Coincido en este borde del verano en curso, leyendo entre otras cosas recomendables el último trabajo de Ralf Rothmann Morir en primavera (Im Frühling sterben), con el visionado de la película francesa El hombre del corazón de hierro, que no esconde que es una adaptación del libro de Laurence Binet HHhH.
El título otorgado a la película de Cédric Jiménez, parece ser que hace mención a la afirmación del mismo Adolf Hitler sobre Reynahrd Heydrich: un corazón blindado por la aleación metálica de odio, antisemitismo y militarismo. Esto es, un perfecto nazi, un perfecto ario y un perfecto asesino. Y para otros, un perfecto hijo de puta.
Y no cualquier cosa, en la medida en que el Oberstgrupenführer de las SS, fue el arquitecto de la Solución final, en la reunión de Wannsee, el 20 de enero de 1942. Acuerdos que dieron salida a la llamada ‘Solución final de la cuestión judía’, también conocida como Endlösung der Judenfrage. Los acuerdos tomados en villa situada en el 56-58 de Am Grossen Wannsee, con vistas a Grosser Wannsee, condujeron al Holocausto.
El titulo de la novela de Binet, premio Goncourt 2009, el repetido y extraño HHhH, por otra parte reflejaba el dicho alemán de que Himmlers Hirch heisst Heydrich. Esto es “El cerebro de Himmler se llama Heydrich”. Y ya se ve que el personaje Heydrich era un perfecto compendio de aptitudes despreciables, técnicas criminales y rigor maquinista. Un personaje, expulsado de la Armada Alemana en Kiel en 1929, que desarrolló facultades para la escucha, la intriga y la organización burocrática del mal. Un personaje que cautivaba tanto al cerebro del Himmler como al corazón de Hitler.
Tanto la novela como la película, transcurren en la preparación del atentado de Heydrich en Praga el 4 de junio de 1942, por parte de miembros de la Resistencia checoeslovaca, con un breve excurso sobre la formación y los métodos policiales y raciales del Carnicero de Praga.
Sostuve en la presentación de Primavera y niebla, hace ya tres años, el tributo circular de cierta novelística que abordaba el fondo del Tercer Reich. Particularmente con Las benévolas de Jonathan Litell, también Premio Goncourt de 2006 y que cuenta con versión teatral del grupo holandés Toneelgroep de Amsterdam. Y sobre todo con El rey de los Alisos, de Michel Tournier, igualmente Premio Goncourt de 1970. Esas piezas con la citada de HHhH y con otras añadidas de Assouline (Lutetia, 2006 y Sigmaringen, 2014) componen algo del friso literario en torno al tercer Reich y sus precedentes y consecuentes. Aunque, fácilmente observable es que todos ellos, son autores francófonos. Como si se prolongara el silencio escrito germano, tal y como planteara Sebald en su trabajo Historia natural de la destrucción.
Y esta es la particularidad de Rothmann, que aborda en Morir en primavera el ciclo final del Reich milenario. Desplegándose la acción en marzo y abril de 1945, en el repliegue quebrado de los Ejércitos del Este, por la presión del Ejército Rojo. Unos momentos en que un hijo adolescente, reclutado por la Waffen-SS, busca el cadáver de su padre, vigilante en campos de concentración y exterminio de las SS.
Periferia sentimental
José Rivero
Reinhard Heydrich fue el general de las SS más abyecto de los criminales nazis.
El 4 de junio de 1942, gravemente herido por las esquirlas y las quemaduras, Heydrich agonizaba en el hospital de Na Bulovce (Praga) víctima también de una intoxicación sanguínea provocada por los restos de la crin de caballo usada como relleno de los asientos y cuya posible solución consistía en una transfusión de sangre.
Algo que no era fácil con las reservas del hospital vacías a excepción de la sangre de algunos judíos.
Una transfusión de vida a la que el verdugo de Hitler se negó. Su frase fue: «prefiero morir a que la sangre de un judío corra por mis venas».
Entre 15 y 20 millones de personas murieron o estuvieron internadas en los 42.500 campos de concentración, guetos y factorías de trabajos forzados, en su mayoría judíos.
La película muestra la parafernalia nazi y la inutilidad del ataque y las terribles y esperadas represalias.
Un recomendable documento para repasar una parte esencial de la historia de la Segunda Guerra Mundial contada en 120 minutos…
Yo añadiría un referente español: la Trilogía Europea del Exterminio de la germanista y dramaturga, premio Lope de Vega de teatro, Marisa Esteban, que dramatiza sucesos ocurridos de 1939 a 1945 en el campo de concentración para mujeres de Ravensbrück, donde fueron deportadas decenas de miles de europeas, entre ellas más de doscientas españolas.