Como tres mosqueteros Antonio Lucas, Pedro Simón y Manuel Jabois, esgrimieron su buen hacer en el periodismo para hablar en FENAVIN 2017, en Ciudad Real, de la estrecha y prolífica relación entre literatura, periodismo y vino, en un acto que entusiasmó al público, que respondió con fuertes aplausos a sus intervenciones.
Manuel Jabois, del diario El País, y Antonio Lucas y Pedro Simón de El Mundo participaron hoy en una conferencia dentro del marco de FENAVIN 2017. Bajo el título “La palabra y el vino II”, los tres, expertos en pasear entre las fronteras entre periodismo y literatura, indagaron en la estrecha y prolífica relación del vino con la creación literaria.
Comenzó el zamorano Pedro Simón estableciendo las semejanzas entre periodismo y vino, en la forma de recoger la materia prima, su elaboración, y sus tiempos. Simón sigue vendimiando con su padre en Zamora, y ve muchas similitudes en la elaboración del vino y de un reportaje.
“Hay que salir primero al campo a mancharse las manos y luego en el lagar, como en la redacción de un periódico, y prensar la uva, o sea como extraer el jugo a una historia y hacer una información. E igualmente, hace falta tiempo y gente para hacer un buen vino como para hacer un buen periodismo, aprovecho para decirlo por los tiempos que corren, por la misma razón que hay quién dice que un vino es caro sin tener en cuenta todo el trabajo que hay detrás. Sin olvidar ese gesto mágico de abrir una botella de vino, que es como cuando abres el periódico cada mañana a ver qué te vas a encontrar”, comentó.
Simón que desgranó algunas citas de los libros “Sobrebeber”, de Kingsley Amis, y “Las Uvas de la Ira” de John Steinbeck, aludió también a las propiedades curativas de la vendimia, poniendo el ejemplo de una amiga estadounidense que vino a visitarle cuando ejercía en La Opinión de Zamora, y un día de vendimia la animó, al tiempo que manifestaba el periodista castellanoleonés que le gusta mucho esa frase que dice “Dime qué vino tomas y te diré cómo eres”.
El vino es como el mar
Antonio Lucas parafraseó un verso de Claudio Rodríguez, diciendo “bienvenidos a la feria y su peligro hermoso” para narrar como “el vino acompaña al hombre a lo largo de los tiempos, pues es arquitectura, placer, riesgo, vértigo como el propio oficio de vivir”.
El periodista madrileño hizo alusión a dos libros de José Caballero Bonald, “Breviario del vino” y “Dos días de septiembre”, dejando claro como para él “el vino es como el mar, hace valiente a los incautos y héroes a los tímidos, derrotadas e inteligente”, porque para Lucas, “el vino es un balcón a la calle, es duda, no te va a despistar del mundo pero te va a hacer ver la vida con más elasticidad”.
Y añadía como “el vino te alegra la palabra, te la trastabilla, te la ilumina , anima y tiene mucho “sex appeal”, cualquier complicidad o camaradería rodeados de vinos en una mesa con amigos parece como más excitante, la vida es más fácil con el vino. El vino y la palabra siempre han ido juntos, no se puede explicar el uno sin el otro, y viceversa”.
Para beber vino hay gente pero no para sulfatar
Con tono melancólico, Manuel Jabois, de cultura vendimiadora, narró la historia de su abuelo vinatero de Ribeiro en Sanxenso. “Yo crecí con la vendimia, pisando uva antes que escribiendo, porque a la palabra y las uvas tenemos acceso todos, y podemos hacer con ellas un buen caldo, un buen texto o contar una buena historia”.
El escritor gallego fue un niño vendimiador, cuya ligazón a la tierra y al vino desde la infancia iba unida a la vida y a la muerte, y recordaba a su abuelo con mucho cariño de quien se acordaba también de su sentido del humor, él decía “para beber vino hay gente, pero, carallo, no para sulfatar”. Para Jabois, “la vida como el vino es mejor si se trabaja a fondo”,
Fenavin, espectacular y “peligrosísima”
Sobre FENAVIN, los tres la calificaron de “espectacular y peligrosísima, dicho con ironía, por el vino que circula por aquí, esto es un templo de placeres”, decía Lucas. A Jabois le ha encantado, indicando que “le despierta mucha envidia la gente que sabe de vinos, por su refinamiento exclusivo para poder discernir un vino de otro, y el gran ambiente que hay”, dice mientras un amable lector le entregó una botella de vino de regalo. Simón coincidía con los dos en que es maravillosa.