Valentín Rubio Galera no tenía Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, ni tan siquiera un Smartphone con el que ir a la moda; no tenía followers, fans ni likes que le promocionasen. A Valentín (Valen, para los amigos) no le hacía falta nada de todo eso porque él buscaba el contacto en persona, la conversación cara a cara, la amistad franca y llana. Puente de conexión y nexo entre muchos grupos de amigos, colectivos y asociaciones de la provincia de Ciudad Real, no rechazaba el trato entre generaciones de diferentes edades ni de distintas ideas. A Valen le interesaba aprender de los demás y enseñar, compartiéndolo, lo mucho que sabía sobre la naturaleza de nuestra provincia. Generoso hasta el desprendimiento como recordarán, entre tantos, los componentes de la expedición aborigen “Caminos del Guadiana” que navegaron en canoas de enea todo el río y que a paso por el Estrecho de las Hoces tuvieron más complicaciones de las esperadas. Sin renunciar a sus principios, pero nunca anteponiéndolos, buscaba aquello que unía a las personas en vez de distanciarlas. Su buen humor y su sencillez zanjaban cualquier disputa, malentendido o enfrentamiento que pudiera darse allá donde estuviera. Su don de gentes, su carisma y su apertura a los demás le granjearon una amable sabiduría para con cualquiera que tratase.
Luchador hasta el final por aquello en que creía, no lo fue menos para plantarle batalla al cáncer de páncreas que unos años antes también se llevara a su madre, ofreciéndose voluntariamente a probar nuevas terapias tanto en Madrid como en Navarra, en donde, como no podía ser de otra manera, también dejó huella su personalidad. Finalmente, tras un verano en el que familiares y amigos estuvimos más unidos que nunca a él, si cabe, con la esperanza de que fuera una de las excepciones que venciera al “bicho”, como él lo llamaba, nos dejó un día de octubre.
Los homenajes, las jornadas de micología (entre ellas, las de su pueblo, que ya por siempre llevarán su nombre), los actos de gratitud, recorrieron la provincia hasta que en marzo recibió un tributo de música, poesía y recuerdos que abarrotó, como pocas veces se ha visto, en el Casino de Ciudad Real. Allí se fue cociendo la idea de rendirle otro homenaje en su Puebla de Don Rodrigo natal, pero esta vez dando cumplimiento a uno de los deseos que hubiera realizado de haber tenido más tiempo: organizar unas jornadas culturales y medioambientales que incluyesen un Festival de música con la presencia de uno de sus grupos preferidos (Sínkope). Nos pusimos manos a la obra y, mediante una campaña de crowfunding, en algo más de un mes se consiguió el objetivo de autofinanciar lo que ya es una realidad: el YeskaFest.
Valentín, tu familia, carnal y de amigos, tu “gente elegante”, como nos decías, siempre te llevará en el alma.
