El idioma es una de las principales herramientas para la estabilidad de una cultura y una sociedad. Alcanza a niños y mayores, a cultos y a incultos, a ricos y a pobres, a todos y cada uno de nosotros. Por eso es tan importante, y es signo de identidad y de orgullo. Pero tenemos muy poca estima por nuestro idioma, el Español, y no creo que seamos conscientes del todo del poco valor que le otorgamos como tesoro cultural, y como recurso imprescindible para conseguir la cohesión social.
En España, sobre todo a partir de la bendita Transición, algunos pusieron mucho interés en calificar como comunidades históricas a aquellas que habían iniciado los trámites para el autogobierno en tiempos de la II República, algunas de las cuales tenían además algo que las distinguían supuestamente del resto de las regiones: un idioma propio. Pero supeditar el valor histórico a la lengua vernácula es una falacia como la copa de un pino: tanto en Cataluña, como en Baleares, como en la Comunidad Valenciana, hablan el mismo idioma, y no por eso éstas últimas se consideran comunidades históricas. En Navarra hay amplias zonas vasco-parlantes, y no por eso se la considera más histórica que a su vecina Euskalherria (aunque sea Comunidad Foral). En Andalucía – que tuvo que pasar por un referéndum para tener la misma consideración que se daba a las comunidades catalana, vasca o gallega – hablan un perfecto castellano, aunque se pueda creer lo contrario porque la fonética y la entonación al hablar sean tan diferentes de la vieja Castilla. Podría concluirse que tan históricas son unas lenguas como otras, con importante tradición literaria en todos los casos (aunque reconozco mi ignorancia suprema sobre autores célebres de literatura vascuence).
Es verdad que Franco impuso el Español, el Castellano, como idioma único en España, y prohibió el uso de otras lenguas tanto en el ámbito público como en el privado; pero la pervivencia de la lengua en las zonas rurales (y en el ámbito privado) supuso que estas lenguas no muriesen del todo en algunas regiones. En otras, prácticamente sí. Afortunadamente, se están haciendo serios esfuerzos por recuperar la Fabla aragonesa o el Bable asturiano, como se hizo en su día con el Euskera… aunque no por ello Aragón (que fue un Reino tan importante como Castilla, con posesiones territoriales en la Península Itálica) o Asturias (la zona española más amplia que no fue conquistada por los musulmanes – aunque tampoco lograran llegar a algunas zonas del Pirineo) sean “comunidades históricas”. En todos los casos, insisto, hablamos de idiomas (más o menos romances) y no de jergas.
De todos modos, no se piense que un idioma se impone a otros siempre por la fuerza. El idioma, incluso el uso del idioma, siempre ha sido un signo de clase, o de clases. A principios de los años ochenta, cuando el Catalán-Valenciano no era una lengua de prestigio, los jóvenes valencianos pudientes de la capital no hablaban valenciano, porque eso era propio de la gente que venía de los pueblos. El idioma debe ser sugestivo para ser usado como medio de comunicación necesario.
Todavía hoy, muchos castellano-parlantes deberían reconsiderar su aversión al oír otras lenguas españolas, porque estas lenguas forman parte de la cultura de dichos territorios. Que un español en España no hable en Español, no le convierte en anti-español, ni en español de menor categoría. En la misma medida que es un orgullo que las tierras de España tengan una amplia y rica variedad cultural, por historia, tradición y territorio, que incrementa la variedad y el valor de la cultura nacional, se debería sentir orgullo y respeto por todas sus lenguas. Pero creo que esa irritación de fondo que llega a darse, esa intolerancia, tiene que ver sobre todo con la dificultad para comprender lo que se dice. Y que esto influye en la desafección de algunos españoles por dichos territorios. Aunque también pudiera ser que se aborrecen las lenguas de las regiones / naciones con mayor tradición política centrífuga, y Galicia parece a salvo de momento. Por eso, creo que, mientras se aborrece oír el Euskera, y en menor medida el Catalán, a nadie molesta el uso del Gallego. Pero atención, el Gallego no es un dialecto, el Gallego es un idioma que se habla en todas las partes de Galicia. Ni los gallegos, ni los medios de comunicación, se molestan casi nunca en traducir al castellano a alguien que habla en Gallego. Tomemos nota los españoles de las regiones castellano-parlantes, y no perdamos esta referencia en todo el argumentario: al hablar Gallego, sus habitantes refuerzan inconscientemente su identidad nacional y su orgullo de ser y consumir gallego.
Creo que para recuperar los idiomas hispanos, distintos del Castellano, y expandir su uso por la población, se ha hecho un esfuerzo continuado de inmersión lingüistica y discriminación positiva de los distintos idiomas a lo largo de las últimas décadas. Una tarea que tal vez, sin el respaldo de los gobernantes políticos de turno, no hubiera logrado el nivel de expansión que se ha alcanzado. Pero una vez alcanzado unos niveles de normalidad aceptables, si se sigue manteniendo la discriminación positiva (con el pretexto falaz de que hay una lengua territorial maltratada por otra que se impone desde fuera del territorio propio) lo que se hace es un chantaje emocional interesado e inaceptable. Un maltrato. En los distintos territorios españoles, hay una o dos lenguas que deberían ser de igual acceso tanto de uso común como oficial, con mutuo respeto por los habitantes que usen una, otra o ambas. Ni se puede españolizar a los niños catalanes, ni se puede consentir que la información en sitios públicos en idioma Español sea residual frente al espacio que ocupa la misma información en Catalán, Vasco o Gallego. Ni criminalizar a un futbolista o una persona cualquiera porque hable en catalán, deduciendo que lo hace por razones políticas.
El Español no es la lengua de Castilla, el Castellano, sino la lengua de todos los españoles, porque se habla y se entiende en los cuatro puntos cardinales de la Península Ibérica y sus archipiélagos, y en muchos de los territorios que pertenecieron a la Corona (no en todos, porque entre otras cosas, somos tan ignorantes que desconocemos la presencia española en Oceanía durante tres siglos). Es verdad que hay otras lenguas españolas, pero no nos engañemos: si se empezó llamando Castellano al Español, sobre todo en Cataluña y País Vasco, no fue por señalar que en otros territorios españoles se hablaba otra lengua, sino por utilizar sistemáticamente un eufemismo que evitara pronunciar de algún modo la palabra España ¿O acaso no es un eufemismo la brillante ocurrencia de reclamar el “derecho a decidir” en vez de reclamar un “referéndum para proclamar la independencia”? ¿O acaso no es un eufemismo hartamente repetido referirse a España como “el Estado Español”? Los secesionistas son maestros del eufemismo y la manipulación, llevan décadas practicándola, con bastante éxito.
En un momento en que el modelo de Estado está severamente cuestionado, el idioma es un arma arrojadiza extremadamente sutil. Y desde las instancias políticas periféricas, en connivencia con amplios sectores sociales, se ha introducido en el imaginario colectivo la idea de que al hablar la lengua de la región (en vez de la lengua común) el sentimiento patriótico o la proximidad al ciudadano es mayor. Es una perversión, un auténtico asco, para condicionar el uso libre de las expresiones de las personas y del propio idioma. Sin embargo, hemos picado el anzuelo hasta el fondo del cerebro, y rara vez se escuchan referencias al idioma Español, sino al Castellano, con humildad ejemplar, como si se hiciera algo incorrecto al referirnos al Español, como si purgásemos con ello alguna culpa, algún complejo.
En los territorios castellano-parlantes, no tenemos el problema del bilingüismo, pero hemos de estar prevenidos: la información que recibimos a través de los medios de comunicación – también en este tema – es sesgada. Los periodistas necesitan vender, y en ese sentido buscan las noticias de impacto. Para eso, no hay nada mejor que acercarle un micrófono a un político en tiempo de crisis. Una confluencia de manipuladores. Lo que de verdad nos da la medida de las cosas es viajar, y seguir comprobando que la gente corriente está muy por encima de la mierda que nos tratan de vender los poderes fácticos o reales. Y que la gente bilingüe normal, da normalidad al uso de ambas lenguas.
Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde
«Al parecer hay munches comunidaes de vecinos afectaos, amén de varios negocios. Como afectau, na mi comunidad de vecinos fay un tiempu que tabamos cola mosca detrás de la oreya. Cambiamos de gestor y esti descubrió lo que el sinvergüenza anterior nos taba faciendo. Ayer fue cuando reventó la burbuja y aparecieron varíes comunidaes estafaes como la nuestra. El casu ye que el muil de marres, que ye abogau, ta de baja y ta ingresau nel hospital San Agustín en Siquiatría. Volviosenos llocu ahora de repente. Yo pregúntome ¿Non será que lo tenía planeao pa cuando reventare la burbuja facese el llocu y tratar de evitar lo que se i vien enriba? La cosa ye reciente y probablemente vaiga pa llargo, Pero menudu elementu.»
Copiado del diario ovetense «La Nueva España».
Como vemos, es muy parecido al gallego y cumple la función pretendida habitual, o sea, comunicar una situación en términos entendibles por los destinatarios. Al aparecer, en un medio de comuncicación colectivo se entiende que tiene plena utilidad.
Lo de las lenguas propias no es una cuestión opinable. Son lo que son. No vivo en Asturias, ni en Euskadi o Cataluña, pero creo que se está haciendo un mundo de algo trivial. Si es histórico o no es histórico, si pueden hablar castellano unos y no quieren, o entender catalán otros pero no les da la gana…
Esto se ha salido de madre. Al final todos nos podremos entender en castellano, si queremos, o en inglés. Sobre todo si queremos hacer negocios. La pela es la pela. Eso lo saben bien al norte del Ebro y al sur de Despeñaperros. Y quien quiera literatura también a su disposición en todas las lenguas. Total quien quiera bronca la va a encontrar, cualquiera que sea el pretexto: histórico, cultural, crematístico, consuetudinario o el que sea.
Confirmo lo dicho por el articulista.
Dos años viviendo en Gerona. Ningún problema con el idioma. Chocante el bilingüismo, y ello lo explica todo.
Ahh, bueno, sí un problema…relacionarse con la Administración autonómica o local catalanas, utilizan el monolingüismo. Por eso pierden todos los recursos. Porque el mismo derecho tiene el catalán a expresarse en catalán en su tierra, como el castellano en la de ambos, lo cual refleja la realidad subyacente, no la imaginaria y forzada.
El Estado no ha reaccionado ante las formas impositoras del nacionalismo. Y ahora ponerle el cascabel al gato…
El pretexto del hecho diferencial no es más que otro eufemismo. Una forma no grosera de decir:
Soy superior y más chulo que tú, y por éso te vendo mi producción, porque fuera no me la compra casi nadie, pagando lo mínimo en impuestos.
Y si quieres te lo digo en catalán o vasco para que no te enteres.
Creo que se han entendido mal los conceptos. El «problema del bilingüismo» no es un problema; sí lo es lo que en la materia que enseño se llama diglosia.
Técnicamente, el bilingüismo consiste en manejar dos lenguas, en su forma hablada y escrita, igual de bien y en los mismos contextos y situaciones sin que una se privilegie más que la otra; algo que casi nunca se ha conseguido a la perfección. Incluso con la libertad que da la holgura de un uso liberal de la ortografía (muchos piensan que hay que escribirlo todo del mismo modo, lo cual es una gilipollez ordenancista que el uso desmiente a cada momento)
La diglosia, por el contrario, es manejar una lengua mejor que otra en su forma hablada y/o escrita, o preferirla según determinados contextos y situaciones. Es la situación más normal y la menos deseable, ya que en este caso una lengua se contempla como más prestigiosa que la otra.
En Catalunya, Galicia y Euskadi hay gente que habla y escribe cada uno de sus dos idiomas, pero también los hay que hablan bien una lengua pero la escriben mal y viceversa, o que no la usa en contextos de prestigio (en la enseñanza, en la literatura, en la prensa, en las instancias oficiales, en la política…)
¿Y por qué ocurre así? Porque durante mucho tiempo Franco persiguió los idiomas autóctonos impidiendo que se usasen en la enseñanza, en la prensa y otros medios de comunicación, en la economía, en la justicia… La situación nunca se normalizó del todo, aunque se suavizó. Y tampoco existe una situación similar en cada uno de esos lugares: por ejemplo, al lado de catalanes y galaicos los vascos apenas poseen tradición literaria antigua, aunque sí un rico acervo de literatura oral tradicional. Es más, mientras que vasco y gallego se identifican con entornos rurales y reaccionarios, el catalán, por el contrario, se ha identificado a lo largo de la historia con una alta clase social burguesa, también en la actualidad.
Lo ideal sería una situación como la de Suiza. Allí tienen cuatro idiomas pero no nacionalismo, ya que no reconocen naciones sino ciudades, comarcas a lo sumo, esto es, cantones. Todo lo más son terriblemente aldeanistas. En su sistema educativo aprenden los idiomas nacionales, aunque los de su cantón mejor que los de los otros. E inglés. Así que dominan un idioma y farfullan los otros cuatro. Incluso se entienden entre ellos mejor en inglés que en alemán, italiano, francés o romanche (y eso que hablan dialectos muy caracterizados de cada uno de estas lenguas y aun algunas otras bastante minúsculas). Los cantones se odian cordialmente, pero permanecen unidos por la única constitución anarquista que hay en el mundo; ellos tuvieron la suerte de poder educar a gente James Fazy.
Algo parecido al cantonalismo se intentó en España con la primera república antes de que los militares se asustaran al pensar que eso les obligaba a dejar de partir el bacalao, dar más autogobierno a las comarcas y a las colonias y abandonar la idea de «imperio». Pero ya se sabe; en España nunca ha habido gobiernos de izquierdas; ni siquiera el PSOE fue un gobierno de izquierdas, aunque alguno (pienso en Zapatero) quiso intentarlo y no le dejaron ni tuvo demasiada suerte. Como no la tendrá quien lo intente después: no es país para demócratas.
Luego está el problema de lo que llaman «programas de normalización», con los que intentan «normalizar» una situación que algunos ya creían «normal» y otros consideran de diglosia; para eso pueden usar la discriminación positiva, que los monolingües entienden como negativa. En ese caso se habla de «programas de inmersión», ciertamente violentos porque consisten en enseñar y usar nada más que el catalán o mucho más catalán que castellano. Los monolingües lo entienden como una agresión.
Pero en el fondo hablar muchas lenguas es mera cuestión económica: los pudientes pueden pagarse colegios hispanosuizos, hispanoanglosajones, hispanoalemanes etc, pueden educarse con amigos extranjeros y hablar sus idiomas, aprenden a hablar inglés con niñeras filipinas y pasan las vacaciones en Florida o en Nueva York, en caros colegios como los de Froilán, esa eminencia que tripitió segundo de ESO y ahora va a iniciar una carrera, como no, en una universidad privada para tontolhabas (hay algunas privadas que crían buenas cabezas, aunque torcidas y bastante gilipollas).
Todavía no he visto aquí a nadie mencionar la enseñanza «igualitaria» que se da en algunos colegios privados de por aquí… Hay mucho miedo, uuuh
El idioma español es la segunda lengua del mundo por el número de personas que la hablan como lengua materna (590 millones) y resulta curioso que en los EE.UU. ya se hable más español que en España (52,6 millones).
Es contradictorio que las otras lenguas españolas sean consideradas como patrimonio tan solo de ciertas comunidades autónomas.
Este planteamiento, que es el vigente, sólamente es coherente con una visión de España en la que nos limitamos a mantener un cierto equilibrio entre la España nuclear y aquellos otros territorios que son ‘menos España’.
Esa es la situación que hemos padecido durante las últimas décadas, en realidad durante el último siglo, y que nos ha conducido a la situación actual.
¿Queremos cambiar esta situación? Hagámoslo.
Tenemos una oportunidad histórica para reflexionar y construir un país fuerte, rico, orgulloso de su diversidad y en el que, como digo, todos los que creemos en el proyecto común que encarna nos sentiremos cómodos.
Para ello debemos dotar de reconocimiento institucional a todas las lenguas españolas, reconocimiento no en sus respectivas comunidades autónomas, sino en el Estado que nos une a todos.
España es diversa, estemos orgullosos de ello y hagamos que todos los españoles lo estén…..
Eso ya lo avala la Constitución.
Lo que no se puede pretender es anular la presencia del castellano en esas Comunidades Autónomas, y que las lenguas de esas regiones de aprendan en las demás.
Estamos dentro del mismo Estado.
A lo mejor estás pidiendo que dejemos de ser castellanos.
Españoles somos todos, yo lo tengo muy claro, los catalanes, vascos y gallegos también.
La Constitución española va camino de los cuarenta llena de achaques.
Es necesaria una amplia reforma de la Carta Magna para adaptarla a los nuevos tiempos.
Mientras tanto, los ciudadanos son víctimas de una Constitución obsoleta, más papel mojado que un articulado de obligado cumplimiento….
Recuperamos la del 31, que la extrema izquierda de Sánchez-Iglesias es en lo que piensa.
Una Constitución donde una parte de España, que pierde cada vez más influencia y peso, se imponga a la otra que quiere estabilidad.
Cuando pase el 1-Octubre y aquí se vuelva a la normalidad, y que cada uno plantee con TRANSPARENCIA QUÉ CAMBIOS QUIERE PARA LA CONSTITUCIÓN.
Que no basta con decir hay que cambiar la Constitución, AQUÍ QUEREMOS SABER EN QUÉ. Que cada uno se retrate.
D. «Ángel Manuel», si los dirigentes actuales echaran la vista atrás, verían que los dirigentes republicanos fueron valientes, capaces de enfrentarse a la realidad que estaba destruyendo España.
Hay una gran diferencia: el texto de 1931 es un texto drásticamente transformador, mientras que la Constitución de 1978 es de transición.
La Constitución de 1931 tiene más elementos de democratización y de participación ciudadana que no contiene la de 1978.
La Constitución de 1931 contiene derechos sociales y parte de la base del principio de igualdad hombre-mujer. Nuestra Constitución, en cambio, es muy timorata.
Tal vez, el punto más defectuoso de la Constitución de 1931 fue la cuestión territorial. La Constitución de 1978 copia esto de la de 1931 por lo que, desde ninguna de las dos, se puede abordar el tema de Cataluña.
Las Constituciones son como las casas: cada cierto tiempo hay que pintarlas…..
Lo que usted propones es una Constitución de imposición ideológica.
La Constitución de 1978 tuvo la gran virtud (y a veces desacierto por su ambigüedad) de ser un texto de convergencia ideológica, no de ruptura e imposición ideológica.
Usted confunde revolución con transformación, e imposición con participación.
La revolución se hace con imposición, su transformación con represión, y su participación con estigmatización del oponente.
Vea Venezuela, su futura Constitución será muy parecida a la del 31.
No nos tome por gilipollas.
Tengo muy claros los conceptos que usted menciona.
Mientras tanto, no veo la necesidad de lanzar gratuitamente exabruptos y salidas de tono….
Ni son exabruptos ni salidas de tono.
Con la Historia del siglo XX en la memoria de todos y la actualidad, es llamar a las cosas por su nombre.
Yo no tengo la culpa en que no sepa distinguir entre el mundo que le gustara que fuera, el que es y el que fue.
El mundo que es y el que fue, puede ser y ha de ser objeto de estudio y análisis, y ya le digo que ni la revolución industrial fue pacífica.
El mundo que me gustara que fuera…no eso es muy desconsiderado con el que le gustara a los demás. Tenemos problemas presentes.
Por eso son tan importantes las libertades, porque permiten ELEGIR. Eso de decidir es una pantomima, la mayor parte de las decisiones ya están tomadas por otros o por las circunstancias.
Pero yo puedo elegir una forma de analizar mi realidad y actuar en consecuencia. Algo estrictamente personal en el que están de sobra intromisiones ilícitas que quieran conducirme a que posea una cosmovisión (Weltanschaung) ya prefigurada.
Por eso las ideologías en una Constitución están de sobra, y en general en cualesquiera leyes, porque piensan por uno pero no le dejan pensar a uno.
Si considera que estoy cometiendo un exabrupto a la hora de decir ésto, lo siento, pero se equivoca.
Algunos nos matamos para que nuestros hijos hablan idiomas, los más posibles. Otros, en su cerril ignorancia y chulería, solo quieren un lenguaje único para España y así nos va.
Es una maravilla como castellanoparlante balbucear el Euskera, el Catalán, el Gallego, el Bable… e ir a esas comunidades autónomas y, aunque solo sea decir Egunon, Bos días o Bon día; un gràcies, eskerrik asko; un Si us plau, mesedez; Un Zorionak, felicitats y que te pongan una sonrisa de lado a lado porque intentas empatizar.
Al revés, que un catalán, vasco venga a Ciudad Real y diga Bon día o Egunon, se toma como una ofensa por los borricos y borricas que han sido criados como culipardos nazionalistas y no han visto jamás más allá de La Atalaya.
Ese es el problema, el creerse el ombligo del mundo, cuando el mundo ni siquiera sabe que existes. Y así nos va.
Diglosia no; xenoglosia, ese es el fenómeno que terminará por surgir de la manipulación totalitaria de la lengua que practica el nacionalismo catalán, vasco o gallego.
Al morir Franco no había ningún problema con las lenguas habladas en España. Es mentira que el catalán o el vasco fueran marginados o prohibidos. El nacionalismo necesitaba un enemigo y el idioma es una herramienta para la tarea. Nada más.
Y luego, lo de Suiza. La prueba de ese catetismo ilustrado que adorna a los intelectuales de izquierda. Lo de fuera es siempre lo mejor. Y la neolengua, normalización lingüística. Las calderas de Auschtwitz van cogiendo temperatura. Qué personal…
http://historiasinhistorietas.blogspot.com.es/2010/07/no-es-cierto-que-el-catalan-estuviera.html?m=1
La primera ikastola, por cierto, fue abierta en 1957. Sesenta años hace que Franco comenzó la persecución a la lengua vasca. El maltrato a esta lengua todavía continua…
En Cataluña desde la Democracia ha pasado el mismo fenómeno que con Franco:
– El catalán (con Franco el castellano) es el idioma políticamente correcto y el único oficialmente reconocido (y subvencionado)
– El catalán y el castellano, los libremente hablados por la gente, en público y en privado.
Hoy no puedes dirigirte ni pedir en castellano en el ámbito administrativo, antes no se podía hacer en catalán.
Resumen: La Administración catalana es muy franquista.
Censor, lo tuyo con la manipulación y la posverdad empieza a dar miedo.
Cómo puedes dormir tranquilo después de soltar estás burradas?
Ya no es que mientas, es que pretendes que la gente ignorante te crea.
Es enfermizo.
Sr. «Censor», aquí le indico una conocida frase que prueba la ‘intelectualidad’ de la derecha: «cuanto mejor peor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí, el suyo beneficio político». (13 de junio de 2017. El ‘hombre-boya’ español)…..
Eso se dijo de Iglesias socio de Sanchez. Y es verdad. Los populismos surgen en crisis economicas, y esos son los derroteros de la izquierda.
Luego esta la superioridad moral, la que justifica que unos sean frivolos con Maduro y otros sencillamente sus complices.
Creo que algunos no entienden cómo se pierde o empobrece una lengua hasta desaparecer. Es por restricción de uso. Cuando los romanos conquistaron España había unas cinco lenguas (ibérico, vasco, tartésico, celtíbero, lusitano…); pero se empezó a usar el latín en la calle para el comercio, la enseñanza, la ley… El latín, lengua de los vencedores, era más prestigiosa y usada en la calle que las lenguas autóctonas. Los padres aprendieron a hablar las dos lenguas, pero la suya la hablaban ya solo en casa. El léxico de esta lengua se empobreció al emplearlo nada más que para denominar cosas caseras. Sus hijos se educaron con ese léxico reducido, y lo redujeron aún más, porque se educaron más en la calle que en casa; y así los hijos de sus hijos hasta que la lengua extranjera, el latín, fue entrando dentro de la casa y la autóctona borrándose dentro de ella hasta desaparecer.
Lo único que quedaron de esas lenguas es una serie de fósiles lingüísticos que son nombres de lugar (topónimos), como Alarcos o Toledo, por ejemplo, o nombres de persona, como Indalecio. Y una serie escasa de algunas palabras: gordo, nava, barro, barda. Algo parecido pasó con el árabe dialectal que se habló en España: nos dejó nombres de lugar como Almadén o Albacete, y nombres de persona como Almudena o Fátima, un sufijo -í, una jota más velar… y muchísimo léxico común: la conquista musulmana dejó una huella muy profunda, caló realmente entre nosotros.
Las lenguas más flexibles e importantes son las lenguas-basurilla, mestizas hijas de mil padres, como el inglés y el español.
Por otra parte, como ya descubrió el gran lingüista manchego de la Ilustración Lorenzo Hervás y Panduro, la gramática de una lengua (y esta es su aportación, la fonética) de una lengua perduran bastante más que su léxico. La reducción del protosistema vocálico del latín vulgar de siete vocales a cinco vocales en el caso del español es precisamente un testimonio de ello: la gran mayoría de las lenguas prerromanas habladas en Iberia tenían solo cinco vocales, más en concreto el vasco y el ibérico, lenguas emparentadas entre sí. La segunda, en concreto, se habló en parte de esas ruinas que están desenterrando en Alarcos.
Muy interesante.
También lo es que, según ciertos estudios recientes, la población española es genéticamente una de la más antiguas de Europa, pues se vio poco alterada por las migraciones asiáticas de la Edad del Bronce (indoeuropeos).
Por supuesto que hubo mestizaje posterior (algunos griegos y fenicios, más latinos, y judíos, godos y bereberes), pero el sustrato es netamente originario, pues me inclino a pensar por la rigidez social, étnica y religiosa de las poblaciones hispanas que los mestizajes ni eran tan comunes como se ha pensado, ni mejor vistos entonces que ahora, todo lo contrario.
Se requieren muchas generaciones para normalizar el mestizaje, pues debe haber una alta asimilación que en la Historia de España tiene que ver mucho con la religiosa.
Los musulmanes exigen la conversión para unirse conyugalmente, y condenan a muerte la apostasía, ahora como hace 800 años.
Los cristianos eran muy opuestos a las uniones mixtas, y llegó a neurotizarse con la limpieza de sangre. Los judíos siempre han sido una comunidad muy hermética.
Sólo quedaba la conversión o la expulsión.
Europa empieza a secularizarse en el siglo XIX. El Islam no lo ha hecho aún, y el judaísmo es un caótico conjunto de corrientes religiosas donde el ateísmo y el agnosticismo están también presente.
El sustrato prerromano es real, lingüistico como bien ha descrito, y genético como parecen apuntar recientes estudios.
Teniendo en cuenta que el Homo sapiens aparece 200.000 años, y la escritura data del IV milenio a.C… La época prerromana está ahí a la vuelta de la esquina.
Cuanto le jodería a Arzalluz tener que asumir que al final el resto de los españoles son tan vascos como ellos.
Muchos comentarios curiosos. Pero siento que latinoamericana no aporta nada y lo único que hace es traducir del ingle u otro idiomas, quizás en España si exista la esperanza, y puedan crear nuevas tecnologías, agencias espaciales con equipo 100% español, nuevas materias, sistemas con bases a cosas echas y descubiertas en España. La verdad no tengo espereza en Latinoamérica en esos aspectos, te imaginas que se llevaran todos lo que no pertenece a estos países, quedaríamos en la edad de piedra creo que aquí no han inventado no transistores. Me molesta no poder contribuir en el avance, y solo me queda mudarme de lengua, para limitar el español a simple comunicación con seres queridos solo hablen esa lengua, pero ase paso en el futuro, será una lengua mas que hablada con persona de las montañas.