David Alcázar. Secretario político local del PCE en Ciudad Real.- La necesidad de una alternativa solidaria y respetuosa con las naciones que componen España es más necesaria que nunca debido al recrudecimiento de la cuestión nacional en los últimos años en España.
Una alternativa socialista a la cuestión nacional
Para la clase trabajadora las cuestiones nacionales son secundarias como es comprensible: prefiere tener trabajo y servicios sociales de todo tipo y de calidad. No obstante, no es inmune al espíritu nacionalista ya que sufre un martilleo continuo por parte de los medios e instituciones controlados por la burguesía.
Los trabajadores y trabajadoras no poseen las fábricas, ni los medios de comunicación, ni la banca, etc. solo poseen su fuerza de trabajo, que venden a cambio de un salario que les permite sobrevivir, no obstante, tiene una potentísima arma que ignoran: su unidad. Pero ésta debe forjarse, con conciencia de clase y organización. La oligarquía sabe de este potencial, de ahí que se esfuerce tanto en dividir a los trabajadores defendiendo ideologías como el nacionalismo, la xenofobia, etc. Si el trabajador culpa de sus miserias a otro obrero y no al patrón, éste último tiene un trabajador sumiso: azuzando el odio entre trabajadores la banca siempre gana. Hemos visto multitud de ejemplos de este tipo y como ciertos medios de comunicación privados han seguido esta estrategia a pies juntillas: el caso de los estibadores o los controladores aéreos son muy buenos ejemplos.
El posicionamiento, bien de indiferencia o bien chovinistaespañol hegemónico en las conciencias de los trabajadores, se debe en gran medida por culpa de los partidos que se reclaman la vanguardia de la clase obrera y de las capas medias. Este hecho se debe a la dinámica de crisis que aún sufre el movimiento anticapitalista en general; esta situación debe ser superada.
También es necesario señalar como la confusión ideológica domina en la izquierda, especialmente en la cuestión nacional. Esto se debe a que la ideología burguesa se ha infiltrado fuertemente en el movimiento. Por un lado algunos que van de izquierda defienden que solo existe una nación, la española; por otro, algunos ven naciones por todas partes (Castilla, Andalucía, etc.). Todos estos análisis son erróneos porque no se ciñen a la realidad. Tan equivocado es negar la existencia de las naciones que componen España como considerar a territorios que no cumplen con los requisitos como naciones (lo que sería inventárselas directamente). Con requisitos me ciño a los defendidos desde el marxismo, cuya producción teórica en este ámbito es muy amplia.
En el caso español, destaca la nación española como la hegemónica, y por otro lado tenemos a las naciones periféricas, las también denominadas naciones históricas (Galicia, Cataluña y País Vasco). Evidentemente a las naciones históricas se les debe reconocer el derecho democrático a elegir su propio destino (autodeterminación). Sin embargo, también hay que ser consciente de que las nacionalidades son una realidad histórica y dialéctica y como tal evolucionan y se trasforman. No se puede ser tampoco dogmático en este sentido.
Los defensores del internacionalismo y la solidaridad entre pueblos somos conscientes que el enemigo principal de la clase trabajadora y la pequeña y mediana empresa es la oligarquía, tanto la española como la catalana (la europea también). Por tanto, solo la solidaridad entre las clases sociales populares puede poner fin al conflicto e imponer la solidaridad entre los pueblos y acabar con la explotación del grande sobre el pequeño, del capitalista al trabajador. Mediante un proceso democráticose podrá avanzaren la resolución de la cuestión nacional, pero debemos de ser conscientes que la oligarquía española no nos lo pondrá fácil. No podemos vacilar, el reto que se nos presenta es importante.
La meta a corto y medio plazo de todo demócrata y antifascista consecuente es la siguiente: denunciar todos aquellos atropellos a los derechos democráticos y sociales (incluidos el derecho a decidir) y movilizarse contra la deriva cada vez más autoritaria y represiva del Estado español. Solo la democratización de España permitirá reducir las tensiones entre los pueblos que la componen, pero solo el Socialismo podrá solventarlas.
Bien las fuerzas democráticas y progresistas desalojan al Partido Popular del gobierno y democratizan las instituciones (pasando primero por permitir la celebración de un referéndum en Cataluña) y llevan a término un proceso constituyente que aborde la cuestión nacional, o bien correremos el riesgo que el fascismo y la secesión se impongan.
El problema catalán es una cuestión política, económica y social que deberá administrarse a partir del 2-O, con concesiones por parte de todos y que pasará, desde Cataluña, por renunciar a planteamientos maximalistas y, desde Madrid, a desimputar y negociar.
Por el momento, debemos confiar en que todas las actuaciones policiales se rijan por los principios básicos de congruencia, proporcionalidad y oportunidad.
Sin duda, el 2-O Cataluña seguirá siendo España, y los catalanes, españoles.
Una solución pactada para Cataluña es posible ya que un Gobierno no puede delegar todas sus funciones en los tribunales.
Sin ‘Ley’ no hay salida, pero sin ‘Política’ tampoco.
Hay que dialogar y votar un acuerdo legal y con todas las garantías democráticas.
Es lo que hay…..
De pacto nada, Pujol a la cárcel con Puigdemont enfangado por la empresa de aguas de Gerona.
Lo que quieren es impunidad. Ni más ni menos.
Si el cuñado de un Rey y su hermana, un Rato, un Chaves y Griñan, y un Bódalo, se sientan ante un juez imputados y en su caso, condenados, éstos pájaros que además han provocado una horrible fractura social en Cataluña, también!!!
IGUALDAD.
Manda huevos que yo que no soy de izquierdas, tenga que defender este valor de nuestro ordenamiento jurídico y convivencia.