Multimedia.- Un año más el pueblo de Terrinches se ha volcado en la celebración de la romería en honor a San Isidro en los actos programados por Ayuntamiento y Hermandad, contenidos en un amplio programa que discurrió desde el 9 al 15 de mayo.
Durante las diversas celebraciones se trabajo intensamente en la recuperación y puesta en valor de los juegos, actividades y cantos que tradicionalmente se solían ver en la romería, como una apuesta firme para no perder las tradiciones y raíces del municipio y para seguir trasmitiéndolas a las futuras generaciones.
Los actos en honor de San Isidro, dieron comienzo el día 9 con la traída del santo a pie desde su ermita hasta el santuario de Luciana, la mañana del sábado día 12, tuvo lugar una demostración de juegos como el tiro de la reja, la pícula, el estiragarrote, el estirasoga o juegos de pulsos, donde jóvenes y mayores participaron con gran interés.
En el domingo 12, los juegos organizados se dirigieron al público infantil, con juegos de habilidad, de cooperación y juegos tradicionales. La tarde del martes culminó con las canciones de corro como el pañuelito rojo o la comba y todos aquellos juegos de antaño.
Pero el acto más importante y emotivo sin duda de la romería fue la procesión del santo a pie desde el pueblo hasta su ermita y la posterior misa al aire libre. Un acto de gran fervor donde el santo fue acompañado hasta la ermita por jóvenes y mayores.
La diversión estuvo garantizada en las tardes y noches del sábado, domingo, lunes y martes con una macrodiscomovil, juegos musicales, concursos, karaokes, homenaje a la música de los años 70 y un cierre de fiesta con música rociera, sevillanas y pasodobles en la explanada de la ermita.
Unas fiestas tradicionales en las que ha participado la totalidad de la población con la vista puesta en la Declaración de esta romería como fiesta de interés regional. Un deseo que se ha convertido en un clamor, y cuyo expediente fue iniciado por el gobierno municipal y se encuentra pendiente de resolución.
Es esta una romería de gran tradición, en un paraje donde los vecinos ya se desplazaban y participaban de actividades pastorales aún antes de la construcción de la ermita en torno a 1945. Es desde entonces cuando la hoz de la risca del Cuervo pasó a denominarse hoz de San Isidro en honor al santo.