Comunicado.- El pasado día 14 de mayo se celebró el 70 aniversario de la creación del estado de Israel, ese día de 1948 se recordará porque pocos meses más tarde 750.000 personas habían sido obligadas a dejar sus tierras ante la llegada de miles de colonos judíos, 13.000 personas fueron asesinadas y 500 aldeas fueron arrasadas, el 70 por ciento de los palestinos despojados de sus tierras se convirtieron en refugiados en otros países y el resto en desplazados internos.
Este año la fecha coincide con la decisión de Estados Unidos de trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Una nueva masacre, de la que es responsable directo el gobierno de Benjamín Netanyahu y que se saldó con alrededor de 60 muertos y más de 2.700 heridos, entre los que se encuentran niños, son los resultados de tal celebración, de la que Estados Unidos, por su apoyo incondicional al régimen sionista, también es responsable. La apertura de la embajada, en vísperas del Día de la Nakba, o día de la Catástrofe palestina, constituye una violación al derecho internacional pues en la resolución 181 de la ONU se establece a Jerusalén como una ciudad internacional. El estatus de Jerusalén es parte del conflicto entre Israel y Palestina, pues ambos Estados la reclaman como su capital.
Desde el inicio de la Gran Marcha del Retorno, el pasado 30 de marzo, una serie de protestas pacíficas desde la franja de Gaza reclaman el derecho al retorno de los refugiados palestinos, 108 personas han sido asesinadas por disparos del ejército israelí hacia una población desarmada, entre ellas periodistas y niños.
Amnistía internacional ha calificado la violencia israelí como una abominable violación de las leyes internacionales y los derecho humanos.
Desde la misma fecha de su creación, el Estado de Israel es responsable, tal como asegura Amnistía Internacional, de una limpieza étnica contra la población palestina.
En este conflicto distintos factores políticos, económicos, históricos y religiosos se entrecruzan, las noticias que llegan son a menudo interesadas y distorsionan la realidad del conflicto; aun así, las constantes violaciones por parte del Gobierno israelí a la legalidad internacional, a las Resoluciones de la ONU, a la sentencia del Tribunal de La Haya contra el muro de Cisjordania, y al IV Convenio de Ginebra, hacen de Israel un estado forajido fuera de la ley.
La migración forzada de palestinos tuvo un segundo episodio en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, cuando las fuerzas israelíes conquistaron Cisjordania, la franja de Gaza y la ciudad vieja de Jerusalén Este. Israel, entonces, cuadriplicó su territorio.
A fines de diciembre de 2016 el Consejo de Seguridad de la ONU pidió a Israel el cese inmediato de todas las actividades de asentamiento en los territorios ocupados, incluyendo Jerusalén. A pesar de eso Israel continúa con su política de asentamientos y durante 2017, dichos emplazamientos en tierras palestinas aumentaron un 17%, según la ONG israelí Paz Ahora.
Israel nunca acató el plan de la ONU para la partición de Palestina aprobado con la resolución 181 de la Asamblea General que pretendía hacer una división equitativa, tanto para el pueblo judío como para los palestinos, e implicaba la construcción de dos estados.
En la actualidad hay más de cinco millones de refugiados, según cifras de la ACNUR, agencia de las Naciones Unidas para los refugiados de Palestina. Gaza está sometida a un bloqueo ilegal por parte de Israel, sus habitantes sufren falta de electricidad, e infraestructuras básicas y no tienen acceso al agua ni libertad de movimiento.
Pero de igual manera que condenamos la actuación del gobierno israelí, y acusamos al gobierno de Estados Unidos de ser cómplice necesario de esta limpieza étnica, no podemos obviar que una buena parte de la población judía considera justa la exigencia palestina de creación de un Estado independiente y cree que Israel puede aceptar el establecimiento de tal Estado. La mayor parte son mujeres que protestan de forma noviolenta, mencionamos a Mujeres Activas por la Paz, Mujeres de Negro, Paz Ahora o las y los desobedientes civiles al Ejercito israelí.
Desde Pacifistas Ciudad Real nos posicionamos a favor del movimiento Women Wage Peace, Mujeres Activas por la Paz, que reúne ya a 27.000 socias en Israel y los territorios de la Autoridad Nacional Palestina. En octubre de 2017, y por tercer año consecutivo, a orillas del Mar Muerto, cinco mil mujeres israelíes y palestinas, musulmanas, judías, cristianas y ateas, vestidas de blanco, se reunieron para formar un «Parlamento de Mujeres” convencidas de que la solución del conflicto está en sus manos y no en las de los políticos. Estas mujeres recorrieron varias localidades de Israel con el objetivo de reivindicar la paz, un evento bautizado como “Marcha de la Esperanza”, e invisibilizado por los grandes medios de comunicación.
Women Wage Peace, fue creado en 2014, después de la última guerra entre Israel y los movimientos armados de la franja de Gaza que se saldó con más de 2.000 muertos del lado palestino y 70 del de Israel.
Igualmente apoyamos y nos solidarizamos con Las Mujeres de Negro de Israel; vestidas de negro y portando carteles del mismo color con forma de mano y el lema «basta de ocupación», decenas de mujeres israelíes se manifiestan todos los viernes desde hace 30 años en una céntrica plaza de Jerusalén.
Las Mujeres de Negro afirman que el color de su ropa simboliza el «luto y la situación de guerra que viven israelíes y palestinos. “Las mujeres en ambas partes tenemos hijos, maridos y seres queridos que mueren constantemente en este conflicto», declaran.
El movimiento nació en enero de 1988 en el fragor de la primera Intifada o «alzamiento de las piedras», cuando ocho mujeres israelíes de Jerusalén, vestidas de riguroso negro salieron a protestar contra la ocupación militar de los territorios palestinos. Esta organización feminista, aunque pequeña en Israel, se ha extendido por todo el mundo y se han convertido en un referente para la paz mundial.
La Organización no Gubernamental Paz Ahora nació en 1978 y fue fundada por 348 reservistas del ejercito israelí para exigir la firma de la paz definitiva entre Egipto e Israel. La organización se opuso firmemente a la invasión israelí del Líbano en 1982, ha demostrado siempre su rechazo contra los asentamientos en Cisjordania y la Franja de Gaza, acogió con entusiasmo la retirada de esta última y ha abogado por la negociación como herramienta para la solución al conflicto árabe israelí. Entre sus objetivos está la firma de una paz duradera con los países árabes y musulmanes sobre una base negociada de «paz por territorios» en el caso de Siria, y la cooperación económica y política con todos los países de Oriente Medio.
Por otra parte, nos posicionamos a favor de los desertores del ejército de Israel. Todos los años, según asegura el gobierno de este país, alrededor de 70.000 personas, entre mujeres y hombres dejan de cumplir sus obligaciones militares, aun conociendo que el Ejército ha preparado centros especiales de detención.
El número de desertores en el país, donde el servicio militar es obligatorio y tiene una duración de tres años para los varones y dos para las mujeres, ha aumentado considerablemente en el último año, afirma el gobierno.
A estos desertores se suman otros 1.800 jóvenes insumisos, que ignoran la llamada a filas, 800 de ellos mujeres, algunas de las cuales argumentan no poder servir por motivos religiosos.
Israel encarcela por un breve periodo a unas 18.000 personas al año por deserción o insumisión.
Por lo anterior, desde Pacifistas Ciudad Real:
Exigimos a Israel que dejen de intervenir fuera de las fronteras establecidas por la ONU y abandonen los territorios ocupados en otros países vecinos.
Exigimos que Europa tenga una postura independiente de los Estados Unidos, valiente y decidida que condene y sancione a Israel y exija a Hamas el cese de hostilidades.
Pedimos al Ministerio de Asuntos de Exteriores de España que llame a consultas al embajador español en Israel, e instamos al gobierno a bloquear todo comercio o actividad de investigación o cooperación militar con Israel.
Exigimos el levantamiento del bloqueo total a Gaza y la retirada de las tropas israelíes.
Exigimos a la ONU y a los Gobiernos palestino e israelí que colaboren para que la Corte Penal Internacional (CPI) pueda procesar a los culpables de crímenes de guerra en el pasado y en el presente conflicto palestino-israelí.
Y por tanto exigimos el reconocimiento mutuo de ambos estados, el establecimiento de fronteras seguras, que se aseguren los derechos de agua al pueblo palestino, el cese de los asesinatos de civiles palestinos, el fin del terrorismo palestino, el cese de los asentamientos israelíes, la libertad de movimiento palestino y el cumplimiento de la legalidad en materia de refugiados.
Y por último, solicitamos a todas las personas que están en contra de la guerra, que tanto en España, como en la UE y en el resto del mundo, se pronuncien activamente para detener esta masacre y propiciar la paz.
Y declaramos que “LA GUERRA ES UN CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD. POR ELLO NOS COMPROMETEMOS A NO APOYAR NINGUNA GUERRA Y A TRABAJAR POR LA DESAPARICIÓN DE TODAS SUS CAUSAS”.