El Gobierno de Castilla-La Mancha espera que la UNESCO inscriba a finales de 2019 a los procesos artesanales para la elaboración de la cerámica de Talavera de la Reina, la de Puente del Arzobispo (Toledo) y la de Puebla (México) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Lo ha expresado así el viceconsejero de Cultura, Jesús Carrascosa, tras la presentación de la candidatura las manifestaciones artísticas ante el Consejo de Patrimonio Histórico, celebrado hoy en el Real Jardín Botánico de Madrid, en un acto en que ha estado acompañado, entre otros, del director general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural del Ministerio, Luis Lafuente; la directora general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini; y la portavoz de Tierras de Cerámica, Pilar Campillejo.
Durante sus declaraciones, Jesús Carrascosa ha manifestado que esta declaración “va a ser un espaldarazo de primer nivel para conservar esta tradición centenaria, al tiempo que un impulso para la economía de la comarca y, a su vez, si lo unimos a todas las demás declaraciones de Patrimonio Mundial que tenemos sobre la región, un incentivo para el turismo de Castilla-La Mancha”.
El viceconsejero también ha subrayado el trabajo “impresionante” que ha llevado a cabo la
Asociación Tierras de Cerámica, “que ha sido, sin duda, el motor que nos ha hecho a todas las administraciones ponernos a trabajar de forma coordinada para llegar a este día y a su más que posible aprobación por la UNESCO”.
Desde el año 2015, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha apoyado intensamente el trabajo de Tierras de Cerámica con medidas como la declaración como Bien Inmaterial a ambas manifestaciones artísticas, la asistencia de un técnico de la Viceconsejería al VIII Coloquio Internacional de Patrimonio Inmaterial celebrado en Tlaxcala (México), la colaboración técnica en la cumplimentación del expediente, la financiación de la producción de un vídeo que forma parte del citado expediente y la presentación de la candidatura ante el Grupo de Trabajo de Patrimonio Mundial.
El responsable de Cultura ha recordado igualmente que “para impulsar aún más esta candidatura, además de las acciones realizadas, se va a instalar en Talavera de la Reina el Centro Regional de Artesanía y en octubre se inaugurará la gran exposición ‘aTempora Talavera. Seis mil años de cerámica en Castilla-La Mancha, la cual va a ser un revulsivo”.
Por su parte, la portavoz de Tierras de Cerámica, ha subrayado que “para nosotros la cerámica es nuestra seña de identidad” y ha recordado que el llegar aquí ha sido “un trabajo totalmente ciudadano, desde la base, que ha estado respaldado por diferentes instituciones, tanto públicas como privadas, así como por el conjunto de la sociedad”
Además de la Junta de Comunidades, la iniciativa ha contado con el apoyo de los ayuntamientos de Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo, la Diputación Provincial de Toledo y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que ha efectuado labores de coordinación internacional.
Una actividad desde el siglo XVI
Esta actividad tradicional, la de la cerámica, se identifica con dos comunidades en Europa (España) y otra en América (México). Las comunidades españolas son las poblaciones de Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo, dos localidades separadas por 34 kilómetros en las que las producciones cerámicas han evolucionado a la par desde el siglo XVI gracias a una constante vinculación entre artesanos y talleres.
La comunidad de Puebla de Zaragoza en México recibió la técnica talaverana de la loza en el siglo XVI, y la hizo suya mediante la incorporación de un claro substrato indígena e influencias orientales (China y Japón) en sus formas y decoraciones.
La cerámica es elaborada en talleres familiares, algunos con una tradición de varias generaciones. En la actualidad hay 28 talleres activos en Talavera de la Reina y 15 en El Puente del Arzobispo.
Asimismo, Jesús Carrascosa ha subrayado que “la inscripción en la Lista Representativa tendría un significativo impacto social, que llevaría a una mejor comprensión de la importancia de este elemento y favorecería su salvaguardia, y aumentaría el interés de las nuevas generaciones por un patrimonio que les pertenece desde hace siglos”.
Empleando las mismas técnicas y un lenguaje muy cercano, las comunidades han insertado su particular sustrato cultural en las piezas cerámicas, lo que se traduce en formas y decoraciones propias, fruto de la adaptación a los gustos del destinatario y del crisol en el que se han fundido los conocimientos y particularidades a lo largo de cinco siglos de historia.
Además, ha recordado el viceconsejero, “la inscripción fomentaría dicha diversidad y supondría una llamada de atención a los creadores que desarrollan nuevas expresiones apoyados en unas sólidas bases tradicionales”, al tiempo que ha recordado que “se estimularían las relaciones con otras comunidades artesanas y se desarrollarían proyectos de cooperación e intercambios culturales fluidos”.