Tiempo hermoso, tiempo congelado

José RiveroLa aparición de El tiempo hermoso de Pedro Pablo Novillo (Almud ediciones, 2017) viene a coincidir, para mí al menos, con la lectura sobresaltada de Los antimodernos de Antoine Compagnon (Acantilado, 2007). Libro que cuenta con una tesis central, al respecto y en relación del sentido dudoso que advertimos en los escritores tenidos por modernos pero que, en ocasiones, pueden ser considerados en sentido contrario, como Antimodernos. Y allí, en ese recuento, desfilan desde Flaubert a Baudelaire, desde Chautebriand a Drieu la Rochelle. Incluso la reciente entrevista de Compagnon en el suplemento Babelia (7 de octubre de 2017) cierra el asunto con una comprometedora pregunta  que Marc Bassets y Alex Vicente le formulan al estudioso y escritor francés: “En Francia, a lo largo de la historia, la política ha sido de izquierdas y la literatura de derechas”.

Foto 1-k3VH--620x349@abcEn el caso presente asistimos, y con todas las matizaciones posibles que se quieran realizar, a la inversa de la cuestión suscitada por Compagnon sobre la relación de Política y Literatura. Un escritor de izquierdas, reconocido y contrastado, como Pedro Pablo Novillo, que construye un texto de dudosa ubicación y de difícil pertenencia. Un texto sensible y memorioso, con una fuerte tendencia al conservadurismo de la memoria, con todas sus implicaciones y derivadas consecuentes. Un texto ubicable en el campo semántico de las derechas y de los conservadores, o que pudiera reivindicarse desde tales posiciones políticas. Si es que puede dirimirse la cuestión del color de las escrituras de un tenor y de otro, a estas alturas. Pero lo iremos viendo, o tratándolo.

Lo que agavilla Novillo en  El tiempo hermoso, es un complejo de Cuadros memorialísticos del pasado rural de la infancia y juventud del autor, antes de la llegada a la dureza central de Entrevías, ya en Madrid, en el final de ese tiempo. Unos relatos breves y aún brevísimos, concebidos como las notas del cuaderno del etnógrafo que captura las rarezas y costumbres de pueblos en extinción o de pueblos en los márgenes del curso de la historia. Relatos abocetados dispuestos a la manera de los Mosaicos o de los Retablos. Que siendo ambos asuntos de naturaleza espacial, aparecen atados por un hilo dorado que pretende anudarlos, como si ese hilo que brilla fuera el filo del tiempo. Y esa atadura fuera su propio y central Argumento. Como ocurre, por otra parte, en esos citados Mosaicos y Retablos, que asumen una composición estática de notas y que aspiran a construir un Argumento que los sobrevuele y cohesione. En una suerte de metacomposición que supere el aislamiento de los Cuadros dormidos o congelados.

Foto 3-k3VH-U211196868291N0H-250x340@abc (1)Cuadros que, a veces, tienen un regusto antropológico, etnográfico, sociológico y costumbrista de un pasado desaparecido. Usos, costumbres, celebraciones, dichos, vituperios, refranes, palabras, ceremonias de muertos y alegrías de vivos, componen una suerte de muestrario de excelencias de lo vivido y de la ejemplaridad lo ido. Esa palanca argumental de la revisión de las casas sin agua corriente es, por otra parte, la que realiza Muñoz Molina en El polvo de la luna; mientras que el hombre llega a la luna y pisa el polvo del espacio, el narrador juvenil relata su primera ducha doméstica bajo el emparrado del patio familiar.

Cuadros los trazados por Novillo, donde desde el presente, se indaga en la permanencia de esas Estampas de Memoria y en su posible significado. Cuadros que funcionan en la brevedad de sus 66 líneas de promedio, como Estampas del pasado y que se superponen con algunas observaciones del presente en un desdoblamiento de la voz narrativa, para señalar dos tiempos: el rememorado y el del presente de la escritura. Según sus propias palabras, en el acto de presentación, Novillo realiza una suerte de Mosaico de Estampas congeladas en el tiempo, en una lucha por evitar la pérdida de aquellas viejas palabras que iluminaron la juventud y la infancia. Cuando el narrador que escribe tenía ojos, pero le faltaban las palabras.

z1Y justamente esa técnica discursiva y narrativa de la Estampa ejemplar, ya había sido estudiada por mí en mi lejano texto Camouflage o el Canon manchego (La Tribuna, 22 de agosto 2001). Donde al amparo de ciertos cánones estéticos provinciales y aún regionales, revisaba la sutil coincidencia del procedimiento compositivo de la Estampa, en Ángel Dotor (Estampas manchegas. Ensayo panorámico, 1947) extrañamente publicado en Bilbao; en José Ramón Maldonado Cocat (Estampas manchegas, 1960 a 1973), que llegó a contar hasta con tres entregas en esos trece años; y en Juan Torres Grueso (Estampas de mi tiempo, 1968), que retoma diferentes colaboraciones periodísticas sostenidas entre 1963 y 1967.

En donde más allá de la coincidencia de la palabra Estampa en los tres títulos citados, subyace en todos ellos el estatismo embelesado de la mirada dormida. Una mirada que por la propia fuerza compositiva de la Estampa, sería estática, frente a la temporalidad discursiva que esgrime todo Argumento. “Los tres autores del Canon manchego optan, en distintos momentos temporales, por un mismo procedimiento de trabajo, consistente en insertar sus vivencias y reflexiones en el alfiler doméstico de un estilete o en la daga afilada del Tiempo, y exhibir esas piezas ensartadas como una Estampa que se captura y se muestra, tal vez, como un trofeo venatorio o como una vianda presta a ser ingerida. Eludiendo su estructura argumental –que ocultan y posponen- en aras de una trasfiguración visiva. Pero ¿por qué ciertas ideas y ciertas imágenes que no son más que Tiempo y sólo Tiempo quieren ser presentadas como si de pequeños Cuadros de Costumbre se trataran?, ¿por qué esa permuta consentida entre una y otra variable? Añoranza de los carteros, visiones de la matanza del bajo diciembre, fiestas locales entumecidas en el calendario, ceniza amarga en la boca y en el humero de la cocina, un disparo en la bocamanga del miedo, un campo quieto de mieses y soles, la persistencia de un muerto querido que aún yace en el dormitorio oscuro del fondo del pasillo, un revoloteo de golondrinas en el alero del tejado, la pólvora en el soto estragado de aromas vírgenes o los gemidos literarios de la Cueva de Montesinos en recuerdo de una lectura adolescente… Y es ese, el empeño más visible de los textos citados. z4Hacer un Espacio del Tiempo como quien labra una morada con sus manos o como quien cava anticipadamente su propia fosa fúnebre. Hacer un Espacio del Tiempo, que a fin de cuentas eso es un Cuadro de Costumbres; ya que el Cuadro es al Espacio como la Costumbre es al Tiempo”. Y no es que lo estático se acople más y mejor con la Estampa que demanda cierta veneración prefijada del pasado y por ello del Carácter, frente al dinamismo desarrollado por el Argumento que no deja de expeler vaharadas de un Destino sostenido como futuro venidero; sino que los procedimientos narrativos de ambas estructuras operan de forma inversa  Por más que, en los casos de Maldonado Cocat y de Torres Grueso, fueran concebidas las Estampas capturadas como un serial  crecedero, que puede dilatarse hasta en trece años sin quebranto argumental o compositivo, en un programa de captura temporal que contradice su propia génesis.

Y esta es la coincidencia sospechosa de estos procedimientos compositivos y narrativos, con el tono del trabajo de Pedro Pablo  Novillo. La mirada complacida le sitúa, consecuentemente, en esas líneas de procedimientos compositivos formulada por escritores conservadores, como los tres citados antes, para verificar similares propósitos. Demostrando que ciertas formas de revelación de Lo popular, en su asunción escrita o pintada, se confunden con el tipismo folklorista. Un tipismo folklorista que ha sido argumentario de actitudes conservadoras del medio rural, frente al dinamismo moderno de lo urbano. De igual forma que se dice con razón, que sólo un pelo separa lo sublime de lo ridículo, podríamos advertir que eso ocurre con razón, con ciertas formas de expresión de lo popular inalterado y alterado. Una reivindicación, primera, de lo popular positivo y bienintencionado, se enfrenta con otras formas desviadas que albergan sentimientos contrapuestos y equívocos. Contraposición de Lo popular matinal con los popularismos tardíos de muy variada catadura. Contraposición que viene a superponerse con el tiempo del humo viejo y del quietismo vital de los atardeceres históricos.

Periferia sentimental
José Rivero

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10 COMENTARIOS

  1. Lo siento pero soy incapaz de conocer la conclusión del crítico. Ahora bien, si no se trata de una crítica sino de una reflexión sobre el modo en cómo el autor describe sus recuerdos y sentimientos, confío en que no se trate de un duelo de diletantes, porque Novillo sabe cómo escribir bien. Otra cosa es que te guste o su estilo sea moderno, antiguo o mediopensionista.

    • La conclusión del crítico es fácil de extraer desde la primeras líneas del texto. La cuestión es si para redactar la reseña de un libro que tiene como asunto las vivencias de un tiempo pasado se hace necesario establecer binomios del tipo: escritor de izquierdas- relato conservador, construyendo en torno a ello todo un entramado retórico que no conduce a ninguna parte. Pero los que solemos leer a don José Rivero sabemos que su enorme cultura y su escritura vocacional están muy por encima de su talento para plasmar la una y la otra. Se pierde en un laberinto de palabras sin que ello impida que logre algunas veces artículos de calidad más que aceptable.

      • Me ha aclarado mucho su comentario, porque Rivero escribe de maravilla pero me resulta complicado de entender.

        Sí, a mí también me parece que tiene talento y cierta genialidad porque no tiende a la categorización que es lo común. El lo relaciona todo, no lo opone necesariamente, y eso puede definir perfectamente su basta cultura y su ingenio.

        Sólo matizaría un término que ha utilizado, conservadurismo. Creo que más propiamente se refiere semánticamente a otro, tradicionalismo, que es un sistema filosófico además de una escuela estética.

        El conservadurismo tiene muchos matices, como la modernidad (esnobismo, vanguardia, modismo,…). Hay modernos muy conservadores (tienen que inspirarse en lo premoderno por falta de creatividad, son posmodernos) y los hay vanguardistas, a muchos de los cuales creo se les va la pinza porque confunden creatividad con vulgaridad o inocuidad.

        Creo que la modernidad desapareció con las vanguardias (surrealismo). Lo que vino después es poco creativo y se limita a imitar lo anterior con cierta originalidad. Luego está la voluptuosa subjetividad y ego de muchos artistas que realmente no son capaces ni de entenderse ellos mismos.

        Es mi reflexión.

  2. Estamos de enhorabuena. García Page anuncia que viene al rescate de la cultura identitaria manchega con el anuncio de la creación de un centro para la promoción del folklore regional (seguramente con sede en el antiguo colegio Ferroviario de Ciudad Real, nada menos). Y ahora, la persona que promovió la desaparición de las enseñanzas elementales de música en los conservatorios de la región – y que tuvo que dar marcha atrás por la presión de toda la comunidad educativa en todos los centros afectados en las 5 provinicias (se ve que era de izquierdas cargarse la base de la educación musical, y con ello algunas especialidades más débiles del grado medio – como sucedió en Toledo) – viene a escribir un libro de estampas nostálgicas del pasado. Elogio de un pasado con más sombras que luces, mientras que en nuestra región no se vislumbra con claridad una apuesta por valores de futuro (si es que se puede decir así a cosas que llevan funcionando décadas en otras partes).
    Y ojalá pudiéramos hablar en Ciudad Real de dinamismo urbano moderno. Viva la tapa y viva don Quijote.

    • Promover la charanga y la pandereta es menos ofensivo para el poder y desde luego menos «educativo» que editar, por ejemplo, «Los enredos de un lugar», la primera novela sobre el caciquismo escrita en España (y, quien lo iba a decir, sobre el caciquismo manchego) nada menos que entre 1778 y 1781, con segunda edición en 1800 y elogiada por Moratín y otros ilustrados. Pero, claro, entonces había progreso, ilustración y sentido crítico en La Mancha (y no lo que ahora). Su autor era un abogado de Pareja (Guadalajara) llamado Fernando Gutiérrez de Vegas.

      Recomiendo la lectura de este libro a los ágrafos que desconocen su historia literaria y están condenados a repetirla, como decía George Santayana, español a su pesar.

  3. Tras la crisis de la fragmentación cultural (posmodernidad) resurge el rescate de las certezas culturales identitarias: el folklorismo, el costumbrismo con base ideológica, el tradicionalismo.

    La crisis de la posmodernidad, la confusión o formateo cultural al que la posmodernidad nos ha sometido, y el fracaso de la multiculturalidad, han provocado una reacción que es popular y no elitista, que se recupere el valor de las certezas de nuestros padres y abuelos. Ahora tiene un auge estético (costumbrismo) pero lo está siendo también ético (tradicionalismo).

    En La Mancha ha habido latifundismo desde el liberalismo. La estructura de la propiedad agraria era antes del liberalismo, Castellana, o el agricultor era propietario (y fue carlista) o era aparcero de caciques (LIBERALES).

    Lo de crear una nueva antropología fuera del Cristianismo ha sido el gran fracaso de la modernidad.

    En su raíz el europeo sigue siendo esencialmente un heredero, no de la Ilustración, sino del Renacimiento, con una antropología mixta de espiritualidad y racionalidad.

  4. En La Mancha ha habido latifundismo desde el liberalismo. La estructura de la propiedad agraria era antes del liberalismo, castellana, o el agricultor era propietario (y fue carlista) o era aparcero de eclesiásticos (sometidos a un nada abusivo derecho canónico). Después de la Desamortización, empezó a haber caciquismo en esta Región.

    Existe tradicionalismo en esta región.
    Las guerras civiles carlistas configuraron el patrón mental de La Mancha. Si el carlismo fracasó en La Mancha habiendo carlistas fue sencillamente por su proximidad a Madrid.

    La modernidad metida a presión, como toda ideología, nunca funciona. Encuentra resistencias y la religiosidad fue una de ellas. Por eso la persecución religiosa en la guerra civil en nuestra región fue tan violenta.

    • Lo mejor de la modernidad es que nadie ha de imponerse, porque la imposición no es racional, por eso la pluralidad es un principio vertebrador de la democracia moderna, y por reacción a los totalitarismos del XX.

      Podremos criticar todos, pero la crítica tampoco es monopolio de nadie, y eso la izquierda no lo tolera porque no ha salido de su totalitarismo.

  5. La obsesión por cocer en el mismo caldo asuntos que no guardan relación entre sí ,dice poco en favor de personas cultas y presumiblemente razonables como Antonio Fdez. Que un político realice una gestión mediocre, buena o pésima en el desarrollo de su cargo, cosa que desconozco, no le invalida para escribir y publicar relatos en clave de remembranza sobre su niñez y juventud. O aprendemos a diferenciar lo pertinente de lo que está fuera de lugar, o terminaremos enfangando todo debate. En este sentido, creo que Fernández en su calidad de educador debería tener especial cuidado con lo que dice.
    Yo aún no he leído el libro de Pedro Pablo Novillo , por lo que no puedo opinar al respecto. Pero de su etapa como profesor tengo las mejores referencias.

  6. Es imposible establecer una separación entre la Literatura y la Política, debido a que el escritor tiene una responsabilidad social con la cual debe cumplir.
    Al fin y al cabo, ser un excelente escritor de Literatura no lo acredita a ser un ‘excelente’ político.
    Como bien dijo E. Grüner, es muy posible que un escritor sea increíblemente ‘progre’, de izquierda, políticamente ‘revolucionario’, y al mismo tiempo sea mediocre en su obra literaria.
    Es decir, el papel que desarrollan los escritores siempre estará atravesado, consciente o inconscientemente, por la Política. Los vestigios de la misma pueden ser más o menos visibles, pero allí estarán, nos guste o no.
    Bueno, al menos, lo maravilloso de la etapa de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla….

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