo importante que es el buen manejo de los dedos, pero, claro, a ver cómo le explicas tú a la niña que del movimiento dactilar depende el placer o el infierno resultante. Que te gustaría decirle que hay que mantener el ritmo, a veces apresurado, otras veces lento, o, más bien, lo que te vaya pidiendo… Que habrá ocasiones en las que ponga todo su empeño y toda su pasión; y otras, le resultará mecánico y aburrido. Pero, claro, es que la miras y es tu niña y no quieres pensar en lo que se te avecina. Porque sabes que al principio quizás solo lo haga en la intimidad, pero también sabes que, poco a poco, cuando vaya cogiéndole el gustillo, ya no habrá paredes ni cerraduras ni habitaciones que limiten su placer. Y no puedes hacer nada.
Solo se te ocurre aconsejarle que al menos utilice la funda para evitar posibles estropicios y poco más. Que piensas lo difícil que está siendo la conversación cuando sería mejor que se lo contaran las amigas o en el colegio, leñe. Que tú ya has perdido comba y no te acuerdas de nada, o casi nada…
Que sabías que esta conversación tenía que haber sido en septiembre y, como siempre, te has dejado pillar…
Bueno, hay que preparar el examen de flauta… ¡Ains!
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Postales desde Ítaca
Beatriz Abeleira
Un divertido relato tan real como la vida misma.
Es cierto que muchos padres tienen terror de hablar sobre ‘la primera vez’ con sus hij@s porque creen que así les están dando permiso para tener relaciones sexuales.
Lo más recomendable es que hablemos de sexo con nuestr@s hij@s, desde siempre, y que los vayamos preparando a lo largo de la vida para su debut sexual.
Al fin y al cabo, tod@s hemos tenido nuestro debut sexual. Con naturalidad y sin complejos…..
Terror es oírles tocar la flauta; lo demás, está chupado, ;-).
Y con #comacriminal, .