Los estudios de análisis y documentación que en torno al antiguo Hospital Provincial Médico Quirúrgico, vienen realizando las arquitectas Rosa Ramos y Carmen Sánchez-Castilla, en el desarrollo de diferentes trabajos de reforma, han permitido la clarificación de algunos datos poco conocidos o, incluso, confundidos.
En primer lugar, saber que la pieza norte del complejo hospitalario provincial de la Ronda del Carmen (la hoy destinada parcialmente a la guardería ‘La flauta mágica’) no es fruto del diseño realizado en 1880 por el arquitecto provincial Vicente Hernández, sino que procede del posterior trabajo del también arquitecto provincial, Telmo Sánchez Octavio de Toledo realizado en 1929. Confusión dictada por la pronta desaparición del llamado Nuevo Hospital Provincial de 1880 a finales de los años sesenta del siglo pasado, y tal vez, por tener aquél edificio más documentación gráfica disponible de calidad, que el proyectado cincuenta años más tarde por Sánchez. Y que llevaba, desde su observación parcial, a invertir la secuencia cronológica de ambos pabellones hospitalarios.
Hay que decir que las realizaciones históricas promovidas desde la Diputación Provincial en la órbita de la edilicia hospitalaria, se superponen, desde 1859, en el complejo del desamortizado convento de Carmelitas descalzos, situado en los ejidos de la Puerta del Carmen, en los terrenos conocidos como Huertas del Carmen. Complejo edificado en el que se van a suceder diferentes transformaciones y posteriores agregaciones, fruto de los cambios sociales del fin de siglo y de las demandas incrementadas del régimen prestacional de la beneficencia provincial. Una beneficencia como forma asistencial, que vería organizarse su estructura funcional en 1835 con las Juntas locales de beneficencia y en 1849 con las Juntas provinciales. De tal suerte que, adosado a las primitivas instalaciones conventuales reformadas de los frailes carmelitas y tras una reutilización de sus dependencias, surgiría primero, en 1880, la pieza diseñada por Hernández Zanón, llamado Nuevo Hospital Provincial. Ubicado entre la matriz del convento desamortizado y el camino de Porzuna, y flanqueada por la línea del ferrocarril a naciente. La demanda de servicios sanitarios, tanto en régimen de beneficencia como en régimen privado, junto a la expansión de la práctica médica y la evolución de nuevas técnicas quirúrgicas, determinó finalmente, y ya en la década de los veinte, la construcción del llamado Hospital Médico Quirúrgico, que surgiría al norte de la iglesia del convento de los carmelitas. Y componiendo durante años una doble estructura de edificios de planta cuadrada, adosadas a la iglesia conventual. Estructura gemela de plantas de edificios con patio central, que serían conectadas en 1943 con el proyecto del arquitecto provincial Roldan Palomo. Proyecto que se formula tras la demolición de la iglesia del convento y que se denomina Pabellón Central del Hospital Provincial. Del cual se formulan dos variantes, con una planta la primera y con dos plantas la seguneda y dfinitiva alternativa
En segundo lugar el surgimiento del Hospital Médico Quirúrgico en 1929, lo hizo no sin el debate consecuente sobre las características tipológicas y distributivas exigibles a un recinto hospitalario en el primer tercio del siglo XX. Donde la discusión se centraba, en esos momentos, entre la disposición abierta y la cerrada, como refleja, en 1931, la intervención del diputado provincial José Maestro San José, que llegaría a ser Alcalde de Ciudad Real. Reprochando Maestro, en el proyecto aprobado el haberse desentendido de “las corrientes dominantes” en arquitectura hospitalaria.
La disposición abierta, formada por diferentes pabellones autónomos, destinados a diferentes universos de enfermedades y de patologías diversas, bebía de los modelos segregativos británicos y del más próximo, entre nosotros, del barcelonés Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, diseñado por Lluís Domenech i Montaner entre 1902 y 1913. Aunque también haya que anotar por proximidad, las dos soluciones del Hospital de San Julián de Albacete, diseñadas por Ramón Casas Massó en 1902 y en 1917, y resueltas en estructura abierta. Piénsese que la solución de 1902 llega a introducir hasta 15 elementos edificatorios diferenciados. Disposición abierta que, en todo caso, tenía ventajas funcionales y beneficios prácticos, al aislar a los enfermos infeccioso-contagiosos de los comunes, y a compartimentar a otro tipo de enfermos, bien por edad, bien por género, bien por tipologías médicas. Pero disposición abierta del complejo de pabellones que tenía el inconveniente acusado de los grandes recorridos externos y la dificultad de compartir entre los diferentes pabellones aislados, elementos comunes como comedores, cocinas, salas de cura, puestos de vigilancia y control sanitario. Mientras que la disposición cerrada o claustral, al desarrollarse en torno a un patio, simplificaba recorridos y facilitaba la concentración compartida de elementos comunes. Disposición cerrada y unitaria que era la proveniente de las estructuras históricas heredadas, primero de las crugías hospitalarias catalanas, y después de los hospitales de planta central del quinientos, desde la solución primera de Filarete en el Hospital General de Milán, que luiego incorporarían las fundaciones reales en Granada, Santiago de Compostela y Toledo, a finales del siglo XV.
Este esquema claustral es el propuesto, por ejemplo, en el toledano Hospital Tavera, y ya en el siglo XVIII por Sabatini en Madrid, para el Hospital de San Carlos, como sede del Real Colegio de Cirugía fundado en 1780. Igual que la estructura centralizada con piezas radiales en estructura panóptica, heredera de las ideas de Jeremy Bentham y de las, llamadas por Foucault, instituciones represivas, sería por otra parte, el esquema adoptado por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi en el Hospital de jornaleros de Maudes que se levantaría en Madrid entre 1908 y 1916. De la misma forma que el Hospital de la Misericordia de Toledo (Sánchez Arcas y Lacasa, 1926) formula un dispositivo intermedio de organización espacial compleja: ni estructura unitaria, ni disposición fragmentada. Extremo este que aparece ratificado en 1928 con el Hospital Clínico de San Carlos (López Otero, Torroja, Sánchez Arcas y Lacasa), al potenciarse una envolvente espacial pero muy diferenciadas las piezas constituyentes del programa hospitalario.
La coincidencia, en tercer lugar, de diferentes licitadores en las obras subastadas del Hospital Médico Quirúrgico en 1929 y los informes complementarios sobre su idoneidad profesional que aparecen en el expediente, nos permite captar la intensa actividad constructiva que se viene desarrollando en esos años del final de la Dictadura de Primo de Rivera. Intensa actividad que aún no se ha resentido del crack bursátil de Wall street y comportaría una fuerte convulsión económica en toda Europa, España incluida.
Antonio León, que resultaría adjudicatario finalmente de las obras del Hospital Médico Quirúrgico, está en fase de conclusión de la Casa de Correos y Telégrafos, proyecto de 1926 de Luís Lozano y de Joaquín Otamendi. De igual forma que años más tarde, sería el responsable de la construcción del Cinema Proyecciones, que en 1932 proyectara Luís Labat Calvo. De igual forma que Fausto Fuertes, otro licitador en las obras hospitalarias, había resultado adjudicatario de la construcción de la Casa de expósitos e Instituto de Maternología, obra promovida por la institución provincial en la Ronda de Granada, según el proyecto de 1927 de Francisco Alonso Martos. El mismo Fuertes, sería el promotor en 1932 de la casa Fuertes en la confluencia de la calle Alarcos con Postas, según el proyecto realizado por José Arias Rodríguez-Barba.
Un año 1929, que no sólo daría lugar a la Exposición Iberoamericana de Sevilla, con las actuaciones edificatorias de Aníbal González, José Talavera o Vicente Traver; también a la Exposición Internacional de Barcelona, con la presencia de Mies van der Röhe con el canónico Pabellón Alemán. Ese mismo año, aunque con precedentes de 1928, se convocaría el concurso de Paradores de Turismo, por parte de la Dirección General de Turismo, que ganarían Carlos Arniches y Martín Domínguez. Quienes acabarían levantado el Parador de Manzanares junto a otros (Bailén, Puerto Lumbreras o Consuegra) derivados del proyecto ganador. De ese año es también el concurso de reforma de la Plaza Mayor de Ciudad Real. Que contó con la presencia de Telmo Sánchez (el citado arquitecto provincial, autor del proyecto del Hospital Médico Quirúrgico), Joaquín Muro (que resultaría ganador) y Manuel Saínz de Vicuña. Dos años más tarde con la República en curso, tendría lugar la inauguración de las viviendas construidas bajo el patrocinio de La Sociedad Cooperativa de Casas Baratas e Higiénicas de Ciudad Real, que el repetido Telmo Sánchez había proyectado años antes en diferentes versiones. De igual forma que, ese año de 1929, se convocaría el concurso para el Monumento a Rafael Gasset, que tendría una elevada participación. Contando con arquitectos como Fernando García Mercadal, Luís Martínez Chumillas y escultores como López Salazar y García Coronado. Concurso que acabaría ganando el arquitecto albacetense Carrilero junto al escultor Ignacio Pinazo.
Periferia sentimental
José Rivero
Excelente crónica.
Y es que siempre hay algo imperecedero, como flotando sobre ese mundo de cosas que fueron, el caudal de virtudes magnificas que saben decir las páginas antañonas de las Crónicas…..