45 años después de que el padre Lucio fuera el último almodovareño hasta la fecha en hacerlo, ayer cantaba su primera misa el carmelita fray Javier de María, que fuera ordenado sacerdote hace una semana, en Toledo. Lo ha hecho en el templo parroquial, en cuya torre ondeaba la tradicional bandera que testimonia este hecho eclesial tan relevante. Luego, al mediodía, con un interior abarrotado de feligreses, ha tenido lugar una ceremonia emotiva, en la que estuvo acompañado por sus padres y familiares.
Con una duración aproximada de dos horas y con la presencia de numerosos sacerdotes, que han querido concelebrar con él su bautismo a la consagración eucarística y con los coros parroquial y toledano, tuvo lugar la misa, a la que asistió parte de la Corporación municipal, con el alcalde al frente.
“Es un día muy grande para todo el pueblo de Almodóvar, para este alcalde y para la Corporación, porque después de 45 años hemos podido ser testigos de la ordenación a un hombre del pueblo, que lo quiere porque siempre lo ha llevado en el corazón y lo llevará allí donde esté”, señalaba José Lozano.
El alcalde indicaba que al margen de sus respectivos cometidos, la amistad es un nexo en su relación personal con fray Javier y especialmente la veneración y fe que comparten tanto hacia la patrona, la Virgen del Carmen, como la Virgen de la Cabeza.
José Lozano se mostraba satisfecho de vivir este momento “que reconforta” y que comparó con el que vivió , como representante institucional, al asistir en 2012, en El Vaticano, a la proclamación como doctor de la Iglesia de Juan de Ávila, santo nacido en Almodóvar al igual que el trinitario Juan Bautista de la Concepción.
Agradecimientos del nuevo sacerdote
Fray Javier de María, agradecía primero a Dios por el don de la vida “y por fijarse en mí”, así como a sacerdotes que fueron clave para llegar a esta jornada, como Leandro o los hermanos Tomás y Leopoldo, o al actual párroco Juan Carlos, ente otros.
No olvidó a sus padres y su familia; a las hermandades y asociaciones de barrio “que se han volcado con esta preparación”, a los voluntarios de Vocatio y a las hermandades del Carmen, de hombres y mujeres, o al Carmelo Seglar. Mención especial tuvo para con la Hermandad del Santo Niño Jesús, Jesús Rescatado y Nuestra Señora de las Mercedes, “que han hecho posible también este sueño”, aludiendo al traslado de la Virgen del Carmen, a costal, desde su iglesia al templo parroquial, donde preside estas fechas previas a su celebración.
Quiso agradecer a todo su pueblo, a través del alcalde, “por vuestra ayuda y por vuestra colaboración y por este regalo”, refiriéndose a la casulla que vistió en la celebración, que lleva los escudos de los santos y de Almodóvar y que “me reviste de Cristo además de ser almodovareña total”. Indicó que “esta casulla me servirá cada vez que me la ponga, para orar y para ofrecer la santa misa por todo nuestro pueblo de Almodóvar, por los vivos y por los difuntos, por los que ya no están aquí”.
Finalmente, agradeció al Señor la Orden del Carmelo Descalzo a la que fray Javier pertenece, al Seminario de Toledo y a las comunidades por las que ha pasado a lo largo de una andadura religiosa de lo que era “un sueño que yo tenía y que se empezaba a trazar en Salamanca”.
El besamanos ponía fin a esta misa tan especial a la que tomaba relevo una comida para los vecinos, gracias a las aportaciones del Ayuntamiento, hermandades, asociaciones de barrio o el propio Club Taurino.
Inicio de los actos en honor a la patrona
Almodóvar del Campo ha vivido el canto de esta primera misa del carmelita paisano fray Javier de María, en el marco de los actos previos a la celebración de la patrona, la Virgen del Carmen, el próximo lunes 16 de julio. Ambos momentos se han fusionado y este año la novena, que será octavorio, se desarrollará íntegramente en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción a partir del segundo domingo de julio y bajo la prédica del padre Javier.
Hasta allí fue trasladada por costaleros, de manera excepcional, la Virgen del Carmen, acompañada por la Banda de Cornetas y Tambores ‘Jesús Rescatado’. Previamente a ser subida al altar de culto, donde estará acompañada por las efigies de los santos almodovareños y los fundadores de la Orden del Carmelo, santa Teresa y san Juan de la Cruz, fueron bendecidas la casulla y la bandera que ondea en el campanario del templo.
El regreso de la patrona a la iglesia del Carmen dará pie a otro momento especial, el denominado rosario de la luz previsto para las diez y media de la noche. Con la ofrenda floral de medianoche, seguida de la misa del mediodía del día 16 y la procesión de esta advocación mariana después de la misa vespertina, Almodóvar se adentra en los actos del día grande.
Breve semblanza de fray Javier de María
Nacido el día de la Virgen de Fátima de 1982, desde pequeño Javier ya manifestaba una gran inquietud religiosa que, como indicaba el párroco Juan Carlos Torres “le movió ya a desplegar una tierna piedad infantil vinculada a su devoción al Santísimo, a la Virgen María y a nuestros santos”.
Monaguillo y participante activo de la vida parroquial desde niño, y aconsejado por los párrocos Tomás y Leopoldo Lozano, decidió adentrarse de lleno en la vocación sacerdotal, que ya empezaba a apreciar, ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos en septiembre de 2001, en Salamanca. Realizó el postulantado bajo la guía del padre Miguel Márquez, actual superior provincial de los Carmelitas de España, que realizó la homilía de la primera misa de fray Javier de María, donde le aconsejó para su nueva etapa sacerdotal.
Realizó el noviciado en Castellón y fue profeso temporal en Granada y Salamanca, hasta que el 4 de octubre de 2008 realizó su profesión solemne en Medina del Campo, ciudad vallisoletana donde ejerció diferentes labores pastorales.
Conscientes los carmelitas de la vedad de su vocación sacerdotal, inició su formación en el Instituto Teológico de la Diócesis de Toledo, hasta que el 2 de julio de 2017 Javier recibió el primer grado de la orden sacerdotal con su ordenación de diácono.
Un año después, el pasado 1 de julio, era ordenado presbítero de la Iglesia Católica, en la catedral toledana, por el arzobispo toledano, Braulio Rodríguez.