Jesús Millán Muñoz.- 0. ¿Sería necesario replantear toda la cuestión de la cultura, la creación cultural en todas sus ramas, y de la gestión cultural en todos sus niveles, variables, etc.? ¿En definitiva crear un Libro Blanco que estudie, los errores, los aciertos, lo que se podría hacer, lo que se debe hacer…? ¿Plantear un debate a nivel de los medios de comunicación, de los departamentos universitarios, del sistema educativo y no solo del cultural…?
1. No negamos la buena voluntad de todas las partes implicadas, ni públicas, ni privadas, ni de todos los oficios o profesiones adscritas al gran mar-volcán de la cultura. No niego la profesionalidad de todas las personas implicadas en ello, de todos los oficios e ideologías y cargos y cargas. Pero tampoco podemos negarnos a la pregunta del epígrafe, ¿sería necesario replantearse en un Libro Blanco, o en un debate nacional a través de los medios, si la gestión cultural y la creación cultural es totalmente eficiente? Dicho de otro modo, si de tal enfermedad o patología, fallecen tal número de personas, es obvio y evidente, que dicha disfunción “no está curada, no se ha encontrado la solución, pero no se niega, ni dicha enfermedad, ni los decesos, y todo lo que ello lleva consigo”.
– ¿La cuestión es, a nivel local, provincial, regional, nacional hay que plantearse si la creación cultural, en todas sus facetas, la gestión cultural en todos sus ámbitos está bien diseñada, gestionada, organizada, y por tanto, se obtiene el producto o los rendimientos suficientes? ¿Teniendo en cuenta que el PIB cultural es esencial, un elemento esencial en las economías actuales, y por tanto en el empleo y por tanto, en la seguridad económica de muchas familias? ¡Y desde luego sin negar, que jamás se ha invertido tanto, en recursos materiales, humanos, económicos, jamás se ha invertido tanto en cultura, en esta última etapa de nuestra sociedad-país-Estado, jamás en toda la historia posiblemente…!
– ¿Supongo que el ministerio de economía nacional o las consejerías regionales económicas conocerán en sus territorios, cuántas panaderías existen, cuántas ferreterías, cuántos médicos, etc., o un número muy aproximado, porque existen distintas organizaciones, públicas y privadas que diríamos gestionan dichas cuestiones…?
¿Pero alguien conoce, cuántos escritores o artistas plásticos o matemáticos o filósofos o teólogos o diseñadores o…, existen en una provincia, en una localidad, en una región, en el país…?
¿No es cuestión de vanidad-soberbia, por parte de los autores, ni por parte de ninguno de los oficios o profesiones adscritos a la cultura, sin negar todas las consecuencias e interrelaciones con lo que denominamos educación…?
¿Es sencilla y simplemente, plantearse si existe un problema, de eficiencia, de racionalidad, de gestión cultural, a y en distintos ámbitos, y por tanto, poner soluciones, respuestas adecuadas? ¿Sin negar todo lo que se ha hecho, y ha sido mucho, sin negar la eficiencia de las personas que se dedican a la cultura, a y en todos los ámbitos, sin negar los que gestionan desde todos los oficios…?
– ¿Pongamos un simple caso, imagínese, que usted, le duele el “pito” y fuese a la consulta, y le dijese que no le atienden, y no hubiese una lista de espera, y no hubiese un tiempo, un orden y una formalidad…?
¡Si esto le sucediera, el mundo, con razón se caería del escándalo…?
¿Pero imagínese que una persona equis, pide una exposición en una sala pública, y no se le contesta, o se le niega? ¡¿Y no sucede nada y no pasa nada!? ¡¿Imaginase, que una persona equis, pide según los cauces reglamentarios, una exposición, en cuatro o cinco salas públicas de su ciudad, en los últimos tres o cuatro o cinco años, y en todas se las niegan, después de llevar cuarenta años en el oficio?! ¡¿Usted con razón, pensará que esto no puede suceder, y efectivamente no debe suceder, porque es un caso hipotético e imaginario no existente…?!
¡Evidentemente el comité que le niega el acto cultural, hemos indicado exposición, pero puede ser publicación de libro, exposición, conferencia en un lugar público, o cualquier otro evento, obra con buena voluntad, no niego dicha realidad, ni siquiera niego, que sean eficientes, altamente cualificados…!
¿Pero este hecho simple, porque al final, en toda la creación, es esencial, aunque no el único elemento, los autores-creadores, sea la disciplina que sea, y los sistemas de “expresión-publicación del trabajo realizado por esos autores”…? ¿Y en esa interrelación está todo el mundo de los intermediarios culturales y de la gestión cultural, en todos sus oficios, según la especialidad…?
¿Pero igual que en el caso del que va al especialista porque le duele el pito, no habría que buscar una mayor racionalización, además de que exista un comité de selección, sea unipersonal o de varias personas? ¿Me pregunto tendría que existir un sistema pautado de petición de “expresión o de hacer público” esa actividad cultural, cosa que suele existir, es decir, una especie de lista, incluso al final de año, sean públicas las peticiones recibidas, cosa ésta última que no existe? ¿Sin negar que existan unas condiciones mínimas para “hacer público en ese lugar esa expresión cultural”, etc.?
– ¿Volvemos a la pregunta inicial, se necesitaría un Libro Blanco de la gestión cultural? ¡Siempre, partiendo del hecho, de la buena voluntad de las personas, de todas las personas, que creo que disponen todos…! ¿O no se necesita…? ¿Hemos señalado diríamos dos o tres realidades posibles, pero existen varias docenas…? ¿Cuestiones que habría que analizar-estudiar-racionalizar-pensar y llegar a conclusiones más eficientes y más racionales…?
– ¿Ustedes, pongamos un caso imaginario que no existe…? ¿Imaginen ustedes que alguien haya fabricado o construido una obra literaria-cultural, que consta imaginariamente de cuarenta y cinco mil páginas…? ¿Imaginen que es la obra de una vida, imaginen por un momento que esto es posible, imaginen que dicho imaginario autor ha dedicado a ello, más de cuarenta años, imaginen, que quizás haya realizado autoediciones, muy limitadas, muy modestas, de gran parte de dicha obra, imaginen que es una de las tres obras más extensas en número de palabras de todas las lenguas y culturas del mundo, que se conozcan, imaginen, que ninguna editorial pública o privada, jamás le ha editado cincuenta páginas de esas cuarenta y cinco mil que hemos indicado, imaginen, que salvo alguna excepción, ninguna revista, de las cientos, en papel, online que hayan existido en estas décadas ha querido publicarle, salvo alguna excepción, una página o dos de recensión…? ¿Imaginen que se hayan hecho varios directorios, diccionarios, archivos, y si se han hecho diez, por poner un ejemplo, solo han incluido esa obra, es decir, la mención de esa obra, en uno o en dos o tres…? ¿Imaginen, que de existir una obra así, es posible que tenga un nivel cultural, entitativo, creativo, esencial, formal y todas las demás variables positivas, muy menguadas, imaginemos que debe ser una obra mediocre…?
¿Imaginen, que esto sucede, aunque sea un caso imaginario, hipotético, no real…? ¿Si esto sucediese en una etapa no democrática, incluso admitiendo que es una obra mediocre, nefasta, sin calidad, no diríamos que es consecuencia de la censura sociopolítica existente, porque se ha creado en un tiempo de no democracia, no hablaríamos todos de que es un caso de clara y evidente censura…?
¿Pero qué tendríamos que pensar, si esta obra, o parte de ella, se ha enviado a miles de personas, de entidades, de distintos oficios de la cultura, y esa obra no existe, incluso admitiendo, que sea una obra mediocre, nefasta, de un valor ínfimo cultural y creativo, en todas las variables…? ¿Pero qué tendríamos que pensar si esto sucede en una democracia…? ¿¡Diríamos que esto no puede suceder en ninguna democracia, porque existen multitud de medios públicos y privados…!? ¿¡Por tanto, esto es un ejemplo, imaginario, irreal, hipotético, que no ha sucedido, ni sucederá jamás…, porque incluso en cualquier país o lengua, que tuviese una obra así, intentarían, aunque sea como ranking, que tuviese un pequeño lugar, aunque fuese nefasta y mediocre todos sus variables culturales y cognoscitivas…!? ¡¿Esto no debe de existir, porque de existir, incluso siendo la obra mediocre, cualquier ciudad, provincia, región, país o lengua donde se hubiese producido este fenómeno, se sentiría orgullosa de que en su seno hubiese nacido una obra como esta de un trabajo ingente, y agradecerían de alguna manera, al autor-recopilador-creador, antes que su arena se terminase y la espada de Damocles le cayese encima, por consecuencia, esto es un caso imaginario e irreal e hipotético e impensable!?
¿¡Por tanto, este ejemplo, no debe existir…!? ¡¿Porque de existir, como en una demostración matemática, con un equis, que no entre en la ecuación general, con un solo caso, sería la demostración de que el sistema de esa ecuación es erróneo?! ¡¿Y por tanto, de existir un solo caso, por ejemplo, este ejemplo, sería la demostración que el sistema cultural tendría graves deficiencias, y esto no sucede…!?
2. Para concluir y no cansar más, si creo que hay que plantearse, con respeto, con racionalidad, con prudencia, con moralidad, plantearse, si la creación cultural, la gestión cultural, es la más conveniente, si se pueden hacer algo más para mejorarla, o funciona bien, y no se debe hacer nada… Reitero, sin rencor, sin maledicencia, sin intentar pasar a nadie por la piedra, ni llevar a nadie al paredón dialéctico, reitero, si se debe plantear a nivel local, provincial, regional, nacional, si la gestión cultural es la adecuada, o se deben encontrar, puntos e ideas, abrir buzones de sugerencias, etc., para encontrar nuevas soluciones, nuevas prácticas, igual que en medicina se buscan y se investigan en nuevas soluciones… No olvidemos que de gestionar bien la cultura, pueden depender nuevas ideas y nuevas sugerencias para el bienestar de la sociedad. Entre otras cosas. Paz y bien.
Hoy la gestión cultural amenaza con convertirse en instrumento de propaganda política. Ese es su valor para muchos que dicen defenderla y promoverla.
Ya estamos viendo que la gestión de la cultura (renombrar el callejero de Ciudad Real) prescinde de una comisión de cultura para convertirse falazmente en instrumento de participación ciudadana demagógica.
La cultura no es un instrumento de propaganda política.
Empecemos por llamar a las cosas por su nombre.
Denunciemos la falsa cultura, la cultura con K.
Cultura, contracultura y subcultura conviven en nuestra sociedad. Para hablar de cultura, hay que hablar de educación y también de participación! Es deber de quienes gobiernan hacer políticas culturales de base: bien planteada. Una cosa es que no sepan, o maquillen… Si no saben, deberían molestarse por aprender y relacionarse con aquellos profesionales que saben y que entienden. El principal problema es admitir la ignorancia y dar palos de ciego…. Así mal vamos, así mal seguimos…. Hay que empezar de base y luego paso a paso!!!!!