Luis Mario Sobrino Simal.- Sin quitarse los calcetines con los que ha dormido porque es muy friolero, se quita el mono de dormir y se pone el mono de salir a la calle, consistente en unas cuantas piezas: una camiseta raída, a continuación y encima una camisa, todo del día anterior pues no le apetece abrir el armario para elegir entre las 3 únicas que tiene. Luego un pantalón con los bolsillos medio rotos por lo que algunas monedas y una electro tarjeta de crédito caen al suelo. Se agacha a duras penas, pues tiene una escoliosis…”bestial”, recoge todo. ¡Pobre HOMBRE!, le rechinan todas los huesos…
A continuación, un «metafísico» pensamiento le viene a su aún somnolienta cabeza: «Estoy como para hacer la cama», dice hablando consigo mismo. Así pues, una vez vestido con el mono de calle, se dirige al cuarto de baño.
Sin apenas sorpresa se da cuenta de que no puede lavarse la cara porque el agua está cortada un día más y tiene que utilizar agua recogida en un barreño para este uso. Oye un pequeño crujido en el suelo bajo uno de sus pies, lo levanta y ve que ha matado una enorme cucaracha que probablemente ha salido de alguno de los muchos agujeros que tiene el rodapié del piso… «¡Qué asco!”!
Se peina mientras observa en el espejo que ya ha perdido no sólo su pelo sino… su juventud. Caspa y más caspa cayendo sobre la camisa. Intenta afeitarse con una máquina afeitadora láser cuyo efecto le dura casi una semana. El lavabo, lleno de grasa y con restos del afeitado de la semana pasada. ¡Definitivamente ha perdido su juventud…! (gesto de depresión) ¡Y eso que se gastó un pastón en una clínica dermoestética hace unos años donde le prometieron una figura de “dandy” casi hasta la muerte…!
Coge una máquina cepillo de dientes eléctrico sin apenas cerdas, apura el poco dentífrico que queda en un pequeño depósito enrollado empotrado en la pared e intenta cepillarse las escasas piezas que le quedan entre dientes y muelas…, con mucho cuidado pues tiene problemas en las encías…
Es la antesala de lo que está por venir….