La presentación de “Cauce de la desolación” del poeta Miguel Galanes, tuvo su puesta de largo madrileña en el ‘Rincón de don Antonio Machado’ del emblemático Café Comercial, el más antiguo de la capital y que hace poco acaba de abrir de nuevo sus puertas.
Espacio donde la cultura está presente en cada uno de sus rincones, hasta la barra está declarada bien de interés cultural. Desde sus inicios el Café Comercial fue elegido por poetas, novelistas y pintores para sus tertulias cuyo espíritu bohemio impregna el lugar. Galanes estuvo acompañado por los escritores Juan Van-Halen y Rafael Soler.
Tanto Juan Van-Halen como Rafael Soler destacaron el gran trabajo realizado para escribir esta historia, que tiene como protagonista, a su modo de ver, a la naturaleza, y animaron a Miguel Galanes a seguir escribiendo, consolidando el paso que ya ha dado al arriesgarse con la narrativa en esta novela de cerca de 500 páginas.
El primero en intervenir en el “bautismo madrileño” de ‘Cauce de la desolación’ fue el también autor Juan Van-Halen, quien puso en valor principios importantes que se pueden encontrar en el libro y que son de suma importancia para él, como el “respeto a la naturaleza y el protagonismo de la misma en esta historia de tres generaciones que transcurre en la postguerra y años siguientes”.
Van–Halen manifestó su satisfacción porque el autor daimieleño haya abordado el género de la novela con tan fantásticos resultados, algo que a su modo de ver no pasa con los que se dedican a la buena poesía. “La poesía es verdad o no es, coincidiendo con Vicente Aleixandre que nos dejó dicho: “No hay artificio; hay verdad; nada queda en sombras; el poema es claridad”. Esa verdad, esa claridad del Miguel Galanes poeta, se traslada al Miguel Galanes novelista.
Aseguró además que “Cauce de la desolación” es una novela llena de autenticidad, una narración compleja aunque de apariencia fácil gracias a la labor del escritor, “Lo complejo aparenta ser fácil, cuando el autor acierta, como es el caso, pero solo a quien crea le es dado a conocer el coste y las angustias del alumbramiento de su criatura”.
A su juicio, Miguel Galanes tenía que escribir esta novela como una deuda contraída, primero consigo mismo, con pueblo ficticio que aparece, y que tan similar es a cualquier pueblo de La Mancha, como Daimiel, y probablemente a todos. “A sus lectores y a hombres de su tierra, de su tiempo de su vida”.
Incidiendo en el ambiente en el que trascurre la historia aseguraba que “La Mancha está presente, diría omnipresente, en la novela, de modo que el au-tor sólo podría ser manchego. Paisaje, paisanaje, incluso decires, palabras, seguiriyas manchegas que el tiempo mimó, afloran en sus páginas que guardan jugosas reflexiones oportunas -supongo que inoportunas para los políticamente correctos- sobre las interrogantes que encierra el progreso, y que nos desvelan con sabiduría el contraste entre la vida rural, muchos de cuyos valores se apagan o se han apagado ya, y la vida urbana, ese carnaval de hipocresía, avaricia y apariencia que no sabemos en qué dará pero nos lo tememos”.
Juan Van-Halen terminó su intervención asegurando que la novela no solo es una gran novela, sino que además su lectura nos hace mejores, en un tiempo falto de ideas y desnortado en muchos aspectos. “Cauce de la desolación” es un grito que resulta vivificador escuchar. Da vida, como el agua acallada por los hombres que la naturaleza echa de menos en su tierra que, no lo dudes, es la tierra de todos”.
Rafael Soler
En sus primeras palabras el escritor dio la bienvenida tanto a Miguel Galanes como a su novela. “Tipazos como Miguel de los Galanes y de la Flor, que saben hacerse transparentes cuando así se lo pide el guion, pero que siempre están, de manera que Miguel bien merece una acogida de cinco tenedores”. Además, Soler se refirió a la fotografía de portada, de Pepe Jiménez de los Galanes, y al acierto de la misma como introducción a la novela.
Se refirió a la novela como un “Libro – río, libro – cauce de los desaparecidos, libro – testimonio de todos los caídos en todas las cunetas, tres generaciones y una sola épica para contar lo que tan pendiente estaba”. En este punto, y al igual que hizo Van–Halen, quiso resaltar el buen resultado del reto de cambiar de un estilo a otro, de la poesía a la novela.
El primer manuscrito que leyó Soler llegó a sus manos en 2015, y Galanes había estado ya trabajando en él 12 años, lo que ha permitido, según Rafael Soler, un impecable estilo, premiosidad descriptiva, narrador omnisciente, mirada personal y clara vocación épica. Además, la acotación temporal y los potentes titulares como “campo abonado de miseria y de ceniza, la dura y reseca conciencia de algunos mandamases, el empecinamiento de la sequía” y, por si esto fuera poco, la forma de crecer como protagonista.
Animó al autor a seguir escribiendo y para ello tomo sus propias palabras: “Nos tiene dicho Miguel que “a la vida hay que retorcerla, rebobinarla, romperla, descomponerla, para que veamos de que partes está construida y volvamos a construír nuestro espíritu de la mejor manera”. No es temerario afirmar que a este empeño ha dedicado tres vidas enteras, la vida errante, la vida inútil y la vida de nadie. Así que a Miguel le quedan cuatro vidas, tres si descontamos “la vida entre todos”, que va pidiendo sitio”.
Refiriéndose a la trama explicó que “narra la historia a través de tres generaciones enfrentadas a un destino último y común, la desolación de saber que han vivido, que viven, un espejismo poblado de fantasmas de ese viaje del campo a la ciudad, de las promesas al engaño, de la joven ilusión inocente a la certeza de un fraude mal llevado. Nuestra dura posguerra y sus raros momentos de luz”.
Terminó sus palabras dirigiéndose al autor “Dices a quien quiera escucharte que estamos ante una novela de ventanas y puertas abiertas para que cada quien y cada cual la interprete a su manera, y tienes razón así ocurre siempre con los textos bien tratados”.
Miguel Galanes
Galanes fue fundador, entre otras cosas, de la tertulia «El Bolito», y de una manera u otra, en el Madrid de los setenta se convirtió en motor de los poetas manchegos de la capital. También en aquellos años, en el Café Gijón, junto con Vicente Presa y Fernando Beltrán creó el movimiento poético denominado «sensismo».
En el Café Comercial, Miguel Galanes, estuvo rodeado de un buen número de poetas y personalidades de la cultura madrileña entre los que se encontraba el daimieleño Vicente Carranza, el calzadeño Pedro Antonio González Moreno y, entre otros, el poeta piedrabuenero Francisco Caro, quien dijo que “es imposible ocultar que Cauce de la Desolación ha sido escrita por un manchego: por sus vivencias, por su vocabulario. Cuánto tiempo que no habíamos vuelto a oír ciertas palabras; japoteo, dornajo, mesao,… y tantas otras que aquí se hallan, y que él hace evidentes en su afán por señalar la dicotomía entre vida rural y estilo urbano, entre Lemidai, nombre en reverso de Daimiel, y Madrid”.
Galanes concluyó afirmando que con ‘desolación’ lo que pretende es “dar un empuje desde la nostalgia hacia un futuro mejor”. Tras ese encriptado mensaje de esperanza, finalmente realizó un amplio apartado de agrade-cimientos a todos los que le han ayudado e inspirado en la escritura, diri-giéndose emocionado a su mujer y finalizando el acto con la lectura de al-gunos pasajes del libro.
El próximo sábado, 24 junio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal y dentro de la programación de la Feria del Libro de Puertollano, Miguel Galanes presentará su novela junto al también escritor Eduardo Egido.
‘Cauce de la desolación’
Que bien la podríamos situar en un lugar de nombre reconocido e inolvida-ble de La Mancha, nos encontramos con un mundo engañosamente sereno, armónico y transparente. El observador omnisciente aprecia un universo con dos caras: la reluciente, dispuesta para ser mirada, la que quiere darse a co-nocer como si fuera un ejemplo a seguir y la oculta, la que nos pilla a tras mano y necesita de nuestra curiosidad para adentrarnos en sus vericuetos, como esas callejuelas malolientes, opacas y gélidas, donde perdernos con la intención de adivinar su catadura por medio de nuestras sospechas. En este apartado, un tanto oscuro y de cueva, se mueve gran parte de sus perso-najes con nombres, aunque pudieran no tenerlo. La Naturaleza es el principal protagonista.
Mientras unos ganan porque otros pierden, la fuerza de la Naturaleza, por medio del agua, la carencia de esta, la solanera, el polvo, la dureza de la tierra, el dolor y la sangre que corre por sus venas los mantienen a raya. To-dos saben que llorar en silencio los consuela, pero nada más. Tienen por cos-tumbre el desdén. Desdén entre los unos y los otros porque al final todos discurren y concurren en el mismo espacio. La ciudad, reverso de la moneda, tiene su importancia. El tiempo se mueve a través de tres generaciones mar-cadas por la historia de sus acontecimientos para terminar en un resultado común: La desolación, frente a la que se presenta un atisbo de media esperanza recargada de ironía y descreimiento; pero que ante semejantes vicisitudes no hay más remedio que ahuyentarla. Los años de la posguerra, entre los cuarenta y los sesenta, donde el contacto con la tierra les imprime un carácter de identidad moral e ilusión por salir de una deriva y bancarrota. Los años de bonanza, abocados a una falsa sociedad del bienestar, tan transitoria como vana, entre los años mil novecientos setenta y cinco y los noventa. Y, finalmente, los años del engaño y la chanza. Tres momentos en que sus personajes comparten un único espejo, un río donde mirarse para verse y no verse, un río que los arrastra, unas veces con el vértigo del agua y otras con los golpes de las piedras y la ceguera de la turba. Un único estado los identifica y los envuelve desde su varia condición: Creerse y vanagloriarse como unos iluminados en posesión de la razón y en su continua modorra mientras la fuerza de la Naturaleza, a su pesar, sigue campando a sus anchas sin que consigan hacer nada, a no ser manifestar su vergüenza entre tanto absurdo mediante el cual la vida urbana y rural se identifican. Tal vez sea el río el único personaje en esta epopeya. Y así siempre.
PROGRAMACIÓN DE EDICIONES C&G
Viernes 23 de Junio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal: Tras la inauguración de la Feria del libro en el Paseo San Gregorio, tendrá lugar la presentación de la novela de José González Ortiz “La Reina Dios”, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal.
Sábado 24 de Junio, a las 20 horas, en el Museo Municipal: Presentación de la novela de Miguel Galanes “Cauce de la desolación”, que estará acompañado por el escritor Eduardo Egido. Posteriormente, a las 21,00 horas, tendrá lugar el encuentro y firma de Galanes en la caseta de La Tienda de los Libros.
Domingo 25 de junio, a las 12,30 horas, en la Concha de la Música: Presentación del libro infantil y cuentacuentos de Nieves Fernández “abecebarrio”. Anteriormente, a las 12,00 horas, tendrá lugar el encuentro y firma de ejemplares en la caseta de La Tienda de los Libros.
Lunes 26 de junio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal: Presentación del libro de Luis Díaz-Cacho – “Cartas de Amor para Mavi”, que estará acompañado por el poeta Luis Romero de Ávila y la presidenta de la Asociación de Amas de Casa de Puertollano “El Timón”, Manoli Sánchez.
También tendrá lugar el ‘Encuentro y Firma’ de libros del escritor José González Ortiz, a las 21,00 horas, en la caseta de las librerías La Mancha y Minerva.
Martes 27 de junio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal: Presentación del libro de Manuel Ciudad Ruiz “La Villa de Daimiel 1459-1511”, posteriormente este historiador tendrá un encuentro y firma de ejemplares de sus libros, a las 21,00 horas, en la caseta de la librería Capri.
También el historiador Andrés Mejia Godeo, realizará su encuentro y firma de ejemplares de sus libros, a las 21,00 horas, en la caseta de las librerías La Mancha y Minerva.
Miércoles 28 de junio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal: Coloquio sobre la “Historia de los medios de comunicación” a cargo de Isidro Sánchez, Julio Bayo, Manuel Muñoz, Ignacio Morate y Santos González Monroy.
Jueves 29 de junio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal: Presentación del libro de Vicente de Gregorio “40 años de toreo”, que estará acompañado por el presidente del Club Taurino de Puertollano, Manuel López Rueda y el historiador Julio Bayo. A continuación, el autor tendrá un encuentro y firma de libros, a las 21,00 horas, en la caseta de La Tienda de los Libros.
Viernes 30 de junio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal: Recital de poesía “Palabra de Dios” coordinado por el poeta Luis Díaz-Cacho Campillo y en el que también participarán los poetas Elisabeth Porrero Vozmediano, Juan José Guardia Polaino, Luis Romero de Ávila Prieto, Manuel Muñoz y Na-tividad Cepeda. La música del recital corre a cargo de los alumnos de la ‘Escuela de Música Juan Cañadas’ y la ‘Banda Juvenil Juan Cañadas’ de la Agrupación Musical de Argamasilla de Calatrava. Trío de Trompas: Iván Solís, Alberto Recuenco y Jaime Fernández. Trío de Trompetas: Carlos Domínguez, Adrian Escobar y Marcos Merino. Dúo de saxo y percusión: Álvaro Alcaide y Manuel Muñoz. Al finalizar el recital poético, Luis Díaz-Cacho tendrá un encuentro y firma de ejemplares de sus libros, a las 21,00 horas, en la caseta de la librería Capri.
Sábado 1 de julio, a las 20,00 horas, en el Museo Municipal: Presentación del libro de Daniel Marín Arroyo “El Ferrocarril en la provincia de Ciudad Real”. Al finalizar la presentación el autor tendrá ‘Encuentro y Firma’ de ejemplares, a las 21,00 horas, en la caseta de La Tienda de los Libros.
Ese mismo día, el escritor Ramón Aguirre, celebrará su ‘Encuentro y Firma’ de ejemplares, a las 21,00 horas, en la caseta de la librería Capri.
Domingo 2 de julio, a las 20,00 horas: Como clausura de la Feria del Libro de Puertollano 2017, en la caseta de La Tienda de los Libros, se realizará ‘En-cuentro y Firma’ de ejemplares de libros por parte de Ventura Huertas Serrano, especialmente en los que ha participado como fotógrafo (vhserrano), que dará a conocer su exposición itinerante ‘Miradas diferentes’.