En 1929, Azorín publica en el periódico ABC el breve artículo que denomina Figurería, que se publica junto a otros artículos más en 1967, año de la muerte del escritor, bajo la forma de libro denominado por José García Mercadal, muerto ya Azorín, como Crítica de años cercanos. Rara palabra esta de Figurería, para englobar toda una aproximación al ser y al alma del Figurón y al cuerpo henchido y rutilante de los Figurones de largo recorrido.
Palabra la de Figurería que Azorín toma prestada de Baltasar Gracián. Extraída de su libro El discreto (1646), donde dedica un capítulo entero, el XVI, a prevenir al lector ‘Contra la figurería’. Circunstancia que Azorín señala, con prontitud, como un anticipo del vocablo ingles de extensión creciente en esos años de su escritura, de Snob y su derivada esnobismo, que sólo muestra la ausencia de nobleza (sine nobilitas, de aquí la derivada de snob) en las formas de arribismo social.
Y así se nos hace saber que la “Condición esencial del figurero es la de no saber si la novedad es buena o mala; el figurero no distingue lo bueno de lo malo; le basta con que la cosa sea nueva”. Más allá del carácter irremediablemente frívolo del Figurón, puede advertirse en él, su carácter claramente inmoral, que le impide distinguir lo bueno de lo malo. Incluso la referencia histórica a la Comedia de figurón. Que es uno de los subgéneros dramáticos generados en el Siglo de Oro español a partir de la comedia de capa y espada. De otra parte la voz que designa a los figurantes. Que ya se sabe que son parte de la representación secundaria, por ello se les llama también actores secundarios. Que para no herir ser les conoce como Actores de reparto. Extra, figurante o comparsa son términos que en el mundo del espectáculo recibe la persona sin categoría de actor que solo aparece de fondo y no pronuncia ningún diálogo. En la tradición de los oficios del teatro, figurantes y comparsas forman la base del conjunto de meritorios (aspirantes a actores) de una representación teatral. En el mundo de la ópera existe una figura similar en la persona del partiquino.
La prevención fijada por Gracián contra la Figurería es atajada mediante el arma de la cordura. Aunque acto seguido, el mismo Azorín nos recuerde que el propio Gracián, un año más tarde, en el Oráculo manual y arte de la prudencia (1647), establece un aforismo moral con la aseveración templada de que “Un grano de audacia en todo es importante cordura”. Aforismo que podría ser de efectos inversos si se proclamara al revés que “Un poco de cordura es importante en toda audacia”, dejando en evidencia una cierta transitividad entre ambos atributos.
Por lo que Azorín concluye, a mi juicio, con precipitación, que “Luego si la audacia es cordura, los figureros son cuerdos de pies a cabeza”. Desmontando lo anotado por Gracián anteriormente, al poner en boca de Gracián, la identificación de audacia con cordura. Cuando el jesuita aragonés sólo estableció como síntoma de cordura un grano de audacia en todas las cosas, grano tan pequeño como el evangélico grano de mostaza. Haciendo el de Monóvar una inversión del pensamiento del aragonés. Por ello y disuelto el equívoco entre cordura y audacia, es capaz de redimir a la Figurería, al advertirnos que “No condenemos con tanta expedición y premura a nuestros buenos y simpáticos amigos”.
Parte de la redención azoriniana la verifica a través del lenguaje; ya que entiende que “El lenguaje es cosa, naturalmente, esencial en la figurería”. Para lo cual no duda en traer en su apoyo al mismo Quevedo, quien “escribió su catecismo de las cultiparlantes incluyendo el laberinto de las ocho palabras”. Palabras que combinadas adecuadamente, darían el efecto deseado a esas apariencias de saberes. Llegando a realizar Azorín un trasvase de las palabras-fetiche de Quevedo con las que, a su juicio, serían equivalentes palabras-fetiche en 1929. Palabras actualizadas de La culta latiniparla (1631), que en el Madrid de la salida de la Dictadura de Primo de Rivera, serían: “Pleno, tenso, ambientado, camaradería, pimpante, destacado, dinerario, valuta”.
Palabras de efecto inaudito y de valor inmediato, en la medida en que, prosigue Azorín, “Valuta es el último terminillo llegado; todavía muchos figureros no saben lo que es”. Pero la circunstancia de su desconocimiento no debe limitar ni impedir su uso. Justamente como parte del recetario quevediano. Hoy podríamos tantear las equivalencias de las palabras- fetiche y advertir que su desconocimiento no limita ni impide su uso. Algo así podría pasar hoy con palabras-fetiche que señalan y acotan un impulso y una novedad. Tales como Hipster, Millenial, Globalizado, Mobing, Vegano, Digital, Populismo y Postureo.
Y así, el término Postureo que es el último citado, se nos presenta como un neologismo acuñado recientemente y usado especialmente en el contexto de las redes sociales y las nuevas tecnologías. Para expresar esa voz formas de comportamiento y de pose, más por imagen, superficie y apariencias, que por una verdadera motivación de fondo. Ello no ha impedido la incorporación de la palabra en el DRAE en 2014, como un españolismo con el siguiente significado: “Actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción”.
Periferia sentimental
José Rivero
Muy sutil artículo, al estilo de Gracián.
Gracián era un escéptico de la condición humana, muy del estilo del Barroco.
En la espiritualidad ignaciana es fundamental actuar con riguroso análisis de la realidad para lo cual está prevista una larga formación en los jesuitas.
La audacia forma parte del carisma ignaciano porque es una exigencia misionera.
Eso se traduce en Gracián, que tenía un fuerte carácter aragonés y era consciente de la mediocridad y mezquindad de su entorno (lo da una buena formación), en señalar la audacia como un contenido pedagógico.
Gracián es un formador en busca de la excelencia (Ad Deum maiorem Dei gloriam), donde el conformismo ha de quedar desterrado por el uso de esa audacia que no es ya propia de personas cuerdas sino del ideal que representan éstas, las personas excelentes.
La dificultad en la consecución del ideal de la excelencia en su labor como formador de personas, su conflictivo carácter y los desengaños sufridos con la propia Compañía de Jesús e instituciones políticas de la época, hacen que Gracián termine siendo un gran pesimista y en un inadaptado social, lo cual no le resta genialidad sino todo lo contrario.
Más que postureo, percibo mucha impostura en las redes sociales. La impostura es un engaño con apariencia de verdad. Cada uno expresa lo que le viene en gana pero pocos arriesgan dando su identidad porque no quieren verse comprometidos con lo que dicen.
El tirar la piedra y esconder la mano tiene tanto de impostura como de postureo, y creo que la audacia es la mejor forma de evitar ambas.
La audacia es una cualidad de la excelencia, que es acabar siendo dueño de lo que se dice y hace.
Y eso fue Gracián, un excelente escritor y analista de su época.
Gracias por recordarle.
‘Buenismo’, ‘aporofobia’, ‘postureo’ y ‘posverdad’, son las recientes incorporaciones al diccionario digital de la RAE.
¿Para cuàndo el término ‘heteropatriarcado’?….
Se cumplen cuatrocientos años del nacimiento de Agustín Moreto, máximo representante de la comedia de figurón. El lindo Don Diego, una de sus obras más hilarantes y representadas año tras año, resume cumplidamente todos los esquemas del subgénero. El vestuario de la cubierta que ilustra este texto es un dechado de sobriedad y minimalismo comparado con el exagerado barroquismo utilizado por Francisco Portes, director y protagonista de la versión que puede ver hace algunos años. Una delicia.
He aquí un breve fragmento de la obra:
Al mirarme todo entero
tan bien labrado y pulido,
mil veces he presumido
que era mi padre tornero.
¡Tiembla CR7!