El sonido es música. El silencio también es música.Como un actor secundario, podría decirse que, en la música, el silencio cumple la función de ayudar a resaltar la idea principal… entre otras.
En general, todo hechoque contenga rasgos característicos propios se compone de una parte de esencia y otra parte de envolvente. A priori no es más voluminosa una parte que otra, ambas partes se complementan por necesidad. Si hablamos de tiempo, a esos momentos “improductivos” les llamamos “tiempos muertos”. Entre trago y trago, dejamos un poco de tiempo sin masticar. Si se trata de explicar algo, normalmente requerimos prolegómenos o explicaciones (que a veces sobran cuando presumimos saber lo que nos va a decir de antemano nuestro interlocutor) sobre el enunciado principal. Si dicho mensaje carece de suficiente envolvente, suele decirse que el estilo es seco, denso o directo. El peso bruto lo forma la sumadel peso neto y la tara. Las fachadas se forman con huecos y macizos.Si el sonido es la esencia de la música, el silencio es su envolvente.
En los manuales de música se explica que la altura de un sonido se identifica como Nota; éstas se representan gráficamente por una especie de punto gordo (llamado cabeza) que se van colocando sucesivamente en las líneas y espacios del pentagrama. Las Figuras (la corchea, la negra, etc.) sirven para representar gráficamente la duración de dichasnotas. Los manuales de música definen el Silencio como un tipo de “figura con duración, pero sin sonido”; en consecuencia, hay signos gráficos de duración equivalentes al de las figuras, pero sin sonido. Por eso, no puede existir una partitura vacía: si en un determinado momento no hay sonido, lo que hay no es vacío, sino silencio, y hay que indicar cuánto dura. Si el tiempo de Esperaes más amplio, necesitamos otra unidad de medida del tiempo: el Compás. Luego, según los manuales de música, el silencio se puede entender en términos de duración. Pero es obvio que, además de su acepción ejecutoria,el silencio se puede entender musicalmente de muchas más formas:conceptualmente, el silencio implicarestar el valor de un parámetro hasta el extremo (cero) enintensidad,polifonía,articulación…
Hay silencios parciales, que en música admiten la acepción de respiración o la de pausa. Si de un conjunto de músicos se trata, la no intervención de alguno realza la presencia del resto, y su aparición siempre despierta interés en el oyente. Este recurso lo conocen los compositores desde hace siglos. Un buen oyente debe valorar por qué en determinado momento no interviene alguna parte, y extraerá conclusiones muy interesantes.
Pero por encima de su capacidadde respirar o poner de relieve determinadas intervenciones, el silencio absoluto en música tiene un importante valor expresivo, por las connotaciones sensoriales y evocadorascon las que dotamos al silencio. Recordemos, por poner un ejemplo, el principio de la 5ª sinfonía de Beethoven: se presentan 4 notas (3 breves y una larga) que luego se imitan, prolongando la duración de la última. Y de pronto un silencio, breve, pero intenso. Creo que ya irá entendiendo por qué el silencio es música: además de “duración”podemos otorgarle valor de“expresión”, valor que a su vez viene otorgado por el contexto en el que se produce.Muchos compositores del siglo XX han fijado su atención sobre las posibilidades musicales que ofrece el silencio, pero como este tema da para mucho, preferiría hablar sobre ello en otra ocasión. Baste que prestemos atención, por un momento, al sonido que nos envuelve en el instante en que estamos leyendo este mismo texto. Ahora, una vez llegados al punto en que somos capaces de otorgar valor tanto al sonido como al silencio musical, quisierafijarme en lo que esta forma de “sonido ausente” aporta al ser humano.
El silencio absoluto es al sonido lo que la oscuridad a la luz: ausencia, simplemente. Aunque los estados de ausencia puedan ser diversos (desde la angustia hasta la paz más placentera, pasando por el mayor de los aburrimientos), el silencio en soledadsiempre remite al estadoíntimo del ser humano.Sin embargo, en una sociedad de consumo como la nuestra – en que se da la paradoja de ensalzar el individualismo y de estigmatizar la soledad – el silencio es siempre una oportunidad para invadir nuestra intimidad con mensajes que nadie invoca y que es imposible que el oído los pueda evitar. Como si el silencio fuese un estado incómodo que haya que evitar a toda costa. Y cuanto más intenso es el volumen del ambiente (sea del tráfico, delgentío, de una campana extractora o de la música de fondo en alguna estancia), mayor es la agresión que padecemos. En los homenajes que antaño consistían en dejar pasar un minuto de silencio, la tendencia es poner una melodía elegiaca – preferiblemente de violonchelo solo, que queda más snob – que ni siquiera llega a los 60 segundos en muchos casos. Los reportajes o entrevistas de televisión tienen un “hilillo” de fondo sonoro. En las calles y plazas de la ciudadresuena continuamente una machacona música navideña para tener así un motivo para transitar con alborozo. En muchas tiendas y bares, la música es un reclamo que no puede faltar…
La falta de silencio nos dificulta conectar con nuestra voz interior, cuando más falta nos hace.Por el contrario, el silencio es la herramienta perfecta para escuchar, un lujo que está al alcance de todos.
Antonio Fernández Reymonde
Ruido Blanco
El silencio es muy importante pero en una cultura como la nuestra, le tenemos miedo.
Tememos conectarnos con nuestra interioridad y vernos obligados a reflexionar.
El silencio es un acto de respeto que nos ayuda a escuchar la palabra del otro.
En definitiva, nos ayuda a examinar y comprender nuestros sentimientos, para crecer en sabiduría.
Ya decía Miles Davis que ‘el silencio es el ruido más fuerte, quizá el más fuerte de los ruidos’.
Y en 1969, grabó ‘In a Silent Way’. El nacimiento, desarrollo y muerte de los sonidos.
Shhhhh…..
felicidades, buen articulo