Ya sabemos que remasterizar es verificar y pasar una copia desde una grabación de soporte analógico a otra de soporte digital.
Con la finalidad de eludir imperfecciones y de mejorar el resultado final.
De igual forma sabemos que masterizar es definir el copión definitivo, del cual se derivarán las copias ulteriores de audio y de video.
Y ese copión llamado Máster es la copia verdadera. No sólo la copia primera, sino la auténtica.
En el universo de los estudios superiores universitarios se han suprimido las Licenciaturas e Ingenierías pre-Bolonia por los Grados y Máster.
Incorporando al lenguaje de las titulaciones, de nuevo el anglicismo de cierta formación y de cierta pericia.
Y es que desde la observación de los días misteriosos, todo se está masterizando. ¡Y cómo!
Hay cadenas de electrodomésticos llamadas propiamente, Cadena Máster. Sin que sean las mejores suministradoras de electrodomésticos.
Hay también, tarjetas de crédito y de compra que llevan troquelado el apellido propio como Máster-Card.
A lo que antes eran clases magistrales, impartidas por una autoridad competente, ahora se las denominan como Master-Class.
Impartidas por cualquier charlista con posibles. Que es otra suerte de maestría del Máster.
Incluso a una Obra de arte, se le llama Máster-piece.
Que deja de lado, o junto a ella a la designación francesa de Chef-d`oeuvre.
Por lo que ya unimos al Máster con el Chef.
En el campo de los fogones se habla, igualmente, de Máster-Chef que define una categoría de elaborada preparación del condumio y sus aderezos.
Y sus presentaciones, que llaman ya tontamente como emplatados.
Y tal denominación de Máster-Chef, ha saltado a las parrillas televisivas cual nuevos fogones virtuales.
Y eso que la denominación Máster-Chef nos parezca redundante.
Un Jefe-Maestro o un Maestro en jefatura.
Y que esos viejos Maestros de Oficios plurales, estén en extinción manifiesta.
Maestro de Taller, Maestro albañil, Maestro de Obrador, Maestro panadero.
Y ese dominio reiterado de la Maestría o del Magisterio aparece orlado ahora, como en las imágenes del santoral, por las estrellas Michelin.
Como sello dinástico de la nueva autenticidad viajera y gastronómica.
No estrellas matutinas, ni estrellas vespertinas. Ahora Estrellas Michelin.
Estrellas que imitan a la RAE, por eso “cocinan y dan esplendor”.
Estrellas de un fabricante de ruedas, que ahora definen la excelencia culinaria y la importancia viajera con atributos de los distintivos militares.
Que es otra forma de Jefatura, por ahora sin Máster. Aunque todo se andará.
Aunque habrá quien se consuele, al saber desde el Evangelio que a Jesús le llamaban Maestro.
Sin conocer la especialidad de su magisterio, ni la especificidad de la formación.
Igual ocurre en el mundo declinante del toreo.
Al matador o al lidiador, le conocen como Maestro.
A pesar de contar mayoritariamente, con escolarizaciones deficientes.
Sólo en el mundo de la dirección orquestal se reconocen los atributos del Magisterio con la designación del Maestro como portador de la batuta.
Maestro, Maestre, Maestrazgo y Magisterio en desuso por emanación superlativa del Máster eterno.
Así, y en esa estela creciente y abrumadora de la masterización, el mundo del tenis sólo responde a la excelencia del Master 1000.
De forma parecida se opera en el golf con sus palos y hoyos verdes, en el Máster de Augusta.
José Rivero
Divagario
Pues si supieran lo cansados, hartos, estresados, discutidos, explotados, malpagados y cabreados que andan los maestros de verdad, tendrían que llamar a los títulos «mierdas»: el mierda chef, el mierda de Augusta, la mierda card… Además, en mi época los títulos universitarios los hacían en un color marrón muy apropiado, así que un título máster sería en realidad un «título mierda». El inglés es que sirve para sacralizar, como otrora el latín y antes aún el griego. Eso al menos si andamos con propiedad semántica, porque si hablamos de la propiedad gramatical… Borrell, sin ir más lejos, acaba de publicar un libro titulado «Los Idus de Octubre» donde describe las claves del derrocamiento de Pedro Sánchez, pero idus, por más que en el DRAE sea masculino, es femenino en latín. Pero, claro, no le vamos a pedir a Borrell que sepa latín…
Eres grande, máster
Leyendo el artículo me han venido las ganas de hacer un Máster Pisto, tal como me enseñó mi maestra madre cocinera.
España tiene, junto a una de las mejores escuelas de negocios del mundo, vinculada al Opus (con unos excelentes masters para exprimir aún más a los curritos), el Máster Universal en Apertura de Ojo Trasero al ciudadano de a pie (no sé como decirlo para ser lo menos ordinario posible).
A la caterva de «profesores» en corrupción política, se han unido ahora otros «maestros» en «limpieza de corrupción». Ignacio Escolar hablaba ayer en Diario.es de cómo el Partido Podrido ha colocado a sus Espejeles y Lópeces en todos los casos importantes de corrupción que pasen por la Audiencia Nacional (os recomiendo buscarlo porque es genial). Eso sí que es hacer limpieza y no lo que hacía el Señor Kaplan (esto es solo para los que hayan visto The Black List).
Vamos, que nuestros «másteres» no solo ten enseñan a tragar cómo te ordeñan cada noche mientras duermes, sino que te meten la resiliencia (gran asignatura) en vena para poder soportar cómo la Justicia limpia y da esplendor a todos aquellos LADRONES que han estado al servicio de la Trama y que ahora viven como marajás en la lujosa prisión de Soto del Real.
Con esto que os cuento, intento explicar el por qué de ciertas cosas que están ocurriendo en España, y que no son más que la puesta en práctica de las enseñanzas recibidas en el magisterio de colegios privados, en institutos privados, en másteres de cientos de miles de euros para CEOS en los que sólo se explica una cosa: pilla sin miedo, que nosotros te protegemos. Así somos los «pilaristas», por poner un ejemplo de los más sangrantes que en su día denunció el programa Salvados. Donde salieron Cebrián, El Jarabo, Aznar, Wert, Ansón…
Mientras, en los colegios públicos, enseñamos honestidad, ecología, respeto a lo público, esfuerzo…gilipolleces…Vamos, que formamos a los nuevos pobres,que cobrarán menos que nosotros y se cuidarán muy mucho de no salir a la calle a protestar para que no les califiquen de izmierda.
A ver para cuándo los chicos de Politikon nos hacen un máster sobre participación ciudadana y que forme a ciudadanos críticos y participativos. No lo veré yo…ni los pilaristas.
Opium Dei
El valor divino de lo humano. Escriba dixit.
El Estado es incapaz de cribar el ‘boom’ de másteres y grados oficiales.
El alumno es el principal perjudicado en un sistema donde ha reinado el descontrol y se han abierto las puertas a ciertas Universidades privadas y ‘titulaciones’ que no deberían existir.
En España, hay más de 1.000 centros universitarios que ofertan alrededor de 6.000 grados y másteres.
La ANECA tiene ahora una ingente labor de acreditar que los 6.000 títulos cumplen con lo expuesto sobre el papel hace años.
El proceso para realizar el trámite es toda una incógnita…