“El reino no es del rey sino de la comunidad, y la misma potestad regia por derecho natural es de la comunidad y no del rey, por lo cual no puede la comunidad abdicar totalmente de ese poder”
El poderosísimo emperador Carlos V tuvo que escuchar estas palabras del gran maestro de la Universidad de Salamanca, Martín Azpilcueta, o Azpilicueta, según qué fuente (1.491-1.586).
El gran sabio navarro, como era conocido, disertaba sobre el origen democrático del poder y no censuró su exposición aún sabiendo que entre los asistentes se encontraba el mismísimo Carlos I de España y V de Alemania (1.500-1.558).
Para entender la revuelta comunera hay que comprender el contexto filosófico que la alimentó. Sin el pensamiento de la Escuela de Salamanca, los Comuneros habrían sido unos alborotadores, mejor o peor organizados, pero las revueltas de las Comunidades de Castilla fueron extremadamente peligrosas por el soporte filosófico que arrastraban. No eran ideas deslavazadas.
Los Comuneros dieron forma a un verdadero proyecto de Monarquía Hispánica donde el poder del monarca quedaba sujeto a una ley de carácter superior que todas las demás leyes deberían respetar. Esta ley fue bautizada con el precioso nombre de Ley Perpetua y aprobada por las juntas generales de Ávila de 1.520.
Suele hablarse de ella como la primera Constitución Liberal de la Historia. No comparto esta opinión. Quienes esto afirman, dan por hecho que el paso siguiente al Antiguo Régimen debía pasar forzosamente por una ideología liberal.
La Ley Perpetua fue más bien una Constitución Humanista, por tanto Renacentista, insólita en su tiempo. Era lógico que surgiera en Castilla, ya que era el reino más avanzado de aquella Europa y, porque mientras en el resto del continente el absolutismo era respaldado por el pensamiento filosófico imperante, en Castilla el pensamiento dominante no era absolutista, de ahí que la divisa comunera fuera “El reino no es del rey sino de la comunidad”, perfecto resumen de la filosofía castellana.
Martín Azpilcueta defendía que el poder temporal –el civil, en lenguaje actual- no había sido concedido directa e inmediatamente por Dios a los príncipes, sino por los hombres asociados en comunidad.
“Dios es el origen del poder, en cuanto autor de la naturaleza social del hombre, pues quien da la esencia de una cosa da también aquello que de ella se sigue, y como el ejercicio del poder civil se sigue necesariamente de la constitución y conservación de la sociedad, Dios es la causa primera y universal del poder civil en todos los reinos y principados de la tierra, pero no su causa próxima”.
“Quien transmite o concede directamente el poder temporal a los príncipes es el pueblo, en cuánto comunidad”.
Por tanto la democracia sería la forma más natural de gobierno sin necesidad de ser instituida positivamente, es decir reflejada por escrito, pues estaba respaldada por la Ley Natural.
¡¡Este era el pensamiento filosófico dominante en la España renacentista!!
¿Por qué nos cuentan en el colegio que la fuente de legitimidad de los monarcas del Antiguo Régimen era el origen divino del poder cuando, en la España renacentista, era falso?
Esta cosmovisión fue la que bebieron los comuneros.
Hoy, 23 de Abril, se conmemora, un año más, la batalla de Villalar (1.521) donde las tropas comuneras fueron definitivamente derrotadas por las de Carlos V.
Castilla-León eligió esta fecha y lugar para celebrar el Día de su Comunidad. En realidad, todos los antiguos territorios de la antigua Corona de Castilla, deberían, no sólo conmemorar esta fecha, sino rendir un profundo homenaje a aquellos héroes. Me temo que en las praderas de Villalar se darán cita los discursos retóricos de rigor, pero nadie dedicará un minuto a la profundidad del proyecto de aquellas gentes.
Los Comuneros plantearon un plan de desarrollo para el sector de los tejidos en sustitución del sistema en vigor que sólo beneficiaba a los terratenientes tenedores de ovejas y al control omnímodo del Consulado de Burgos. Castilla ponía la lana y Flandes la trabajaba y convertía en ropa de toda clase.
Los comuneros pretendían que durante un período la lana se vendiera en España con el fin de crear una industria textil autóctona.
Los Comuneros crearon el concepto de economía nacional o, lo que es lo mismo, promover el potencial autóctono frente a intereses foráneos, desarrollando la propia industria. Esta formulación apareció más de medio siglo antes de que la implantara en Inglaterra Isabel I (1.533-1.603); un siglo antes de que Jean Baptiste Colber la pusiera en práctica en Francia, y mucho antes que el llamado modelo económico americano de Alexander Hamilton que, en esencia, era el que con 260 años de antelación habían planteado los Comuneros. La justicia poética hizo que este modelo fuera el que con posterioridad se aplicara en la América del Imperio Hispánico y del que Hamilton aprendió para aplicarlo a las 13 colonias ya independizadas. Los estadounidenses se apropiarían de él y en los Universidades del mundo se enseñaría como el “modelo americano”.
La abuela del emperador, Isabel la Católica, concedía una enorme importancia al saneamiento de la Hacienda, y así lo dejó escrito en su testamento, recomendando a sus sucesores en el trono especial cuidado en este asunto, y evitar impuestos gravosos. Los testamentos reales tenían la consideración de ley.
Por eso los Comuneros reprochaban a Carlos V no cumplir el testamento –la ley- de su abuela, por el sistema de impuestos establecido mediante el cual pensaba devolver a Jakkob Fugger, su banquero, el escandaloso préstamo utilizado para sobornar a los príncipes electores que lo apoyaron para ser emperador ¿De dónde eran esos príncipes electores? Alemanes. Es decir el Sacro Imperio Romano Germánico era absolutamente corrupto.
Aunque la tentación es grande, volvamos a los Comuneros y dejemos las artes de los príncipes alemanes para otra ocasión.
El proyecto Comunero fue extraordinariamente adelantado a su tiempo, como lo fue la filosofía española defensora del origen democrático del poder. Por eso, ambos acabarían cayendo en el olvido de la historia ¿A quiénes podía interesar? A nadie.
Mientras los Comuneros hacían de las ideas filosóficas de la Escuela de Salamanca su lanza política, en Francia triunfaría al poco tiempo el pensamiento absolutista de Jean Bodin (1.530-1.596), hecho a la carta para legitimar al absolutismo francés: “la única garantía para evitar que los diferentes grupos sociales acabaran con el orden social establecido era el poder del monarca”, decía el “bueno” de Bodin, haciéndose un hueco para la posteridad; porque él sí que fue promocionado. Y ¿Martín Azpilcueta…….?
Los príncipes alemanes apoyarían la rebelión de Lutero (1.483-1.546), cuyo primer resultado fue el absolutismo férreo implantado en los territorios protestantes, al asumir sus príncipes tanto el poder político como el religioso.
Los Comuneros serían derrotados. La peor derrota no sería la de Villalar, fue la de su ostracismo. Sin embargo los miembros de la Escuela de Salamanca siguieron, erre que erre, insistiendo en el origen democrático del poder: “el reino no es del rey sino de la comunidad”
¿Sirvió de algo? Honestamente creo que sí. Mientras Carlos I no dejó de convocar a las Cortes de Castilla y Aragón -20 ocasiones, sumando ambas-, el monarca francés, Francisco I -coetáneo de Carlos I- no convocó a los Estados Generales ni una sola vez. Carlos I no fue un monarca absoluto al estilo del resto de Europa, fue más un monarca autoritario que absolutista, al igual que su hijo Felipe II (1.527-1.598)
Recordemos que durante el reinado de Felipe II (1.556-1.598), el gran filósofo, jurista y teólogo de la Escuela salmantina, Francisco Suárez, (1,548-1.617) no sólo continuó defendiendo el origen democrático del poder, es que dio un paso más legitimando el tiranicidio cuando el príncipe no utilizara ese poder otorgado por el pueblo organizado en comunidad para beneficio del bien común; el talaverano Juan de Mariana (1.536-1.624) defendió idénticos postulados.
Sin embargo, en Francia, las ideas absolutistas del francés Jean Bodin, serían refrendadas por Benigne Bossuet (1.627-1.704), gran defensor del origen divino del poder del monarca. Para Bossuet la monarquía era sagrada, justa y paternal, donde el rey era el representante de dios en la tierra.
Mientras en Francia la filosofía dominante afirmaba el origen divino del poder de los reyes, en España se defendió que era en el pueblo donde descansaba la legitimidad del poder del monarca, y si éste no lo utilizaba en beneficio del bien común, el pueblo podía derrocarlo e, incluso, darle muerte.
¿Alguien ha escuchado esto alguna vez en el colegio? No, sabemos que no.
Y ¿al otro lado del Canal de La Mancha? Inglaterra tuvo una bestia filosófica –y cuando digo bestia no es en sentido figurado- llamado Thomas Hobbes (1.588-1.679), defensor del absolutismo más recalcitrante. Pero claro, podemos estar seguros que cualquiera de estos tres elementos enemigos del género humano –Bodin, Bossuet o Hobbes- figurarán en todos los libros de filosofía del mundo, trazando un hilo histórico falso que dirá que antes de la Ilustración sólo existió el pensamiento absolutista.
Sabemos que no es así. Defendámoslo.
Tuvo que ser un luchador – cómo no- quien reivindicara a los Comuneros: Juan Martín “El Empecinado”, el gran guerrillero contra la invasión napoleónica.
Merece la pena visitar su casa natal en Castrillo del Duero, su pueblo.
Los Comuneros no podían haberse dado en ningún otro lugar que no fuera España, en concreto: en las tierras de la corona de Castilla.
El lugar más avanzado, sin duda, de la época.
Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com
Extraordianrio recordatorio Don Marcelino
No soy un experto en estas cosas pero me parece necesario reseñar el ¿donde estaba, estuvo, la Iglesia Católica durante todo ese conflicto?
Recordemos que fue la época de la Reforma… Me temo que la Contrareforma se usó en España, via Inquisición, mucho mas cómo instrumento de control intelectual de la Escuela de Salamanca, y de que se expandiera por las Indias (Nueva España) que para realmente adecentar la corrupcion interna de la Iglesia y luchar contra el Luteranismo, Calvinismo.. que importaron mucho menos.
Aquí se quemaron muchas menos brujas, y se torturó mucho menos que en otros sitios, es inegable. Pero el bien intelectual a proteger, La Escuela de Salamanca, su doctrina e influencia quedaron arrasados, y no fue un daño colateral, es que posiblemente se buscara eso.
Sume la necesidad de tener controlado el tráfico de las riquezas provenientes de las Indias, entre ellos el oro.. para que fluyera hacia el norte; el lugar donde se estaba combatiendo manu militari contra la Reforma. Me temo que el endudamiento y la necesidad de pagar esas deudas, y a las trpas mercenarias, por parte de Carlos I y Felipe II fue mas un medio que un fin.
Castilla era quien tenía el monopolio del comercio con las Indias, y la manera mas sencilla de acabar con ese monopolio era confundir al Cesar con Dios, y que además ese Cesar lo fuera de manera absoluta.
De todos modos eso son pajas mentales mías.
Lo que si es indudable es el manto de silencio que hay sobre lo que de verdad ocurrió, y cómo la cultura anglo infecta cada vez mas nuestras vidas.
Un muy cordial saludo
Interesante artículo.
Es cierto que la ‘Batalla de Villalar’ no es una de las grandes batallas de la historia de España, pero fue la más significativa de la Guerra de las Comunidades.
Todo un símbolo de la lucha de los pueblos por la libertad.
Ocurrieron sucesos lamentables como la quema de la iglesia de Ntra. Sra. de Altagracia de Mora (Toledo) por las tropas de Carlos I, que no dudaron en incendiarla con su más de 3.000 refugiados dentro, el 12 de abril de 1521.
Los pueblos de Castilla se sintieron desamparados.
Y es que la reorganización llevada a cabo por los Reyes Católicos tenía un sentido muy claro: la política era cosa de la Corona; los pueblos no tenían por qué intervenir en ella.
Pero no debemos equivocarnos. En Villalar no vencieron las tropas reales, sino los magnates…..
Fantástico artículo. La doctrina política de la Escuela de Salamanca que inspiró a los comuneros, es una joya para Occidente, que ya tuvo ecos en la elaboración de la Constitución estadounidense. La nuestra de 1812, la tercera o cuarta si contamos con la polaca, recogió ese testigo mientras Cádiz era cercada por las tropas francesas.
El movimiento comunero fue esencialmente un movimiento burgués y urbano. Quizás por eso fracasara relativamente… porque Carlos V acabó hispanizándose, como el resto de los Habsburgo que le sucedieron. Sin embargo, España acabó sirviendo a los intereses bajomedievales del emperador. El proyecto exterior de España fracasó porque en Europa al faltar la unidad espiritual (Reforma protestante), la unidad política fue quebrantada. Surge el capitalismo moderno y los Estados Nación. La Cristiandad deja de existir, como máxima aspiración política y religiosa.
Y como base de legitimidad moral de los Estados y de los príncipes de la Cristiandad, que es como se denominaba a Europa.
Recuerdo que los Comuneros eran los «independentistas» que querían mantener su identidad y sus fueros frente al Emperador que quería amalgamar unos territorios dispares para llamarla España…
Los comuneros fueron derrotados por el emperador pero la «amalgama» no se produjo hasta Felipe V con los Decretos de Nueva Planta…
Memoria histórica… Una vez más, encantado de leer a don Marcelino. Gracias. Gracias sinceras y cordiales por remover la costra de infamia y embustes que envuelve nuestra bella historia. Gracias.
Creo que efectivamente así es, de que la filosofía del eje anglosajón ha tenido siempre una marcada tendencia a buscar un frío control verticalista, elitista y totalitario y de que por otra parte, los antepasados del pueblo español y de la península ibérica tuvieron un espíritu valiente caracterizado por un deseo y anhelo profundo de ser libres y soberanos, que vamos hablo con mucha precaución y a tientas dada mi abrumadora ignorancia sobre la historia (ignorancia la mía que por supuesto el sistema «educativo» que sufrí colaboró enérgicamente a afianzar con sus desinformaciones, medias verdades, silencios rotundos, tesis descontextualizadas y manipuladas e incluso flagrantes falsedades)
Carlos I, posiblemente el rey más vanagloariado por los castellanos actuales (y con Castilla me refiero de Santander a Puertollano), y probablemente el mayor traidor y agresor de las tierras de Castilla. A partir de él… todo fue para abajo, y de aquellos polvos, estos lodos.
Una vez hayais jurado,
las cortes os jurarán
soberano de Castilla
sin llamaros majestad,
que es tratamiento extranjero
que Castilla no ha de dar.
Excelente artículo por cierto, Marcelino.
Procedo a enviar el articulo a las alámbricas instancias catalanas por si tienen a bien cotejar una historia retocada al dente con el calambrazo democrático que recibió el Austria de los comuneros, y de paso fundir ambas castillas, la leonesa y la manchega, en la comunidad histórica por excelencia con capital en Salamanca con Unamuno como patrón laico perpetuo. No vendría mal en estos tiempos de rediviva y mendaz historiografía.
Yo creo que la Capital debería de ser itinerante, como con los Reyes Católicos. Y para Cortes cualquier sala de una Diputación con 100 asientos sobran. Si es que de representar se trata.