Pablo Moreno: Delicadeza de un sueño que sube las escaleras

Texto: César Muñoz Guerrero / Fotos: Lucía Zarauza Villa.- Hay una exclamación casi ruidosa en el proceso que una estrella sigue hasta alcanzar su tamaño normal. Un estallido que permite divisar su huella, no desde el instante de su nacimiento, sí cuando llega la culminación. Nosotros aparecemos primero como telarañas de fondo, porque todo va surgiendo, y luego veo a nuestro protagonista, Pablo Moreno, cantando en fotografías familiares de los cumpleaños de sus colegas de Puertollano.
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La música no es un casual, y para que viniera Empezar de cero tuvo que llegar primero Cumpleaños feliz. Ya contemplamos a sus más acérrimos admiradores, resistentes hasta el final en el concierto de Pachamama, como los buenos espectadores de cine que se quedaban a aplaudir los créditos.

Yo he creído ver en los tablados una esperanza antigua, esas que ahora no abundan, de que Pablo Moreno no estuviese hecho de huesos ni de carne, sino de trazos de grafito como los personajillos de los tebeos. Alrededor de estas palabras todo me parece disperso e inconcreto. De algún día recuerdo a un telonero de Pedro Guerra, de otro una cola multitudinaria que dificultaba el tráfico por las aceras de la calle Libertad, de otro las fotos que tiraron a Pablo en su regreso a Ciudad Real. Ahí desgranó con paciencia los vértices de todos sus temas, se alegró de reencontrarse con viejos amigos, quedó en el aire la sorpresa que guarda para la siguiente ocasión. En una de esas tomas, al final del concierto, pedía al público que dijera si había algo que él pudiese dar para que la noche fuese más redonda.

pablo1Reconozco una perspectiva rota en las fotos de Lucía y me fijo en las cosas que se han dicho; advierto la llegada de otras muchas. Sabemos que lo que hemos presenciado podría convertirse en irrepetible en los meses que vienen. Hoy que ha crecido la magia, cuando por fin somos cuadriculados dentro de sus canciones, nos iremos volviendo borrosos en mitad de unos espectadores que se multiplicarán por cientos, por miles, según vayan pasando los conciertos. Existe un trecho de distancia de Puertollano a Madrid, en todos los sentidos, y tal como él explicaba en nuestra última entrevista este viaje es de diferente condición que los anteriores. La vida tiene acontecimientos que la marcan y tenemos la consciencia de que esta gira puede ser uno de ellos.

Mi memoria irá poco a poco difuminándonos a todos, a Pablo en Alicante diciendo gracias a Salamanca y al público de Pachamama sintiendo que participa de un pequeño milagro de proximidad. Recordaré a Santos con tanta urgencia, corriendo cuesta abajo por las calles de Puertollano —los rayos de luz de sol filtrándose por una de las cuestas perpendiculares a San Gregorio— para atender alguna manifestación de última hora. Los tres alargamos la cita hablando y casi pierdo el tren de regreso. Luego será lo demás olvido. A veces los bocetos de los tebeos se transforman en guiones de película, las fotografías en alma de la niebla, y entonces el contorno de Pablo va dibujándose sobre la llanura del papel de nuestra vida.

Pablo Moreno (voz, guitarra y teclado) acompañado de Guillermo Molina (coros y guitarra). Tetería Pachamama. Ciudad Real. 23 de abril.

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